Se anticipó como uno de los graves riesgos ante la decisión de improvisar jueces bajo criterios de popularidad en una elección absurda.
Hablemos del contexto, hay regiones del país en las que sin mediar campañas políticas es evidente que grupos delictivos ampliamente conocidos son apreciados entre la zozobra, desafortunadamente tampoco faltan convencidos que ceden ante las apologías del llamado camino fácil. Suelen repartir despensas y juguetes en Navidad, regalan efectivo para sellar silencios, recorren plazas públicas con desfiles de autos artillados para desafiar a las fuerzas armadas y algunos hasta logran registrarse como candidatos a puestos de elección popular respaldados por partidos políticos con registro nacional.
Es parte de la rampante impunidad que sufre México, tolerada y hasta promovida por gobiernos que han negociado con el mismísimo diablo. Fue una práctica que infectó durante décadas a otros partidos, sin embargo fue hasta la administración de Andrés Manuel Obrador con Morena que avanzamos un escalón hacia la perdición con la narrativa que envalentonó al crimen y extendió sus alcances. El “mesías” tuvo más condescendencia con los cárteles de la droga y sus líderes que con la Suprema Corte de Justicia y los jueces de distrito que resolvieron suspensiones adversas a su gobierno. Lo dijo él desde sus conferencias mañaneras durante ese sexenio: “Los delincuentes también son pueblo”, “los voy a acusar con sus papás”, “cuando voy yo, respetan”. Tras la elección presidencial de 2024 prácticamente felicitó a los delincuentes que tienen asolado al país “durante la jornada se portaron muy bien”, dijo con espeluznante cinismo.
Te puede interesar: Perdimos el Estado de Derecho
El obradorato normalizó el colapso en nuestra seguridad: “Los homicidios no son indicadores de violencia”, “los delincuentes son seres humanos que merecen también nuestro respeto” y como remate su ocurrencia más indignantes en un México salpicado de sangre “abrazos no balazos”. El ofrecimiento original fue la pacificación, pero la intención siempre fue entregarles la plaza y por eso se sienten más cómodos con un régimen que exalta la impunidad. Si a esto sumamos la serie de baladronadas en las que poderosos hampones han humillado a las fuerzas armadas, tenemos como resultado un desastre porque sufrimos indefensión ante narcotraficantes, secuestradores, asaltantes y extorsionadores, entre otros muchos otros especialistas del terror.
Algunos se podrán indignar, pero Donald Trump tiene razón cuando acusa que “México está gobernado en buena medida por los cárteles”. En la coyuntura previa al anuncio de los aranceles, por ahora suspendidos, el republicano sentenció: “Las organizaciones del tráfico de drogas tienen una intolerable alianza con el gobierno de México”. Más claro, imposible mister president.
En la narrativa oficial se ha mostrado más indulgencia hacia los capos del crimen que hacia el Poder Judicial de la Federación que vive sus últimos meses de independencia. Hay más rencor contra la ministra Norma Piña que contra los chapitos, el cártel Jalisco Nueva Generación o el “Mayo” Zambada que truena los dedos desde prisión para desatar inmediatas intervenciones de las estructuras federales y hasta en la Fiscalía que encabeza Alejandro Gertz. Zambada busca regresar a México para evitar la rigidez de un sistema que no controla y una eventual pena capital. La capacidad de reacción a los pedidos expresos del capo sustraído contra la voluntad gubernamental es sorprendente o más bien, esa benevolencia ya es parte de la normalidad en la ficticia transformación.
Hay más beligerancia contra los jueces que defienden sus decisiones de amparo que contra los narcos que sofocan las principales ciudades norteamericanas con metanfetaminas cocinadas en México. Esto es comprobable con una revisión básica de las declaraciones lanzadas desde el atril mañanero. Ismael Zambada amaga con exhibir complicidades que serían devastadoras para algunos legisladores, gobernadores, secretarios de estado y para el ex presidente que parece ya se cura en salud fuera del país. Que nadie peque de ingenuidad, se podrían demostrar circunstancias de modo, tiempo y lugar respecto al contubernio. Es muy probable que haya videos y otros elementos contundentes que cimbrarían al nuevo PRI representado en Morena y si no hay que preguntarle a Rubén Rocha Moya, el cadáver político que se pudre en Sinaloa.
Te puede interesar: Tres canallas
Con tantos antecedentes brinca a la escena nacional un nuevo indicio con los defensores jurídicos que gustan de atender a clientes de alto riesgo. A la cúpula del partido de Estado le resultó cita con fotos y las bitácoras de reuniones que salpicaron el lodazal en Palacio Nacional. Dentro del trabajo de inteligencia que se realiza en los Estados Unidos con vuelos de aviones espías incluidos, se tienen ya dibujados en el tablero a gobernadores que presuntamente colaboran con criminales de alto impacto, comenzando por Sonora, Guerrero, Tamaulipas, Sinaloa y las Bajas Californias, entre otros.
¿Qué sigue? Ese galimatías de elección judicial en junio sobre el que no hay filtro para evitar que algunos malandrines sean investidos como juzgadores federales en el teatro de la unción popular. Como dicen por ahí, ya están los resultados, sólo falta la elección.
Y en ese esquema de complicidades debemos obligadamente referirnos a uno de los asesores jurídicos de Israel Zambada alias “El Mayo” y debo aclarar que no me referiré a los litigantes que llevan esa representación ante los juzgados en México y los Estados Unidos, sino a uno de los consejeros de nombre Juan Pablo Penilla Rodríguez socio del mismo despacho de la defensa. Penilla se enfoca en las relaciones políticas siempre necesarias para un litigio de esta naturaleza, este sujeto ha recibido trato preferencial en el Congreso de la Unión, el partido del gobierno lo llamó en 2023 “Embajador Internacional por la Paz”. De las fotos que han circulado, prefiero ser de los que opinan que no constituyen necesariamente pruebas de cercanía, pero sin duda son indicios frecuentes de las pasarelas en las que han participado personajes como Ricardo Monreal, Pedro Haces, Américo Villarreal y Félix Salgado Macedonio. Ante el escándalo vinieron los deslindes del gobernador de Tamaulipas y Luis María Alcalde, dirigente Nacional de Morena.
Viendo hacia adelante imaginemos por un momento la clase de pillos que podrían resultar “ganadores” en las elecciones de junio para cubrir las vacantes de jueces de distrito y magistrados de circuito, uno de los graves inconvenientes planteados en la reforma judicial que acabó con la carrera judicial. Y hago un paréntesis para referirme brevemente a una nota publicada por la periodista Beatriz Guillén en el diario “El País” en la que expuso el dramático caso de la señora Rosalinda Ávalos, madre de 2 hijos asesinados que irrumpió en el Congreso de San Luis Potosí en el momento en que se preparaban las listas de candidatos a la elección judicial. La valiente madre de familia increpó públicamente a los legisladores para denunciar que Sabás Santiago Ipiña, considerado para ir directo a la boleta electoral en esa entidad estaba presuntamente vinculado al crimen organizado y además lo señaló como involucrado en los homicidios de sus hijos. La oportuna acción propició que fuera sacado de la lista de aspirantes, pero sin esa intervención nadie habría impedido que fuese incluido como elegible para eventualmente convertirse en juez de oralidad en materia penal en San Luis Potosí. ¿Cuántos casos similares que hasta hoy pasan desapercibidos tendremos rumbo a la desafortunada encrucijada?
EDICTOS
Sobre la muestra de la boleta electoral presentada por el INE que encabeza Guadalupe Taddei, con la que se votará a los candidatos a ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia hay varios aspectos a considerar. Engorrosa, mal diseñada y poco clara para aparentemente definir lo que les aseguro ya está decidido desde el Ejecutivo Federal. Si al ciudadano promedio a veces le cuesta trabajo marcar una sóla opción con las coaliciones y repeticiones de logotipos de los partidos, ahora imagínense para este caso concreto señalar 10 opciones entre 64 nombres en una sola boleta. Según las reglas del teatro electoral, quien más reciba votos en presidirá la Corte del bienestar, en esa encarnizada lucha parece que Jazmín Esquivel se va rezagando en el apoyo que pretende obtener de Morena, dicen por allá que es demasiado “fifí” para el público militante. En ese sentido entre más ignorante y burda mejor, ahora ya saben quien llevaría ventaja en el dedazo que viene. Y esta es la boleta sencilla, esperen sentados las de jueces y magistrados.