¿Qué hacemos con la inflación?
Economía Aspiracionista

Manuel Molano es un economista con experiencia en el sector público y privado. Es asesor en AGON Economía Derecho Estrategia y consejero de México Unido contra la Delincuencia. Twitter: @mjmolano

¿Qué hacemos con la inflación?

La inflación es el aumento sostenido y generalizado en el nivel de precios. Si el jitomate está subiendo en mi municipio, no necesariamente es inflación. Si sube en mi municipio, en mi Estado y en todas partes, y esta situación ocurre varios meses, ese fenómeno contribuye a la inflación, pero no necesariamente es todavía inflación; puede ser que estuvo escasa la cosecha de jitomate y los precios subieron. Si el jitomate, el brócoli, el papel verde, el azúcar, los pasteles, el plástico, el petróleo, el acero, el concreto, la pintura, los químicos, la maquinaria, las rentas, y los precios de la tierra subieron, y eso ocurre de manera sostenida durante varios meses, podemos hablar de inflación. 

La inflación, decían Hayek y Friedman (un par de señores economistas, liberales y sabios),  es un fenómeno monetario. No tiene que ver con la economía real; solamente es parte de una ficción que inventamos hace milenios para facilitar las transacciones, llamada dinero. Un querido profesor de macroeconomía en el ITAM hace tres siglos, Luis Felipe Barrón, ponía un ejemplo. Imagine que la economía produce 10 naranjas, y hay 10 pesos en circulación. Si el banco central decide acuñar otros 10 pesos, el precio de las naranjas va a subir. Cada naranja, que se compraba en 1 peso, tendrá que venderse en 2. Esa es la inflación. 

Un banco nacional, como Banco de México, con el monopolio de impresión de billetes y monedas, podría imprimir dinero por dos razones. Una, pensar que la economía está innovando, desarrollando nuevos productos, cuyo desarrollo requiere liquidez. También, podría imprimir porque el gobierno le pide que imprima y le preste, o que compre deuda pública. 

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En el primer caso, cuando las innovaciones se conviertan en productos, no habrá inflación. La liquidez se convertirá en nuevas maneras de resolver problemas de la gente y las empresas, y no habrá inflación. Los precios bajarán, por el cambio tecnológico. Ya no se necesitarán 2 o 3 personas para cargar una maleta, porque ya tiene rueditas. Ya no se necesitarán 200 litros de gasolina a la semana para un camión, porque un motor más eficiente podrá moverlo con la cuarta parte de la energía. 

Cuando la impresión de dinero financia al Estado, sí hay inflación. El Estado sale a comprar las 10 naranjas antes que nadie. Cuando los proveedores del gobierno salen a comprar, las naranjas ya no valen 1. Valen 1.20 y mañana 1.50, y pasado mañana 2 pesos. Imprimir dinero es cobrar impuestos. El Estado le extrae valor al sector privado, porque puede comprar primero que todos, y se financia con el dinero que imprimió el banco central. 

Decía Luis Felipe Barrón: no se puede elevar la productividad de un plumazo. Cuando el Estado le pide al banco central que lo financie, y este acepta, la productividad no cambió. Solamente se tomó la decisión de que el Estado compra primero, a precios bajos, y el sector privado (empresas y consumidores) compran después, más caro. 

Para evitar los efectos de la inflación, solo hay una cosa que hacer: elevar la productividad. Hay que encontrar un método para usar menos capital y menos trabajo en producir lo que vendo, para ganar dinero sin importar las decisiones que tomen el gobierno y el banco central sobre el dinero en circulación. 

En el largo plazo, crear inflación puede detonar la productividad, si todos nos volvemos competitivos. Si todos innovamos y reducimos costos, mejoraremos la tecnología y crecerán nuestros negocios, y crecerá la economía. Si todos decidimos sentarnos a esperar, pensamos que la inflación es temporal,  en un año o menos seremos más pobres. 

La inflación mata al que no innova y no es productivo. Ahora que el mundo tiene inflación porque todos los bancos centrales decidieron imprimir dinero en un momento en que producimos poco, hay que encontrar la manera de producir más y más barato. De no hacerlo, el payaso encontrará fuerzas que pensamos que no tenía y nos cargará. Seguro.

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