La colaboración de las empresas durante la pandemia
Empresas regenerativas

Es especialista en Sustentabilidad y Responsabilidad Social Corporativa. Actualmente es la directora de impacto de Hoteles BF, imparte la materia optativa de Negocios Sustentables en el ITAM y de certificaciones ESG en la IBERO. Consejera de varias organizaciones. X: @ileanalopezp

La colaboración de las empresas durante la pandemia
Foto: Mehrad Vosoughi/Pexels

Parece que fue ayer, el viernes 14 de marzo de 2020 nos informaron en nuestras oficinas y en las escuelas que tendríamos que guardarnos en nuestras casas porque el contagio del SARS-CoV-2 iba en aumento incontrolado. En esos momentos nadie sabía cuánto tiempo estaríamos aislados, contábamos con información contradictoria de cómo se manifestaba el virus y recibíamos las noticas de los hospitales llenos en Europa. Con dicha incertidumbre acatamos el mandato y nos guardamos en nuestras casas.

Sorprendidos recordamos la pandemia de influenza de abril 2009, lo tomamos con calma pensando que serían tres semanas de aislamiento. Al paso de las semanas supimos que no iban a ser solo tres semana, se necesitó de cuartos de guerra en las empresas e instituciones para empezar a definir la estrategia a seguir a corto plazo.

Como lo mencionan Paul Pohlmann y Kaj Sisodia en su artículo de What Good Business Looks Like, conforme pasa el tiempo, nos damos cuenta de que “hay situaciones que eran inaceptables o inimaginables que hoy son una realidad”.

Las empresas que no podían imaginar trabajar bajo la modalidad de agil work se vieron forzadas a enviar a sus colaboradores a casa y buscar la mejor manera de habilitar las herramientas para continuar cumpliendo con su trabajo. Las compañías que maquilan productos necesarios se vieron en la necesidad de no detener la línea de producción. Las universidades y escuelas tuvieron que aprender a transmitir el conocimiento, la enseñanza y los juegos a niños y jóvenes a través de una pantalla.

Lo que tenemos que reconocer es la colaboración, responsabilidad social que tuvieron las empresas en sus círculos más cercanos.

Nos dimos cuenta de la diferencia y brecha entre la economía formal y la informal. Entre las corporaciones grandes y las pequeñas y medianas empresas. En las compañías grandes o medianas, el director general con el área de Recursos Humanos se ocuparon de proteger y cuidar a sus colaboradores. Algunas empresas siguieron pagando los sueldos, ofrecieron atención médica, dieron información de la evolución de la pandemia, enseñaron los cuidados para ellos y sus familias, ofrecieron atención médica digital a través de telemedicina, enviaron pruebas y médicos a domicilio.

El Financiero publicó un listado de empresas solidarias, ahí destacan algunas de las acciones de empresas en México. Hubo empresas como Unilever que dieron créditos a los proveedores, los bancos como Banorte difirieron los pagos a los créditos, Airbnb ofreció alojamiento gratuito a personal de salud, Alsea brindó comida al personal médico. También vimos que otras empresas se unieron con fundaciones y se crearon fondos para comprar equipo médico necesario para los hospitales públicos.

Las pequeñas y medianas empresas, como Tierra de Monte, se esforzaron por ayudar a sus colaboradores y a sus proveedores. Pagaron por adelantado pedidos de los siguientes meses para que no se afectara la liquidez de los pequeños productores.

Algunas escuelas y universidades mantuvieron los sueldos de los profesores y redujeron hasta el 30% las colegiaturas.

La pandemia nos enseña que el camino ideal es la colaboración en nuestro sistema y apoyo mutuo.

Revisando la lista de empresas solidarias de El Financiero llegamos a la conclusión de que algunas empresas:

  • Se enfocaron en cuidar y apoyar a sus colaboradores, no faltando el sueldo ni prestaciones y habilitando un forma de trabajo remota.
  • Apoyaron a sus proveedores con líneas de crédito o pago anticipado. El sector financiero apoyó a sus clientes difiriendo las mensualidades de su crédito.
  • Reunieron fondos para comprar equipo médico y de protección para los hospitales.

Todo esto es correcto y estuvo muy bien. Ahora me queda una pregunta: ¿quién vio por el consumidor?

Las tiendas de retail se enfocaron en mejorar su servicio a domicilio, que llegara más rápido y sanitizado pero no bajaron los precios. Los hospitales privados y farmacias tampoco.

Las empresas tenemos que revisar cómo apoyar a nuestro consumidor en situaciones de crisis. Sin duda, el apoyo no puede darse por varios meses, quizá tres como lo dieron los bancos, pero ¿se podrían imaginar que las tiendas de retail hubieran vendido a costo los productos esenciales como frutas, verduras, carne, huevo, lácteos, tortillas y pan por tres meses? ¿Qué los servicios esenciales, como luz, internet, teléfono y agua, no se hubieran cobrado?

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