No hay antirracismo sin Palestina o ¿por qué nos debería importar Gaza?

Estudió Relaciones Internacionales en el Colegio de México. Sus estudios se concentran en la política exterior, su intersección con los fenómenos de seguridad, las políticas drogas y los impactos diferenciados en poblaciones racializadas. Chilango, enamorado de la ciudad y de su gente. Ahora apoya en incidencia y análisis político en RacismoMX.

En todos lados: @Monsieur_jabs

No hay antirracismo sin Palestina o ¿por qué nos debería importar Gaza?
Foto: Envato Elements

Este infierno es pequeño,

más bien chiquito

chiquito pedazo de tierra sagrada

donde se calcinan los sueños

aquí las cabezas son pelotas

los dedos espinas

las piernas machetes

todo tiene filo todo corta

todo se debe

es un infierno pequeño

nos vemos las caras

sabemos nuestros nombres.

Rosa Chávez, Guatemala

Si debo morir,

tú debes vivir

para contar mi historia,

para vender mis cosas

para comprar un pedazo de tela

y unas cuerdas

para que un niño,

mientras mira fijamente al cielo,

esperando a su papá,

que se fue en un resplandor

vea el papalote,

mi papalote que hiciste,

volando alto

y piense por un momento que un ángel está allí

trayendo de regreso al amor.

Si debo morir

que traiga esperanza.

Refaat Alareer, Palestina

Al incorporarte en la lucha antirracista una de las primeras lecciones que debes aprender es que el racismo es un sistema y no sólo un momento. Los insultos, el perfilamiento, la violencia, son sus manifestaciones y les debemos combatir en el diario, pero no son su único componente. Si en algún momento de nuestras vidas queremos acabarlo, se le tiene que confrontar de frente y en su plenitud, no únicamente por momentos, no solamente por individuos, no es suficiente por partes.

Yásnaya Aguilar tiene una alegoría que no dejo de repetir. Los sistemas de opresión son como una buena crema, conoces de antemano que componentes tiene, pero al servirla en un plato los ingredientes son imposibles de separar. En el mundo sabemos que hay capitalismo, patriarcado, racismo –y su papá– el colonialismo. Pero al ver la realidad es muy difícil discernir la manifestación de un único sistema de opresión, no existen separados.

Como consecuencia directa, parte del saber por adquirir en esta lucha es la apertura de la vista. Para ser antirracista tienes que dar razón de que ninguna opresión está aislada; están mezcladas. Así, puedes ver los múltiples hilos rojos que conectan el perfilamiento racial que se vive en chicago, con desapariciones de estudiantes en el estado de Guerrero y con vuelos de la muerte en el Cono Sur.

Es fácil entender que la narrativa de un estado colonial que usa una historia, mítica, para expulsar de sus territorios a las comunidades y remplazarles con una identidad que lo abraza todo, no es muy ajena a nuestra propia historia. Como argumentaba Edgar Saïd, el sionismo se ve a sí mismo como una extensión de Europa contra la “barbarie” del Oriente Medio. Se percibe como un ente civilizador directamente opuesto a un “Oriente” en necesidad de salvarse. La “única democracia” en Oriente Medio, después de todo.

No obstante, en esta corta historia de opresión y resistencias hay un par de actores que sin querer ¿o queriendo? ejemplifican las dinámicas que hemos visto en esta región. Es que, teóricamente, nuestras opresiones están conectadas, sí, pero la relación existe de facto y manifiesto. No sólo en los ecos de los regímenes coloniales que instauran sistemas de apartheid para desplazar a una población nativa[1] o en las narrativas deshumanizantes usadas para justificar un exterminio[2] sino también en los mismos aprendizajes institucionales usados para oprimirnos.

Los mecanismos de represión al pueblo palestino no son sólo similares a los nuestros, son los mismos. Académicos y activistas han llamado a Gaza un laboratorio[3] donde se preparan las herramientas por usar para contrarrestar esfuerzos populares en todos lados. En nuestro especial caso, su implementación ha creado la llamada frontera México-Palestina.[4] Donde las mismas tecnologías se usan tanto en Belén como en Tijuana para criminalizar la migración (Elbit),[5] tanto en Jerusalén como en la CDMX para perseguir a activistas, tanto en Rafah como en Ayotzinapa para silenciar disidencias (Pegasus).[6]

El genocidio palestino no es otra cosa que la vanguardia de los sistemas de opresión que enfrentamos. Es responsabilidad de toda persona que buscan confrontarlos combatirlos a todos; un compromiso con la humanidad y con nuestro activismo. No podemos pensarnos sin Gaza; no hay antirracismo sin Palestina.


[1] Israel’s apartheid against Palestinians – Amnesty International https://www.amnesty.org/en/latest/campaigns/2022/02/israels-system-of-apartheid/ Consultado: 2024-05-12

[2] Dangers of Dehumanizing Rhetoric and Its Impact on the Palestinian People – Stratsea https://stratsea.com/dangers-of-dehumanizing-rhetoric-and-its-impact-on-the-palestinian-people/

[3] Lederman, S. (2024). Gaza as a Laboratory 2.0. Journal of Genocide Research, 1-6., D. (2006). The Gaza Strip as laboratory: Notes in the wake of disengagement. Journal of Palestine studies, 35(2), 38-55., Loewenstein, A. (2023). The Palestine laboratory: How Israel exports the technology of occupation around the world. Verso Books.

[4] Johnson, Jimmy. 2013. “A Palestine-Mexico Border” NACLA. 2013. https://nacla.org/blog/2012/6/29/palestine-mexico-border.

[5] Parrish, Will. 2019. “The U.S. Border Patrol and an Israeli Military Contractor Are Putting a Native American Reservation Under “Persistent Surveillance.” The Intercept. 2019. https://theintercept.com/2019/08/25/border-patrol-israel-elbit-surveillance/.

[6] Gharaibeh, Suhail. 2022. “Israel, Cybersurveillance, and the Case of the Ayotzinapa 43.” NACLA. 2022. https://nacla.org/israel-cybersurveillance-mexico-case-ayotzinapa-43.

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