Académico de la Facultad de Derecho de la UNAM, socio de la firma Zeind & Zeind y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
La prolongada crisis en la Universidad Autónoma de Sinaloa
El momento que vive hoy la UAS se caracteriza por la inestabilidad y falta de certidumbre causadas por las acciones del Congreso de Sinaloa.
El momento que vive hoy la UAS se caracteriza por la inestabilidad y falta de certidumbre causadas por las acciones del Congreso de Sinaloa.
En un clima que dista de ser el óptimo desde los puntos de vista principalmente político y social, la crisis provocada por el gobierno estatal en la vida interna de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), ha escalado de manera constante hasta encontrarse en el estado en que se encuentra hoy: uno en el que las posiciones han incrementado su brecha y parecen irreconciliables.
El momento que vive hoy la UAS se caracteriza por la inestabilidad y falta de certidumbre causadas por las acciones del Congreso de Sinaloa pues, a partir de un criterio que claramente no tiene como objetivo mejorar las condiciones de esa Universidad, han decidido violar la ley y la autonomía con que cuenta ésta, que es una de las más importantes instituciones de educación superior del país.
Cabe recordar que de acuerdo con el artículo 2º de la Ley General de Educación Superior (LGES) publicada en el Diario Oficial de la Federación el 20 de abril de 2021, las universidades e instituciones de educación superior a las que la ley otorga autonomía se regirán por sus respectivas leyes orgánicas y que los procesos legislativos relacionados con esas leyes, no podrán menoscabar la facultad y responsabilidad de las universidades e instituciones de educación superior autónomas por ley de gobernarse a sí mismas. Para cumplir con lo anterior, la misma norma señala que cualquier iniciativa o reforma a esas leyes orgánicas deberá contar con los resultados de una consulta previa, libre e informada a su comunidad universitaria, a los órganos de gobierno competentes de la universidad o institución de educación superior a la que la ley otorga autonomía, y deberá contar con una respuesta explícita de su máximo órgano de gobierno colegiado.
A pesar de lo anterior, el Congreso de Sinaloa decidió poner en marcha por sí mismo la consulta prevista por el artículo 2º de la LGES los pasados 11, 12 y 13 de septiembre, aunque ello sin la participación de la propia UAS y por supuesto sin la de sus órganos de gobierno. Además, el Consejo Universitario (máximo órgano de gobierno colegiado de la UAS) no dio la respuesta explícita establecida como indispensable por las normas cuyo plazo para hacerlo venció a la medianoche del 18 de septiembre. Incluso, el choque del Congreso de Sinaloa con la UAS ya generó que la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) emitiera un pronunciamiento mediante el cual básicamente manifestó “su preocupación por las acciones realizadas por el H. Congreso del Estado de Sinaloa, relativas a la consulta a la comunidad universitaria de la UAS para reformar su Ley Orgánica”. Ahí mismo, la ANUIES solicita a ese Congreso “reconsiderar la legalidad” de aquella consulta que debió “emanar y organizarse a través de los órganos universitarios previamente constituidos y con las formalidades establecidas en su Ley Orgánica, estatuto y reglamentos”.
Es de subrayar que actualmente la comunidad de la UAS se encuentra integrada por aproximadamente 170 mil personas y que, de acuerdo con la información dada a conocer por el congreso estatal, en la multicitada consulta se recabaron las opiniones de mil 399 de ellas.
Aunado a la falta de claridad que las autoridades sinaloenses tienen respecto de los límites y alcances de la autonomía universitaria, en los tiempos actuales y en diversas latitudes se ha profundizado el desafío de no pocas de las autoridades a lo que establecen las normas y, por consecuencia, se ha manifestado el desprecio que tienen por la búsqueda de una verdadera convivencia armónica de una sociedad en la que el cumplimiento de las reglas democráticas es absolutamente necesario.
Aún más, en un estado en donde existen profundos problemas en otros rubros que solamente se siguen agravando, establecer como prioridad el control de su Universidad deja claro el serio extravío en el que se encuentra el gobierno local.