La ‘doctrina AMLO’
Erre que erre

Licenciado en Periodismo y Medios por el Tecnológico de Monterrey y Máster en Teoría de la Cultura y Psicoanálisis por la Universidad Complutense de Madrid, España, país en el que radica actualmente desde hace más de tres años. Editor de La Península Hoy.

IG: @vicoliv X: @Victorleaks

<strong>La ‘doctrina AMLO’</strong>
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. Foto: Gobierno de México

Andrés Manuel López Obrador padece de un comportamiento que ha sido una constante en lo que lleva de su gobierno y que ha lastimado a la sociedad por ser una conducta errática (además de errada) y que en mucho abona a la polarización, uno de los grandes problemas sociales que se han acentuado en lo que va de su sexenio: “tirar la piedra y esconder la mano”.

El presidente mexicano lo ha hecho en reiteradas ocasiones en su espacio matutino, tan es así, que parece ser un patrón de conducta establecido e incluso, podríamos considerarlo como una doctrina, si nos apegamos a esa manera evangelizante que tiene el mandatario de dirigirse a las masas desde Palacio Nacional.

A través de un discurso adoctrinante por ser repetitivo, imperioso y acotado, López Obrador ataca a periodistas, medios de información y cualquier personaje u organización que no comulgue con los ‘valores’ del mandatario o su movimiento; lo sabemos, lo hemos visto y lo hemos registrado. Quien lo niegue o lo ponga en duda, probablemente no esté dispuesto aceptar que su mesías también se equivoca, y a veces de manera muy grave.

Sin embargo, preocupa más aún que el presidente que gobierna el país con más periodistas asesinados en los últimos cuatro años de acuerdo con el último informe sobre libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras -lo cual lo convierte en el territorio más peligroso para ejercer esta profesión, incluso por encima de países en guerra como Ucrania- parezca no reparar en los alcances de su discurso de polarización. 

Apenas ayer, el periodista Ciro Gómez Leyva fue señalado por el presidente en la ‘mañanera’ junto a otros periodistas “conservadores”, en lo que ya es una práctica de rutina a la que incluso se le ha asignado una sección especial donde Ana Elizabeth García Vilchis, Directora de Redes de la Vocería de Presidencia, funge como la poco diestra conductora del vergonzoso espacio denominado “Quién es quién en las mentiras”.

Por la noche, Gómez Leyva era atacado a metros de su casa en la Ciudad de México por sujetos que le dispararon a la camioneta en la que viajaba desde una motocicleta, con la clara intención de atentar contra su vida. Esta mañana, el presidente escondió la mano con la que ayer arrojaba una de las tantas piedras y se curó en salud con un discurso mesurado y tal vez demasiado corto para la gravedad de lo ocurrido y de lo que suele dedicar para atacar a la prensa durante las mañanas.

Lo hemos visto en otras ocasiones en las que los periodistas no han tenido la fortuna que tuvo Gómez Leyva de viajar en una camioneta blindada y contar con la asistencia inmediata de las autoridades por tratarse de una figura pública conocida a nivel nacional, como suele ser en los países del tercer mundo, donde la justicia y la efectividad de las autoridades es discrecional y está reservada para unos cuantos.

Este problema en la conducta del presidente no sería grave si no se tratara del presidente, sin embargo, también está enseñando algo que la sociedad mexicana absorbe a través de esa ‘aguja hipodérmica’ que es la mañanera, que es a atacar, desdeñar, agredir y señalar al contrario como desagradable o enemigo sin más argumento que la animadversión personal; mientras que para aquellos que están destruyendo las esperanzas y la vida del pueblo mexicano, Obrador parece dispuesto a otorgar abrazos a mansalva sin arrojar una sola piedra.

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