¿Alguien quiere a Cristiano Ronaldo?
Alioli

Es periodista y analista de datos. Ha colaborado en medios como Reforma, Chilango y Tec Review. Fue coautor del libro Ayotzinapa, la travesía de las tortugas, publicado por la editorial Proceso. También es hincha incondicional de los Leones Negros. Twitter: @ridderstrom

¿Alguien quiere a Cristiano Ronaldo?
Foto: AFP / Patricia de Melo Moreira

El mercado de fichajes estival de la temporada 2022/23 dejó una certeza dolorosa: Cristiano Ronaldo no jugará la Champions League. Por lo menos no la fase de grupo, aunque se antoja complicado que alguien arriesgue por su fichaje en enero próximo, cuando le restarán solo seis meses de contrato con el Manchester United.

Hace un año, cuando dejó la Juventus a cambio de 45 millones de euros, su segunda etapa en Inglaterra se antojaba un idilio. La gente estaba loca por volver a disfrutar de sus goles, pero Solskjær no logró armar un equipo a la altura y todo el proyecto se vino abajo. Cristiano respondía con goles, pero la tensión crecía y la gente lo miraba como uno de los artífices del desastre. Ralf Ragnick, como interino, intentó reconducir la situación, pero el equipo se fue en picada.

Vinieron las vacaciones, el cambio de entrenador con Erik Ten Hag y luego las presiones. Primero, Cristiano argumentó problemas familiares y se ausentó de la pretemporada que el equipo tuvo en Tailandia y Australia. Después, con el equipo de vuelta a Inglaterra y con la planeación en juego, decidió seguir faltando a los entrenamientos o cometer desplantes como el de marcharse del estadio antes, incluso, de que terminara el partido de preparación contra el Rayo Vallecano. Mientras tanto, su agente, Jorge Mendes, intentaba colocarlo, infructuosamente, en algún equipo que jugara Champions. Y las exigencias fueron bajando a medida que los equipos decían no.

Primero sonó el Atlético de Madrid, un trato que, de acuerdo con la prensa española. estaba muy avanzado, pero se desestimó debido a la furia de los hinchas que no querían ver a una de las figuras históricas del máximo rival portar la camiseta colchonera. Luego vino una ristra de rechazos más deportivos que económicos.

El Bayern Munich, a través de su director deportivo, Hazan Salihamidzic, aseguró que rechazaron la propuesta porque no estaban dispuestos a arriesgar su esquema de juego colectivo en favor de Cristiano. El Chelsea esgrimió los mismos motivos con Tuchel como primera persona en negarse. El PSG dijo que no podrían encajar su salario en el fair play, y que el entrenador no podría hacerle un hueco en un esquema que incluye a Neymar, Mbappé y Messi. El Nápoli, una de las últimas opciones, exigía que el United comprara a Osimehn por 100 millones de euros para costear el sueldo de Cristiano. Y en un caso extremo, el entrenador del Sporting CP, Rubem Amorim, amenazó con renunciar si Cristiano fichaba. Todo un lío.

Cristiano aún puede jugar en la élite, pero no por mucho. En el equipo al que vaya, será un tapón para el talento joven, y eso, en el largo plazo, no es redituable para los clubes económicamente. Estamos ante el cambio de paradigma: está bien que hayas sido un monstruo del gol, pero hay tipos que marcan tanto o más que tú y son trece años más jóvenes. El portugués romperá su idilio con la competición que más lo motiva, luego de 19 años ininterrumpidos, haberla ganado cinco veces y de haber roto varios de los récords más longevos del torneo, entre ellos el de mayor goleador, con 140 tantos.

La obsesión de Cristiano con su físico es una paradoja: se cuidó tanto para poder jugar en la élite hasta los 40 años y agrandar su leyenda, pero la élite es cada vez más selectiva con la edad.

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