Evolución musical, ¿mejoramiento o declive?
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Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

Evolución musical, ¿mejoramiento o declive?
Evolución musical: los corridos tumbados fueron aceptados por los más jóvenes pero rechazados por las generaciones más grandes. Foto: Facebook Peso Pluma

Cuando surgen nuevas propuestas en un género musical suele haber quienes lo aplauden y quienes lo critican. Un ejemplo son los corridos tumbados, que fueron aceptados por los más jóvenes pero rechazados por las generaciones más grandes. “¿Evolución de la música? Mejor dicho es la representación de lo podrida que está la sociedad, es una deformación”, dijeron algunos detractores. 

Ante tal hecho, me pregunté: ¿la evolución significa el mejoramiento de una especie, producto o ente? ¿Cómo podemos evaluar las fortalezas y palomear como positivos los cambios que tienen? Con esa disyuntiva recurrí a la teoría más famosa sobre evolución: El origen de las especies, de Charles Darwin. 

En esta investigación, Darwin propone que los seres vivos van modificando su estructura, fisionomía y demás para adaptarse a los cambios del medio ambiente donde se desarrollan. Es decir, a través de la selección natural, las especies con los rasgos indicados para sobrevivir son las que dejan una descendencia. 

¿Qué tiene que ver con la música esta teoría? Al igual que las especies, las expresiones artísticas tienen una evolución según el contexto donde se desarrollan, es un proceso multifactorial por el cual tienen cambios para ir sobreviviendo en el gusto de la gente. 

La intención de este texto no es abordar un análisis cuantitativo sobre cómo ha cambiado la estructura de la música en las últimas décadas, sólo es proponer a la teoría evolutiva para comprender los cambios que tienen los géneros musicales con el tiempo. 

Las nuevas expresiones en géneros como los corridos, el danzón, la salsa, el reguetón y otros ritmos corresponden al contexto y a las necesidades de quienes crean estos materiales y de quienes los escuchan.

Por ejemplo, si la nueva oleada de artistas como Peso Pluma, Junior H y Natanael Cano fusionan parte de la música mexicana con rap, trap y reguetón es porque así está cambiando el mercado y sus necesidades. Si las letras hablan de excesos, violencia y aspiraciones que da el mundo del narcotráfico es porque ese es el contexto en el que se están desarrollando, y ese mundo no lo eligieron ni los músicos ni quienes escuchan su material, simplemente les tocó estar en ese contexto y hablan de lo que viven. 

¿Es culpa de la industria musical? Seguramente tendrá una responsabilidad en este camino. Aunque me atrevo a comentar que la música comercial no es signo obligatorio de deficiencia, ni la música independiente de calidad. Puede haber un sin número de expresiones, buenas o malas según el juicio de cada quien, pero habrá que respetarlas. 

Hay una cita que se le atribuye a Charles Darwin: “No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio”. 

Lo mismo podría ser para la música: no es la mejor, la peor o la más compleja la que sobrevive, sino la que se adapta mejor al ambiente actual. 

Mientras un género musical siga vivo, habrá nuevas expresiones y evoluciones, eso es un indicador positivo de salud. Nos podrán gustar o no las propuestas, pero habrá que respetarlas y entenderlas, de nada sirve enjuiciarlas, al final del día uno decide qué escuchar. 

La evolución musical no es sinónimo de “mejorar” o “empeorar”, pero sí sabemos que si un ritmo no pasa por este proceso podría ser descartado por la “selección natural”: el más apto sobrevive

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