Bordados a mano 
#LaCasadelosEspejos

Periodista. Editor de Política en La-Lista.

Bordados a mano 

“Se sienten bordados a mano, como una casta divina, privilegiada”: AMLO sobre los periodistas, 23 de febrero de 2024.

El presidente Andrés Manuel López Obrador se ha mostrado descolocado luego de dos reportajes que han sugerido que el narcotráfico financió su campaña en el 2006 y que en 2018 EU indagó posibles vínculos de aliados de AMLO con cárteles de la droga.

Para aderezar el asunto, Latinus presentó una entrevista con el jefe de Los Ardillos, quien dijo que a su paso por Los Zetas se le ordenó apoyar la campaña de AMLO en 2006.

Tres reportajes, dos acusaciones, ante lo cual el presidente opta por el camino de siempre: la descalificación del mensajero.

“Pasquín inmundo”, le llamó el presidente mexicano al que muchos tenemos como uno de los mejores diarios del mundo.

Y para rematar, decide divulgar en su conferencia matutina -pagada con recursos públicos-, el número de la periodista que le envió un cuestionario -algo que se suele hacer por práctica periodística con todos los involucrados en un reportaje.

El viernes, la periodista Jésica Zermeño le recordó que hay una ley que prohíbe hacer lo que hizo, y la respuesta del mandatario nos dejó boquiabiertos a todos:

¿Y que hacemos con la ley de datos personales?

“Por encima de esa ley, está la autoridad moral y la autoridad política” (de él).

El presidente se siente ofendido. Dice que el NYTme calumnia a mí y a mi familia, sin pruebas”.

Ahogado en el enojo, agrega el santo remedio: “Si la compañera está preocupada, que cambie su teléfono. Y ya”.

El presidente AMLO nos regala la peor de sus caras, con un discurso de un autócrata.

Él está por encima de todos, porque no es él, es México. Los que no coincidamos con su actuar es porque nos sentimos “bordados a mano”.

Su presidencia termina en menos de ocho meses, pero bien pudo haber terminado aquí: con un presidente descolocado, al que no le queda más que seguir haciendo campaña encubierta, mientras el país se le va de las manos.

Por cierto, no es que los periodistas nos sintamos bordados a mano. Es que lo hacemos es un tejido fino. Y eso, a estas alturas y con tantos paleros sentados en las mañaneras, no creo que lo entienda el presidente.

Espejos rotos: Visto en un capítulo de los Simpson: 

— Señor, temo que enloqueció de poder.

— Claro que sí, ¿ha intentado enloquecer sin poder?, es aburrido, nadie le hace caso.

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