La figura materna es a la política lo que la figura de la virgen es a la religión: son prácticamente inextricables. Sin embargo, dado que el rol de las mujeres en dichos asuntos suele minimizarse, las madres solo cobran relevancia cuando son utilizadas como un arma para conquistar terreno político.
Un reporte publicado en 2022 por The George Washington University explica a detalle el papel que las mujeres han desempeñado durante el último siglo en el desarrollo de la extrema derecha en Estados Unidos y cómo se suele justificar sus acciones a través de su identidad como madres. De hecho, las mujeres tienen mayor relevancia en el aumento de los movimientos extremistas en aquel país de lo que se les reconoce.
En México, el rol de la madre en asuntos políticos se ha vuelto muy visible a través de las madres buscadoras. Según un informe de Amnistía Internacional publicado en 2025, se ha documentado la existencia de más de 230 colectivos de búsqueda. Las mujeres buscadoras son madres, hermanas y activistas que rastrean a familiares desaparecidos en contextos de violencia y trato desigual, muchas veces enfrentándose a las propias autoridades.
En lo referente al cine mexicano, en los últimos años se han realizado una gran cantidad de películas y documentales sobre este tema y, apenas este mismo año, durante la entrega del premio Ariel, el discurso de aceptación de Luisa Huertas como Mejor actriz por la película No nos moverán, que toca asuntos relacionados con la matanza del 2 de octubre de 1968, estuvo dedicado a las madres buscadoras: “Este Ariel lo dedico a todos los muertos y desaparecidos en nuestro país, y a las madres buscadoras que no se les tomó en cuenta hace unos días”.El rol de la madre en el cine mundial también ha sido representado de distintas maneras, pero ha conservado durante muchos años esa imagen de santidad que comparte con su paralelo religioso, la virgen María. Aunque en la actualidad, vuelven a aparecer diversas propuestas que pretenden desacralizar dicha imagen y quizá, al mismo tiempo, despolitizarla.
En 1999, Pedro Almodóvar lanzó Todo sobre mi madre y con esta película presentó a mujeres más terrenales que se dedicaban a los oficios más variados, que hablaban de sexo, reían de sus desgracias, y que podían tener vicios y un pasado muy oscuro, representando así a una diversidad de mujeres (y madres) a las que normalmente no se les tomaba en cuenta dentro de la narrativa de la mujer pura y perfecta.
Tampoco era la primera vez que esto sucedía, pero hoy ya es más común encontrar este tipo de historias que pretenden recordarnos que los humanos somos muchas cosas y que la mujer puede serlo también. Sin embargo, ante la realidad actual, queda la duda si acaso estas historias no tienen la intención de servir como un contrapeso en la percepción que se tiene de la mujer como sujeto político.
Hace 15 años, el director Denis Villeneuve adaptó al cine la obra de teatro “Incendios”, quizá una de las representaciones más dolorosas de una madre en el contexto del activismo político y la guerra. Hasta hoy, es imposible hablar de esta película sin sentir que el estómago se retuerce y, mucho menos, revelar los detalles de la historia a quienes no la han visto aún.
Es así como hoy, las madres en el cine también pueden ser soldados, activistas, extremistas, terroristas o asesinas a sueldo. En Una batalla tras otra, Teyana Taylor es Perfidia Beverly Hills, una madre ausente, al nivel de la figura del típico padre irresponsable que interpreta Leonardo DiCaprio, aunque esta historia tiene un giro, pues con todos sus defectos el padre se ha hecho responsable tras el abandono de la madre, una extremista que planta bombas y que traicionó a sus compañeros.
Con todo, el personaje de Perfidia es mucho más realista que otras representaciones que se han hecho recientemente de madres involucradas en actos de violencia, como Jennifer Lopez en The Mother (2023), Allison Janney en Lou (2022), Veronica Ngo en la vietnamita Hai Phuong (2019) o Toni Collette en la serie Pieces of Her (2022).
Una historia similar mostró a Sandra Bullock como una exconvicta y la supuesta asesina de un policía en The Unforgivable (2021), que quizá por un tema de vanidad la presentó como la “hermana mayor” de una niña, cuando claramente es la historia de una madre separada de su hija.
Otras películas también exploran la idea de las madres imperfectas a través de temas como el trabajo sexual, en Cuando llega el otoño (2024) de François Ozon; el burlesque, en The Last Showgirl (2024) con Pamela Anderson; el efecto negativo de la fama y los tabloides, en la noruega Armand (2024); y hasta las madres tóxicas, en Las hijas de Abril (2017) de Michel Franco y Beau is Afraid (2023) de Ari Aster.
Cierto, que los humanos somos imperfectos. No se trata de santificar a las mujeres solo por ser mujeres, y estas historias deberían producirles un sentimiento de libertad. Solamente hay que ser muy observadores cuando estas representaciones pudieran tener otra intención, pues las mujeres y las madres pueden ser muchas cosas pero no dejan de ser sujetos políticos.