Es escritor, periodista, locutor, productor de radio y gestor cultural. Sus textos han aparecido en catálogos como Crafting our Digital Futures (Victoria & Albert Museum) y Do Flex Text (Buró Buró).
Ha escrito para Vogue, RollingStone, Revista 192, Esquire, Código, El Universal, entre otros, y colaborado en Imagen Radio, Ibero 909, Reactor, Milenio Televisión, Bullterrier FM y Aire Libre FM.
X: @mangelangeles
El infinito en el siguiente paso
La esencia pura de la vida está en las pequeñas cosas cotidianas.
La esencia pura de la vida está en las pequeñas cosas cotidianas.
El primer sorbo de un café perfecto. Perfecto en tiempo y en compañía, en espacio.
El olor y el sonido crujiente de un strudel de manzana con la receta de mamá.
Despertarse antes de que amanezca y poder apreciar el cambio de la luz y todo el sonido del silencio.
En The Joy of Small Things (Guardian Faber, 2021), Hannah Jane Parkinson recopila columnas escritas desde 2018 en The Guardian y que tienen como centro cosas cotidianas de la vida que desde el momento de su lanzamiento como proyecto editorial, se convirtieron en su “intento de presentar al lector las flores en una maraña de malas hierbas, el lila del crepúsculo, la pisada de zapato más cómoda que jamás haya existido. Inspiración para pasar todo el día sin la necesidad de enviarle un mensaje de texto a un amigo con un gif de un contenedor de basura en llamas o sentir empatía con El Grito de Edvard Munch”. Pienso en Hannah, decidida a comenzar un proyecto así sin saber en 2018 lo que se venía encima. Ella misma lo confiesa en el libro.
A quién hay que contarle que los últimos han sido difíciles. A quién hay que contarle que los tiempos hablan nuevamente de guerras y ponen comas en una lista de muertes. A nadie. Y por eso un ejercicio como el de Hannah Jane Parkinson me parece además de pertinente, ultra necesario.
Pregunto a gente que amo: “mi cama”, “mi gato”. Un pastel. Una fruta. Pienso en este México en el que tenemos las mejores. Un plato de la sopa favorita, de esa que revive. El momento de rutina de skincare. Pan recién hecho. Un poema. “La risa de mi sobrina”. Pienso en la de los míos, Diego y Matías, cuando me juegan una broma. “Ponerme una pijama nueva”.
Siguen las respuestas y me hace pensar en más cosas: cualquier capítulo de Tom & Jerry o Pink Panther encontrado al azar en internet. Una quesadilla con una rama de epazote fresco dentro. El epazote que finalmente vive feliz en mi minihuerto en casa. El paseo largo largo largo con Toro -mi perro- que surge sin planear. El olor de los libros. El 2×1 que no esperabas en cualquier cosa que no pensabas consumir.
Urge que terminen las guerras y urge frenar cualquier propagación de cualquier virus nuevo. Urge conciliar en este país que se dispone a elegir quien lo presida en el momento más polarizado de su historia. Urge encontrar a quienes han desaparecido y terminar con la violencia patriarcal que comienza con un manotazo en la mesa y termina en feminicidio. Urge que nos unamos ante la emergencia climática que estamos viviendo. Urge, urge, urge.
En medio de todo y para apuntalar más esas luchas conviene recordar, urge recordar, que tenemos ese repertorio de cosas sencillas, únicas, a la mano y a primera vista, que son el todo en su máxima expresión. El infinito, si queremos verlo, está en el siguiente paso.