Es momento de solidaridad y de unión
En contraste

Es senadora de la República, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos y vicecoordinadora del Grupo Parlamentario de Acción Nacional; es la primera mujer que ocupa ese cargo.

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Es momento de solidaridad y de unión
Agentes de la Marina comienzan la limpieza de una calle afectada por el huracán "Otis" en Acapulco. Foto EFE / David Guzmán

Este lunes, fui a la Organización de los Estados Americanos (OEA) a solicitar su intervención en un tema que nos preocupa a los mexicanos: la negligencia del gobierno federal en el caso del huracán “Otis” que dejó una terrible devastación a su paso por las playas de Guerrero, especialmente, en el municipio turístico de Acapulco.

El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, pronosticó el martes 24 de octubre a las 2:48 horas, es decir, 21 horas antes, que “Otis” tocaría tierras mexicanas como un huracán de alto riesgo. El gobierno mexicano también sabía de estos cambios y sabía que la vida de miles de personas corría peligro pero no lanzó la advertencia necesaria. Dejó a pobladores y turistas en el desamparo.

Era responsabilidad de la administración morenista usar la cadena nacional para decirle a la gente que se protegiera, sin embargo, no lo hicieron. No cabe duda, el huracán golpeó a Guerrero justo cuando tenemos a los gobiernos más incompetentes de la historia.

Acapulco tiene una alcaldesa de Morena, quien no avisó, no evacuó y no protegió a la población. Guerrero, tiene una gobernadora de Morena, quien no coordinó, no respondió y se escondió. Y el gobierno federal, también de Morena, no previno, no informó, no comunicó, no ayudó y no dio la cara.

Se hace necesario recordar que para el Presupuesto de Egresos de 2021, por instrucciones del Presidente López Obrador, se destruyó el fideicomiso del Fondo de Desastres Naturales, que servía para prevenir y atender las catástrofes naturales. Lamentablemente, este dinero que ha sido utilizado por el gobierno mexicano en una refinería, en un aeropuerto y en un tren, menos en atender las emergencias.

Aunado a ello, el gobierno federal rechaza la ayuda humanitaria nacional e internacional y utilizan la tragedia electoralmente, impidiendo que cualquier persona, pueda entregar víveres, cobijas, artículos higiénicos o medicinas, de forma directa a la población afectada. Prohibir, desincentivar o criticar a quienes quieren ayudar de buena voluntad no es ético ni humano.

Hoy, más de un millón de personas en Acapulco y zonas aledañas sufren sed, hambre y miedo. Muchos han perdido sus casas y todo su patrimonio.

Por ello, como senadora y presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República, solicité a la OEA su intervención para que se instale un corredor aéreo y marítimo humanitario con la finalidad de que las y los guerrerenses puedan recibir ayuda directa de la comunidad nacional e internacional; se inste al gobierno mexicano a que restablezca el fideicomiso del Fondo de Desastres Naturales; y se solicite a las autoridades mexicanas que permitan que quienes deseen ayudar puedan hacerlo, sin necesidad de la intervención gubernamental.

Lo que buscamos al acudir a la OEA es resolver la crisis que se vive en Acapulco, que se libere el paso para que llegue toda la ayuda internacional posible y reconstruir lo más rápido posible a nuestro bello puerto.

Es momento de apoyar a Acapulco y a las comunidades vecinas. Es momento de solidaridad y de unión.

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