Periodista especializado en crimen organizado y seguridad pública. Ganador del Premio Periodismo Judicial y el Premio Género y Justicia. Guionista del documental "Una Jauría Llamada Ernesto" y convencido de que la paz de las calles se consigue pacificando las prisiones.
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El cártel de ‘Los Verdes’, los militares extorsionadores
Un grupo de militares activos y retirados en la fiscalía general de Guerrero se enriquecieron con la devastación de Otis, acusan denunciantes anónimos. Uno de ellos está acusado de asesinar al alcalde de Chilpancingo.
Un grupo de militares activos y retirados en la fiscalía general de Guerrero se enriquecieron con la devastación de Otis, acusan denunciantes anónimos. Uno de ellos está acusado de asesinar al alcalde de Chilpancingo.
Antes de que el huracán Otis arrasara Acapulco existió a la orilla del mar una pensión de motos acuáticas a 250 metros de la estatua de Tin Tan. Era la guardería predilecta de los dueños de los departamentos cerca de Playa Larga. Y era un negocio pujante: cuando fui a repotear el desastre, Mario, el acomodador, me dijo que llegó a cuidar hasta de 60 embarcaciones, algunas con un valor cercano al medio millón de pesos.
Cuando los vientos de 270 kilómetros por hora del huracán categoría 5 destruyeron el puerto, la pensión Playa Larga sucumbió. Sólo tres motos acuáticas resistieron las ráfagas; el resto naufragó hasta coordenadas inciertas. La guardería de jetski nunca recuperó a sus clientes y cerró definitivamente sus puertas en enero de este año.
Aquel mes, trabajadores de la Fiscalía General del Estado de Guerrero contactaron a varios periodistas de medios nacionales para contar que decenas de motos acuáticas, especialmente las de lujo, no estaban perdidas, sino que estaban bajo resguardo de sus superiores, quienes esperaban revenderlas en Ciudad de México y Morelos, en lugar de buscar a sus propietarios para devolverlas. Ganar con la devastación.
La acusación —anónima— se centraba en un grupo apodado “Los Verdes”, es decir, militares en activo y retirados en puestos importantes en la fiscalía local. Ellos no sólo estaban listos para hacer negocios con las motos acuáticas, sino con automóviles extraviados, pantallas saqueadas, consolas robadas y hasta herramientas que la ciudadanía donó para los damnificados de Acapulco.
La líder de ese grupo de rapiñeros con uniforme fue señalada como la teniente coronel Sandra Luz Valdovinos Salmerón, entonces fiscal general de Guerrero, acusada de despedir injustificadamente a más de 800 empleados para colocar a sus amigos militares en puestos públicos con nóminas abiertas. Ella, que llegó al cargo en diciembre de 2021, pidió licencia en febrero de este año usando una vieja confiable cuando las acusaciones de corrupción se apilan: “cuestiones de índole personal”.
Su equipo de rapiñeros, acusaba el correo electrónico, estaba integrado por un “militar muy peligroso, agresivo y con nexos con el crimen organizado”: el capitán del Ejército mexicano Germán Reyes Reyes, entonces fiscal de delitos graves en Guerrero.
Como supuesto integrante del grupo criminal “Los Verdes”, Germán Reyes tenía la encomienda de extorsionar a los líderes de las células delictivas más prominentes del estado. A cambio de cancelar órdenes de aprehensión o darles aviso de los operativos militares, el capitán fiscal exigía dinero e incautaba vehículos de último modelo que revendía a sus contactos en el centro del país, aseguraron los denunciantes anónimos. Los mismos clientes que, luego, le comprarían las motos extraviadas de Playa Larga tras el paso del huracán Otis.
El nombre de ese militar no volvería a sonar mucho en medios nacionales hasta este martes 12 de noviembre: en un operativo secreto y exprés, Germán Reyes fue detenido en sus oficinas por elementos de la Guardia Nacional. Ya no como fiscal, sino como el recién encargado de despacho de la policía de Chilpancingo.
Cerca de las 11:30 de la mañana fue notificado de una orden de aprehensión con su nombre. Estaba detenido por el homicidio del alcalde Alejandro Arcos Catalán, cuyo cadáver fue hallado la tarde del domingo 6 de octubre.
Aquel “militar muy peligroso”, según las palabras de quienes lo conocieron en la fiscalía, está acusado de ser parte del grupo criminal Los Ardillos, de decapitar a su jefe y de idear que su cabeza sería abandonada en el toldo de una camioneta para el horror de todo un país. Todo eso mientras rendía honores de la bandera con uniforme militar.
GRITO. “Los Verdes” siguen operando. La denuncia anónima asegura que su principal punto de operación es el edificio de la Fiscalía Regional de Acapulco.