Año nuevo desde la visión de Gramsci

Es política y líder de opinión. Se ha desempeñado como diputada Federal en las Legislaturas LXI y LXIII. Cuenta con más de 20 años de experiencia en análisis político mexicano e internacional. Actualmente se desempeña como empresaria, líder de opinión y columnista en diversos medios de prensa y televisión. X: @asarur IG: @adrianasarur

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Foto: Wikimedia Commons

Comienza otro año más, ya estamos viviendo el segundo cuarto de siglo de este milenio. El 2025 viene cargado un contexto político, económico y social que no es más que un resabio del año que culminó recientemente, seguimos con la guerra en Ucrania, los conflictos bélicos en Medio Oriente se intensifican, el calentamiento global continúa dando evidencias en todo el planeta como lo son los incendios masivos en la patagonia y en California y, en nuestro país, las cosas persisten de la misma manera que hace años.

Al respecto, el sociólogo italiano, Antonio Gramsci, publicó en 1916 su inconformidad hacia las fiestas del año nuevo, esta fecha predeterminada como cierres y aperturas de ciclos, de situaciones nuevas solo supeditadas al cambio de año: “[…] Estos balances hacen perder el sentido de continuidad de la vida y del espíritu. Se acaba creyendo que de verdad entre un año y otro hay una solución de continuidad y que empieza una nueva historia, y se hacen buenos propósitos y se lamentan los despropósitos, etc., etc. Es un mal propio de las fechas. […].”

De aquí que este 2025 no es un parteaguas en este ciclo de vida, pues aún persisten los males ocasionados por la Covid-19, las guerras y la desestabilidad global en su vertiente económica. La OCDE ha hecho su pronóstico de crecimiento mundial al 3.3 %, solo un poco superior al de 2024, los casos de China, Indonesia e India, así como Estados Unidos tendrán el mayor crecimiento, los países que estarán debajo de la predicción serán Alemania y Francia, los demás, incluido México, su variación será mínima respecto a sus años anteriores.

En el ámbito político ya se comienza a sentir la mano de Trump en los controles de la Unión Americana y en los del planeta. La dimisión de Justin Trudeau en Canadá, los dimes y diretes acerca del nombre del Golfo de México o los debates entre daneses y estadounidenses por Groenlandia son pequeñas muestras de ello. Los avances de Meloni en Italia, Le Pen en Francia, así como los tropiezos de Scholz en Alemania y de Macron en el país galo nos auguran un año de turbulencia planetaria.

Así, comienza un nuevo año, pero no un año mejor ni tampoco un cambio de ciclo. Gramsci tenía razón en que si no hacemos algo para cambiar lo que vivimos (individual y colectivamente), no habrá un cambio de año que nos brinde las soluciones de manera mágica. Cada mañana puede ser un “año nuevo” y un comienzo para mejorar nuestra realidad.

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