AI, AY
Futuros alternos

Es escritor, periodista, locutor, productor de radio y gestor cultural. Sus textos han aparecido en catálogos como Crafting our Digital Futures (Victoria & Albert Museum) y Do Flex Text (Buró Buró).

Ha escrito para Vogue, RollingStone, Revista 192, Esquire, Código, El Universal, entre otros, y colaborado en Imagen Radio, Ibero 909, Reactor, Milenio Televisión, Bullterrier FM y Aire Libre FM.

X: @mangelangeles

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Hace unos días fue presentado el llamado Plan A.N.G.E.L. por parte de Marcelo Ebrard como parte del proceso de selección para ser el candidato presidencial por el Partido Morena, proceso que aquí no llamaremos pre-campaña. Guiño, guiño.

Dicha presentación llamó la atención por muchas razones pero sobre todo, por la mención de una serie de tecnologías entre las que se encontraban reconocimiento facial, identificación biométrica, sensores de patrones de movimiento corporal pero sobre todo la ya muy constante, Inteligencia Artificial o IA o AI.

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Las reacciones no se hicieron esperar. Sobra decir que las que aplauden dicha estrategia están y seguirán ahí. Del otro lado estuvieron las críticas que tomando como ejemplo los señalamientos que el uso de este tipo de tecnologías ha suscitado en países como Estados Unidos, Reino Unido y China, apuntaban a un lugar importantísimo: la manera en la que esto puede poner en peligro los derechos humanos de las personas que sean sometidas a tales procedimientos.

En el mismo orden de ideas viene a mi mente un caso ya conocido a nivel mundial y que sin embargo parece no competernos todavía, con todo y que estamos ya en un proceso electoral por demás irrespetuoso de las reglas establecidas: el llamado deep fake.

Explicación sencilla cortesía del LISA Institute: “los Deepfakes o “falsedades profundas” son archivos de vídeo, imagen o voz manipulados mediante un software de inteligencia artificial de modo que parezcan originales, auténticos y reales”.

Una problemática derivada de ello: el llamado “deep fake porn”. Un caso de orden mundial: cuando la cantante Rosalía dio a conocer que una serie de imágenes publicadas por el cantante JC Reyes eran nada más y nada menos que producto de manipulación a través de inteligencia artificial. Otra vez, ahí, ay, AI. El concepto.

Vienen a la mente de nuevo las fotos del Papa Francisco en su momento más fashionista. Portando lo que parecía un outfit recién salido de una pasarela de Moncler y que fueron dadas por auténticas por muchas personas sin serlo. Debería darnos risa saber que el mismo personaje se encuentra protagonizando gracias a la misma tecnología una serie de encuentros con personajes que parecen salidos de una película de Guillermo del Toro. Pero no: basta entrar a TikTok para darnos cuenta que hay quien da por hecho que son reales y que pertenecen a “archivos secretos del Vaticano”. Nada hay de gracioso en la manera en que se puede manipular a alguien a través de cualquier tipo de impostura.

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En el mismo orden de ideas viene un caso en el que el arte nos recuerda cómo es que la tecnología es también uno de sus cauces: hace unos días el proyecto BRKN_ENGLISH (del artista Canek Zapata) publicaba una imagen que ilustraba el resultado de pedir al hoy muy famoso CHATGPT una petición sencilla: que escribiera cómo sonaba un módem viejo. Aquí el resultado.

A riesgo de caer en lugares que pueden peligrosamente rondar lo común como los peligros que puede tener el mal uso de la IA, conviene apuntar a un lugar necesario: uno más crítico y cotidiano alejado de ese tufo de superioridad que sigue haciendo de este tipo de conversaciones necesarias una imposibilidad para quienes caminamos de a pie y vivimos a veces solo como espectadoras o espectadores cómo avanza la tecnología. Recordar que es tan terrenal como nosotros aunque pululen los émulos de Elon Musk haciéndonos creer que no. Insistir en que quien se aventure a proponer su uso para lo público -como el caso del no pre-candidato en campaña, Marcelo Ebrard- lo haga de manera informada y no solo porque alguien en su gabinete padece de tecnofilia.

En tiempos en los que la emergencia climática nos agobia a cada momento pero seguimos esperando a que un invento nos salve de ello. En tiempos en los que la crisis económica mundial nos respira en la nuca pero todavía nos parece que el “crypto” es algo que se juega en una consola. En tiempos en los que el deepfake porn ya encendió las alarmas en nuestro país,  conviene dejar de pensar en la tecnología como algo alejado de nuestro dedo índice.

Porque ya la estamos tocando aunque no nos demos cuenta.

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