Médico cirujano con más de 30 años en el medio y estudios en Farmacología Clínica, Mercadotecnia y Dirección de Empresas. Es experto en comunicación y analista en políticas de salud, consultor, conferencista, columnista y fuente de salud de diferentes medios en México y el mundo.
Es autor del libro La Tragedia del Desabasto.
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La falta de vacunas, una bomba de tiempo
Hay una bomba de tiempo que esta administración le hereda a Claudia Sheinbaum: los potenciales efectos de no haber comprado suficientes vacunas.
Hay una bomba de tiempo que esta administración le hereda a Claudia Sheinbaum: los potenciales efectos de no haber comprado suficientes vacunas.
Hace dos semanas publiqué sobre el despropósito de esta administración, al haber, a través de un brutal subejercicio presupuestal, disminuido la compra de vacunas para el esquema básico de los niños y niñas de México.
Dada la inquietud que ha generado el tema, me permito extenderlo, hablando sobre los riesgos potenciales a los que nos enfrentamos si esto no se corrige de manera urgente en los primeros meses de la próxima administración.
No me cansaré de repetirlo:
La vacunación es una de las intervenciones de salud pública más eficaces y costo-efectivas que existen.
Sin embargo, en México, la escasez de vacunas ha llegado a niveles, francamente alarmantes para los médicos de diferentes especialidades, especialmente para los pediatras.
Esta situación es una bomba de tiempo que, de no resolverse, puede desencadenar serias consecuencias para la salud pública. La vacunación no solo protege a los individuos, sino que también es crucial para mantener la inmunidad colectiva y prevenir brotes de enfermedades prevenibles.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido un esquema básico de vacunación que incluye inmunizaciones contra enfermedades como la difteria, tétanos, tos ferina, poliomielitis, sarampión, paperas, rubéola y hepatitis B; y, hay que decirlo, este esquema fue excelentemente manejado en el pasado, siendo México, uno de los países de vanguardia en vacunación en el mundo.
Estos programas son esenciales, sí, para la protección de los niños, quienes son particularmente vulnerables a estas enfermedades. Sin embargo, la escasez de vacunas en México ha dejado a muchos de ellos desprotegidos. La falta de vacunación no solo pone en riesgo la salud de estos menores, sino que también amenaza con desestabilizar la inmunidad colectiva, haciendo que toda la población sea más susceptible a brotes epidémicos.
La vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) es otro componente crucial de los programas de inmunización. El VPH es la principal causa de cáncer cervical, una enfermedad que afecta predominantemente a las mujeres, pero también puede causar cáncer en hombres. La vacunación contra el VPH en niñas y niños es fundamental para prevenir estas enfermedades. Sin embargo, la escasez de esta vacuna también ha sido evidente, lo que aumenta el riesgo de que más personas desarrollen cáncer relacionado con el VPH en el futuro.
En contraste, países como Escocia recientemente dieron a conocer estudios en donde muestran una disminución dramática en el carcinoma cervicouterino, entre la población que ha sido vacunada en los pasados 15 años.
Las vacunas actualizadas para la influenza son igualmente importantes. Cada año, el virus de la influenza muta, y es necesario que las vacunas se actualicen para proporcionar una protección efectiva. La falta de estas vacunas actualizadas podría resultar en temporadas de influenza más severas, con mayores tasas de hospitalización y mortalidad. La influenza no es una enfermedad trivial; puede ser especialmente peligrosa para los niños pequeños, los ancianos y las personas con enfermedades crónicas.
Los efectos de la falta de vacunación en diferentes partes del mundo, se han hecho evidentes en varios brotes recientes de enfermedades prevenibles. En 2019, hubo un brote significativo de sarampión en diversas partes del planeta, incluyendo Estados Unidos y Europa. Estos brotes se debieron en gran medida a la disminución de las tasas de vacunación. En Estados Unidos, por ejemplo, se registraron más de 1,200 casos de sarampión en ese año, el número más alto en más de 25 años. Estos brotes no solo representan un riesgo para la salud, sino que también tienen un alto costo económico. Los esfuerzos para controlar un brote de sarampión en Nueva York costaron aproximadamente 8.4 millones de dólares.
En México, la falta de vacunación ha estado a punto de detonar la reaparición de enfermedades que habían sido controladas o eliminadas. Por ejemplo, en 2018 se reportaron casos de difteria, una enfermedad que había sido prácticamente erradicada gracias a la vacunación. La difteria es una infección grave que puede causar la muerte, especialmente en niños pequeños. El costo de tratar a un niño con difteria puede ser exorbitante, incluyendo gastos de hospitalización, medicamentos y cuidados intensivos. Estos costos son aún mayores cuando se considera la necesidad de campañas de vacunación masivas para controlar un brote.
Las epidemias de enfermedades prevenibles por vacunación también tienen un alto costo en términos de salud pública. Además de los costos directos del tratamiento de los enfermos, las epidemias pueden abrumar a los sistemas de salud, desviando recursos que podrían utilizarse para otras necesidades urgentes. También pueden causar miedo y desconfianza en la población, lo que a su vez puede llevar a una menor aceptación de las vacunas y a una mayor propagación de enfermedades.
El costo económico de una epidemia de enfermedades prevenibles es significativo. Por ejemplo, el brote de sarampión en Disneyland en 2015 costó a las autoridades de salud pública de California alrededor de 4 millones de dólares en gastos directos. Este costo incluyó la identificación y monitoreo de contactos, la administración de vacunas de emergencia y la educación pública. Si consideramos una epidemia a gran escala en México, los costos podrían ser aún mayores, afectando no solo al sistema de salud, sino también a la economía en general debido a la pérdida de productividad y el aumento de los gastos en salud.
Así, es fundamental que se tomen medidas inmediatas para garantizar el suministro adecuado de vacunas en México. La vacunación no es solo una cuestión de salud individual, sino una responsabilidad colectiva que protege a toda la sociedad. La próxima administración deberá priorizar la compra y distribución de vacunas, y garantizar que lleguen a todas las regiones del país, especialmente a las más vulnerables.
Sí, la falta de vacunas en México es una bomba de tiempo que pone en riesgo la salud pública y la economía del país.
Es crucial que se tomen medidas urgentes para garantizar que todas las personas, pero, sobre todo, nuestros niños, tengan acceso a las vacunas necesarias, evitando así que esta bomba de tiempo detone con consecuencias devastadoras.