Crea fama y échate a morir
De Realidades y Percepciones

Columnista. Empresario. Chilango. Amante de las letras. Colaborador en Punto y Contrapunto. Futbolista, trovador, arquitecto o actor de Broadway en mi siguiente vida.

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Crea fama y échate a morir
Foto: EFE/ Mario Guzmán

Mientras en este sexenio han sido asesinados más de 60 activistas proderechos humanos y defensores de la tierra, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales emite un comunicado preguntando: ¿dónde estaban los pseudoambientalistas cuando hace años empezó la verdadera devastación del sureste?

No cabe duda de que la empatía por las causas transversales y el tacto no son cualidades de este gobierno.

Mientras los periodistas son asesinados, el gobierno lanza embates contra el periodismo y ataca al mensajero.

Mientras las mujeres alzan la voz, el gobierno levanta muros y señala al feminismo de responder a otros intereses.

Mientras los niños y niñas reclaman medicamentos contra el cáncer, el gobierno los acusa de ser parte de un golpe blando.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador es un gobierno que reacciona en defensa propia antes de defender la verdadera causa. Defiende a toda costa la percepción y popularidad por encima de la realidad. Ataca y contrataca.

No es tema menor en el México que vivimos. El uso de un lenguaje lleno de injurias y descalificaciones es grave, pero desde las instituciones y funcionarios del Estado es mucho más peligroso.

La palabra es creadora y el encono social se avala desde las instituciones que nos representan.

Los constantes discursos de resentimiento del presidente y de un grupo de opositores son la llama perfecta para incendiar las sobremesas, encender las barras en los estadios, alentar los linchamientos y desgarrar el tejido social.

Odio disfrazado de abrazos. Pseudomensajes fraternales. Construcciones de paja. Falsa reconciliación. Lanzas de fuego en una sociedad de pastizales secos. Hojarasca.

Aquí el riesgo está latente. El riesgo que ya es dolor. La violencia que toma vidas y avanza destruyéndolo todo.

No importa que le cortes la cabeza, la violencia se multiplica. Se regenera. Se fortalece con la impunidad. Se envalentona con los discursos de odio. Se adueña de la muerte y camina sin que nadie la controle.

No es mentira ni se exagera.

Hace muchos años sembramos violencia por todas partes.

La siembra el presidente desde Palacio Nacional. Lo hace Gabriel Quadri desde una falsa oposición. Lo hace Mario Delgado al llevar un ataúd a las puertas del INE. Lo hace Gilberto Lozano. Lo genera el grito homofóbico. La broma racista. El comentario misógino. La ocurrencia clasista. El discurso polarizador.

Sembramos violencias, escondemos la mano y nos sorprendemos de las consecuencias. Causa y efecto.

Por eso no es de sorprender que al caer tres letreros publicitarios en el aeropuerto de Cancún, turistas, trabajadores y personal de seguridad asumieran que se tratara de una balacera.

No es paranoia lo que sientes. Bien pudieron ser ráfagas de balas perdidas.

Un incidente que en otros países hubiera sido atendido por trabajadores de mantenimiento, en México, los primeros en llegar fueron los elementos de la Marina.

Crea fama y échate a morir.

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