Madres, pese a todo
Archipiélago Reportera cultural egresada de la ENEP Aragón. Colaboradora en Canal Once desde 2001, así como de Horizonte 107.9, revista Mujeres/Publimetro, México.com, Ibero 90.9 y Cinegarage, entre otros. Durante este tiempo se ha dedicado a contar esas historias que encuentra a su andar. X: @campechita
Madres, pese a todo
Teresa Magueyal, madre de José Luis Apaseo Magueyal que desapareció en Celaya hace tres años. De tanto exigir justicia y pisar callos de autoridades de Guanajuato, fue asesinada a balazos, en Foto: Especial

“El amor de una madre no contempla lo imposible”.

Charles Paddock

Llegó el día de escuchar hasta el cansancio a Denisse de Kalafe, de batallar con las manualidades sorpresa que al final terminarán por hacer las propias madres, del estire y afloje de si vamos primero con tú mamá o con la mía en el caso de las parejas, de la angustia de no haber reservado a tiempo en el restaurante favorito o, peor aún, de llegar a casa de la celebrada para disfrutar de eso que cocinó desde muy temprano y que acabará limpiando por la noche o al otro día.

Son situaciones que pueden resultar un dolor de cabeza, pero que son nimiedades frente a madres buscadoras, privadas de su libertad, con discapacidad, con sus hijes en hospitales o en duelo por la pérdida de une hije.

Mientras escribo pienso en Teresa Magueyal, madre de José Luis Apaseo Magueyal que desapareció en Celaya hace tres años. De tanto exigir justicia y pisar callos de autoridades de Guanajuato, fue asesinada a balazos, en plena calle a mediodía. Son ya nueve madres buscadoras que han sido acalladas, mujeres que desde lo más profundo de su corazón sacaron la energía para no cesar en su búsqueda. 

La otra cara de la maternidad sucede tras las rejas, en el encierro y la incertidumbre, ya que muchas de las mujeres en centros penitenciarios no cuentan con las atenciones médicas mínimas. De acuerdo con el Censo Nacional de Sistema Penitenciario Federal 2022, de los 317 centros censados, solo 296 cuentan con consultorios y únicamente 59 con hospitales. En el caso de quienes ingresan embarazadas, este escenario no les asegura un buen término de su gestación o el adecuado cuidado de les recién nacidos. Y todo eso sucede entre cuatro paredes, afuera es muy probable que si la pareja está libre se desentienda o bien no permita contacto con les hijes, lo que resulta un golpe muy bajo.

Si hablamos de madres con discapacidad, tenemos una red de focos rojos a partir del reclamo: “¿cómo es posible que se embarazaran?” En gran parte de los casos ni siquiera tienen la libertad de ejercer su sexualidad libremente, por su misma condición o por el miedo de la familia, primer bache que es seguido por un situaciones adversas como amamantar, poder convivir y hasta irse de vacaciones con sus hijes. Esto último no necesariamente por la condición de discapacidad en sí, sino por un entorno que no cuenta con la infraestructura, las leyes y la conciencia.

De los momentos más duros resalto el de tener a les hijes hospitalizados con un diagnostico reservado o las madres que tienen que enterrarles. Ni siquiera hay nombre para ello, si muere tu pareja te quedas viuda o viudo, si mueren tus padres quedas huerfane, pero si muere une hije… no hay nombre, no hay lógica, ni consuelo. 

Casi dejo de lado a las mujeres que viven el embarazo para alguien más y, de facto, renuncian a la maternidad y también a aquellas mujeres que maternan sin haber parido. 

Son tantas las maneras de vivir la maternidad que recontextualizan fechas como el 10 de mayo, efeméride tan romantizada y que debemos de abrazar de acuerdo a sus/nuestras propias realidades.

Somos muchas madres, somos diferentes y para cada una deseo que el 10 de mayo transcurra de la mejor manera. Un estrujo grande para quienes están lejos de sus hijes, para quienes ya no les pueden abrazar o que simplemente no vivirán en carne propia esos nueve meses de gestación.

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