El problema de las ‘burbujas’ de Covid en las escuelas de Inglaterra
Un aula vacía en la escuela St Ambrose Barlow en Wardley, Salford. Foto: Christopher Thomond / The Guardian

De los 1,200 estudiantes que deberían haber estado el viernes en el colegio Newman Roman Catholic en Oldham, Inglaterra, solo la mitad estaba en sus asientos. En las últimas tres semanas se han registrado 33 casos positivos de Covid-19 entre los alumnos y la velocidad a la que se está propagando el virus va en aumento, pero la abrumadora cantidad de niños en casa no están enfermos. Se encuentran en autoaislamiento.

Newman es una de las escuelas más afectadas del distrito, donde hay una tasa de contagios de 460 por cada 100,000 personas (en comparación con el promedio nacional de 172). La cifras totales del colegio Oldham muestran que 6 mil 245 niños se autoaislaron el viernes (14% de los estudiantes), la cifra es mayor en comparación con los 4 mil 109 que se registraron nueve días antes. Con 400 empleados y un total de 199 ‘burbujas’ apagadas (el plan para reabrir las escuelas considera dar clases separadas a grupos denominados ‘burbujas’. Si un alumno tiene síntomas, la ‘burbuja’ se va a casa), algunas escuelas enfrentan dificultades para seguir abiertas.

Si dependiera del director Glyn Potts, todos sus estudiantes, el 41% de los cuales provienen de entornos desfavorecidos, estarían en la escuela, excepto los que tienen Covid-19.

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Se estaría monitoreando de forma regular el contacto directo en clase, en el autobús escolar, en el receso y se enviaría a los estudiantes que dieran positivo a casa, pero hasta entonces permanecerían en el lugar donde él sabe que están seguros y aprendiendo. Es un enfoque que el gobierno ha puesto en marcha como parte de un programa piloto: la retroalimentación fue positiva en meses anteriores, pero los resultados finales están lejos de ello.

Al otro lado de Manchester, en la preparatoria St Ambrose Barlow en Swinton, el director Ben Davis ha registrado 40 casos en las últimas tres semanas y 191 alumnos se encuentran en casa en autoaislamiento. El viernes pasado fueron más de 300, equivalente un tercio de la comunidad estudiantil. Cada día manda un comunicado a los padres informándoles sobre cuántos casos hay, quiénes pueden ir a la escuela y quiénes deben permanecer en casa.

Se está volviendo cada vez más complicado y algunos padres comienzan a frustrarse. La carta del jueves decía:

“4 de julio: Alumnos del grupo 9B y cuatro estudiantes de la clase de Tecnología terminan autoaislamiento y regresan a clases el lunes 5 de julio.
3 de julio: 15 alumnos de primero de preparatoria terminan autoaislamiento y regresan a clases el 5 de julio. A los estudiantes que regresan el viernes 2 de julio ya se le ha comunicado a través de una carta.
4 de julio: Alumnos del grupo 9J terminan autoaislamiento y regresan a clases el 5 de julio.
5 de julio: Alumnos del grupo 9C terminan autoaislamiento y regresan a clases ese mismo día.
6 de julio: Alumnos del grupo 8M y otros seis estudiantes terminan autoaislamiento y regresan a clases el martes 6 de julio.
11 de julio: Alumnos del grupo 8C y otros siete estudiantes terminan autoaislamiento y regresan a clases el 12 de julio”.

El gobierno mencionó esta semana que le gustaría retirar las ‘burbujas’ de aislamiento de las escuelas porque estaban causando inconvenientes y muchos niños que están completamente sanos pierden la oportunidad de aprender presencialmente. De acuerdo con la última información gubernamental, esta semana 375,000 estudiantes no asistieron a la escuela en Inglaterra, un 400% más que el mes pasado.

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Davis coincide en que es frustrante tener que enviar ‘burbujas’ de niños a casa por 10 días después de registrarse un caso positivo, pero considera que tiene sentido porque casi en seguida se confirman otros casos provenientes de la misma ‘burbuja’. También ayudó a que la educación a distancia fuera más efectiva, y así los profesores pudieran atender a toda la clase, en lugar de dividir su atención entre los niños que estaban en la escuela y los que estaban en casa.

“La lógica de las burbujas tiene sentido”, menciona Davis. “El hecho de que se deshagan de las burbujas la próxima semana se siente muy precipitado e imprudente. Mi opinión sobre si las burbujas deberían dejar de usarse, y en muchos aspectos me gustaría que eso pasara, es que alguna otra medida de protección debería reemplazarlas en la escuela”.

“Si no es así, lo que realmente estamos diciendo es que estamos preparados para juntar a los estudiantes y a los trabajadores de la educación y ponerlos en un mayor riesgo. Todavía se ven altos niveles de contagios y no sabemos cómo será en septiembre”. Si se aplicaran las pruebas masivas, comenta, tendrían que avisar a las escuelas con tiempo para prepararse.

Faltan solo tres semanas para que se termine el curso de verano, pero Potts quiere ver el cambio ahora. Él no ha enviado a ninguna burbuja (300 estudiantes) a casa desde febrero, pero si rastreamos el contacto directo significa que el número de alumnos en autoaislamiento aumentaría. “Me ofende mucho el comentario de que las escuelas están muy impacientes por enviar a los niños a casa, lo cual es absolutamente opuesto a la verdad”.

“No puedo dar por perdidas las siguientes tres semanas. Mis niños necesitan esas tres semanas”. Muchos de sus estudiantes están en situaciones vulnerables y le preocupa que caigan en manos de pandillas o de traficantes. “Ayer lloró un alumno”, comenta. “Es la tercera vez, señor. La tercera”.

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Potts se quiebra, se escucha a punto de llorar. Se disculpa y continúa: “Es la tercera vez que me envían a casa, señor. No quiero ir a casa. Me siento solo”.

“Ahí afuera tienes que ponerte estricto y decir: ‘Lo siento hijo, tienes que regresar a casa hoy. Es para mantenerte a salvo’. Pero el apegarse simplemente a las reglas implementadas desde marzo me parece que no ha mejorado junto con la implementación de la vacuna o, efectivamente, nuestro conocimiento de cómo funciona se basa en los términos del virus”.

Mientras hablamos hace un hermoso día soleado en Oldham. “Rara vez vemos el sol”, comenta Potts, quien admite que a pesar de todos los controles que hacen él y los empleados para verificar que los estudiantes se encuentren en autoaislamiento, no puede garantizar que están en casa todo el tiempo. “No me sorprendería saber que algunos han ido al parque porque es la naturaleza humana. ¿Seguramente sería mejor tenerlos en la escuela, no?

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