Doctora en Comunicación y Pensamiento Estratégico. Dirige su empresa BrainGame Central. Consultoría en comunicación y mercadotecnia digital, especializada en tecnología y telecomunicaciones. Miembro del International Women’s Forum.
La propiedad de los datos y la teoría de sistemas
Nuestros datos se han convertido en moneda de cambio.
Nuestros datos se han convertido en moneda de cambio.
En la era digital, los datos se han convertido en el activo más valioso. Se recopilan de manera constante y masiva a través de las plataformas digitales, permitiendo a las empresas conocer nuestros hábitos de compra, estilos de vida, emociones y más. Pero surge una pregunta clave: ¿A quién pertenecen realmente nuestros datos? ¿Por qué están bajo el control de otros?
La teoría de sistemas nos ofrece una herramienta útil para entender cómo los datos, como variables dentro de un sistema dinámico, interactúan con diversos actores en el ecosistema digital. En este sistema intervienen los consumidores, que generamos los datos; las empresas, que los procesan y utilizan; los gobiernos, que los regulan; y las plataformas que almacenan y gestionan esta información. En este complejo entramado, los usuarios perdemos el control sobre nuestra propia información, quedando forzados a entregar datos de manera casi automática, sin poder cuestionar su uso.
Nuestros datos se han convertido en moneda de cambio, generando ganancias tanto económicas como políticas para las empresas que los gestionan. Esto crea una preocupante asimetría de poder, donde la manipulación de la información que consumimos y de los productos que elegimos escapa de nuestras manos. Todo esto se justifica bajo términos y condiciones que pocos leen y aún menos comprenden. Si aplicamos la teoría de sistemas, la falta de retroalimentación y regulación crea un entorno digital alarmante en términos de la propiedad de los datos y su privacidad.
La tecnología ofrece alternativas viables, como el blockchain, que permite rastrear de manera transparente y colaborativa la gestión de los datos. ¿Por qué no implementar este tipo de soluciones para asegurar que todos sepamos cómo se manejan nuestros datos? Incluso la inteligencia artificial y el aprendizaje automático podrían ayudar a gestionar el uso de los datos, evitando violaciones a los derechos y garantías individuales.
Como en cualquier sistema complejo, el diseño de controles adecuados podría asegurar el equilibrio en el funcionamiento de la era digital. Esto evitaría la pérdida en la confianza de los usuarios, quienes ya sienten que han perdido soberanía sobre su propia información. La implementación de estas medidas también podría reducir la ciberdelincuencia, gracias a la trazabilidad de los datos, permitiendo identificar accesos sospechosos o no autorizados antes de que se produzcan robos de información.
Una regulación basada en la teoría de sistemas fortalecería la protección de los datos a nivel global, estableciendo responsabilidades claras entre todos los actores de la era digital. Esta perspectiva sistémica implicaría colaboración, estructura y retroalimentación bajo una gestión de consentimiento personalizada, fomentando una mayor conciencia sobre los riesgos y protegiendo el uso adecuado de la información.
A pesar de la normalización en la entrega descontrolada de nuestros datos, su propiedad no puede ni debe ser monopolizada. Debemos garantizar que este recurso tan valioso sea distribuido de manera equitativa, asegurando que en esta era interconectada se promueva la cooperación y la equidad, de modo que todos podamos disfrutar de los beneficios sociales y económicos que la tecnología ofrece.
Como usuarios debemos ser más activos en la defensa de nuestros datos y derechos digitales no aceptando términos y condiciones para su uso que sean confusos, sin comprender sus implicaciones. Debemos exigir transparencia y acción por parte de los gobiernos y organismos internacionales para la creación de regulaciones que promuevan la protección de nuestra privacidad en la era digital, sólo así lograremos la soberanía de nuestra información.