Un intento más para los ‘autos chocolate’
Con Sentido

Periodista zacatecana que en 2016 fundó Conexión Migrante, un medio nativo digital dedicado a la comunidad migrante mexicana y latina en Estados Unidos. Es JSK fellow y mentora en Metis, un programa para mujeres periodistas emprendedoras. Y antes que nada, mamá de Carlos Miguel.

Un intento más para los ‘autos chocolate’
Los 'autos chocolate' ya cerca de no serlo. Foto: AFP

Apenas la semana pasada se publicó el decreto para regularizar ‘autos chocolate’ en México, esos vehículos traídos tradicionalmente por los migrantes para sus familias, pero ahora usados también por el crimen organizado.

En los últimos 50 años han habido 19 decretos para regularizar estos automóviles y ninguno de ellos ha funcionado.

En todos los años que trabajé en el periódico El Economista, la postura automática era de defensa a la industria automotriz.

Los argumentos siempre han sido los mismos: trato desigual a los consumidores, así como afectaciones a la planta laboral y al sistema fiscal.

Sin embargo, siempre se nos olvida pensar en los menos favorecidos. Muchos de los migrantes o sus familias, quienes usan esos vehículos, no tienen posibilidad alguna de adquirir un automóvil nuevo en México.

Y sin considerar opiniones, ya existen en el país 2.2 millones de estos ‘autos chocolate’ que en su mayoría lo usan personas trabajadoras, campesinos y muchas familias como único medio de transporte en sus comunidades.

Sí hay ventajas

El argumento para realizar el decreto tiene lógica. Los vehículos ya están en México, pero no se tiene registro ni control de ninguno de ellos.

En los estados donde se autorizó el decreto, y otros más, hay organizaciones que le cobran a los migrantes por registros que no sirven más allá de un control político, y ya de paso, una módica cuota para la organización.

Contar con un registro público de estos vehículos permitirá tener más cuidado y control en accidentes, los obligará a usar un seguro de daños a terceros y se podrá identificar quién es el dueño. Ninguno de estos elementos se tiene en la actualidad.

Obviamente, todas las asociaciones de la industria automotriz, distribuidores, productores y autopartes pelearán para que no se haga realidad.

Se les olvida que esos automóviles ya están en México. Es urgente conocer cuántos son y a quién pertenecen, y poner reglas claras para su circulación.

Para la comunidad migrante, el decreto facilitará un proceso que ya de por sí hacen desde hace años: “llevarle una troca a mi gente”.

Pueden visitarme en www.conexionmigrante.com.

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