A manera de prólogo
La terca memoria

Politólogo de formación y periodista por vocación. Ha trabajado como reportero y editor en Reforma, Soccermanía, Televisa Deportes, AS México y La Opinión (LA). Fanático de la novela negra, AC/DC y la bicicleta, asesina gerundios y continúa en la búsqueda de la milanesa perfecta. X: @RS_Vargas

A manera de prólogo

Cuando el 6 de enero de 2022 solté en Twitter la pregunta: “¿Qué tanto me conoces? Dime cinco temas de los que puedo hablar 30 minutos sin preparación…”, nunca imaginé que horas más tarde recibiría la invitación de Nadia Sanders para escribir una columna en La-Lista News. No quise pecar de soberbio y escribí que podría hablar sin parar de algunos temas que para el resto de la gente pueden ser completamente irrelevantes, como la historia de AC/DC; la importancia de la New wave of british heavy metal (NWOBHM) en la historia del género; la historia del thrash metal, Exodus y los grupos de la Bay Area; jugadores argentinos en el futbol mexicano y ciertos autores de novela negra. Dejé la pregunta abierta para que mis amigos (si es que alguno en redes sociales me considera como tal) diera su punto de vista.

Algunos de mis contactos (un par ya no lo son) agregaron media docena de temas adicionales y Nadia, colega y expareja de mi amigo Juan Veledíaz, me escribió para ofrecerme un espacio en este portal. Ella me conocía como “el reportero de deportes” y no sabía que yo tuviera otros intereses más allá de las canchas y las pistas.

Redactar una columna semanal se ha convertido en un ejercicio creativo que ha vuelto las mañanas de viernes más estresantes y las de mis domingos más entretenidas. Hace ya dos años y unos días que se comenzó a publicar La Terca Memoria en La-Lista News y parte del material que he dado a conocer por acá estará en mi segundo libro: “La tacita de mamá y otras historias de un cazador de milanesas”. Ni van a estar todas las columnas (muchas de ellas llevarán una dedicatoria), ni los textos serán los mismos. En esencia sí, pero han cambiado algunas circunstancias: algunos afectos se han ido, otros han llegado. Mi punto de vista con respecto a algunos temas ha cambiado, en otros me he dado cuenta que soy un terco empedernido. Pero siempre pienso en cómo sacarle una sonrisa a las y los lectores de esta columna, provocarles una lágrima o llevarles a la mente el recuerdo de algo tan banal como irse de pinta, algún amor adolescente o la elección de su taquería favorita.

La Terca Memoria se ha convertido en un diálogo riquísimo con familiares, amigos, vecinos, colegas y ex compañeros de escuela, desde la primaria hasta la universidad y, claro, con varios colegas que, desde Monterrey, Hermosillo, Puebla, Cuernavaca, Buenos Aires, Madrid o Los Ángeles, me hacen llegar sus comentarios y críticas, algunas de ellas muy severas y enriquecedoras.

Han sido muy celebradas las columnas en las que he tratado de rendir homenaje a colegas y maestros como Jorge Witker, Javier Sahagún y el Che Ventura, pero también a amigos entrañables como el Gordo Julio, porque, como me dijo alguien, “¡Quién no tiene un amigo impresentable y gordo!”

Agradezco de corazón a los lectores de La Terca Memoria los minutos que le dedican a leer mis crónicas, reflexiones o recuerdos, porque como columnista, mi aspiración es que cada día me lean más personas, más de las 15 que leyeron en su momento mis blogs: Mis Demonios (en La Coctelera o en Toque de Queda), Ruta 59 o Soccermanía. También ofrezco una disculpa a las personas que, voluntaria e involuntariamente, han aparecido en estas líneas o a las que despierto cada domingo con la entrega de mis columnas, pero el horario no depende completamente de mí.

Cuando pienso en lo que han sido estos dos años, recuerdo nuevamente la reflexión que hace Rebecca en algún capítulo de la primera temporada de “This is us”: “No me preocupa olvidarme de las grandes cosas, son las pequeñas las que todavía no estoy lista para soltar”.

Yo no puedo dejar ir el recuerdo del nacimiento de Camila, las vacaciones con mis hermanos o la canción que sonaba en la radio la primera vez que hice el amor. ¡Oh, perdón, de eso aún no he escrito!

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