Los Pandora papers revelan las riquezas ocultas del círculo íntimo de Putin
Vladimir Putin, su amigo Gennady Timchenko (a la izquierda) y Svetlana Krivonogikh, de quien se dice fue la amante del presidente. Ilustración: Guardian Design

En septiembre de 2003 se realizó una transacción secreta. La ubicación era Mónaco, un paraíso fiscal asociado con las personas ricas internacionales. Concretamente, un bloque exclusivo justo debajo de su lujoso casino. Un departamento cambió de manos. Un notario local firmó el acuerdo. Precio de compra: 3.6 millones de euros. Por este precio, el comprador obtuvo un lujoso departamento en el cuarto piso, dos cajones de estacionamiento, un almacén y el uso de la alberca del complejo Monte Carlo Star.

Desde el balcón, el nuevo propietario podía contemplar el resplandeciente puerto deportivo de Mónaco, repleto durante el verano de superyates flotando. La seguridad garantizaba que los habitantes no se vieran molestados por los turistas que circulaban por un minijardín construido en el techo del complejo. También se escuchan sonidos, placenteros: el estruendo de los helicópteros que transportan a los recién llegados desde el aeropuerto de Niza y el chirrido de los pájaros.

La identidad del comprador del departamento era un misterio. El “comprador” oficial era una empresa offshore que figuraba en las Islas Vírgenes Británicas (BVI), Brockville Development Ltd. Brockville a su vez era propiedad de otras dos entidades registradas en Panamá: Sefton Securities y, posteriormente, Radnor Investments SA. Para los forasteros, los acuerdos se parecían un poco a una muñeca rusa, con el beneficiario final escondido bajo capas.

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El complejo Monte Carlo Star tiene vistas al puerto deportivo de Mónaco. Foto: David Bagnall/Alamy

Gracias a Pandora papers, The Guardian puede identificar al comprador del departamento: una mujer, de 28 años en 2003, y en ese momento desconocida. Su nombre: Svetlana Krivonogikh. En el transcurso de algunos años, alrededor del cambio de milenio, Krivonogikh se volvió extremadamente rica. Adquirió un departamento en un prestigioso complejo en su ciudad natal, San Petersburgo, propiedades en Moscú, un yate y otros activos, con un valor estimado de 100 millones de dólares.

¿Cómo se explica su ascenso de cuento de hadas? De acuerdo con los medios de comunicación, el origen de Krivonogikh es modesto. Creció en una vivienda comunitaria, compartiendo cocina y baño con cinco familias.
Krivonogikh fue estudiante de negocios y trabajó como empleada de limpieza en una tienda. Después, a finales de la década de 1990, parece haber conseguido un benefactor: Vladimir Putin.

En 2020, el sitio web de investigación Proekt, uno de los pocos medios de comunicación independientes que quedan en Rusia, afirmó que Krivonogikh entabló una amistad con Putin cuando este fue vicealcalde en San Petersburgo. Se convirtió en la amante de Putin, según afirmó.

Independientemente de la naturaleza exacta de su relación, parece que fueron muy cercanos. Las escasas pruebas públicas indican que viajaron juntos en los mismos aviones, por ejemplo, mientras Putin ascendía hacia el poder. En 1998 se convirtió en jefe de la agencia de espionaje FSB, después en primer ministro y, en 2000, en presidente como sucesor de Boris Yeltsin.

Tres años después, en marzo de 2003, Krivonogikh dio a luz a una hija, Elizaveta, o Luiza. Proekt ha afirmado que Putin es el padre de Luiza.

El Kremlin no ha realizado ningún comentario. Putin no habla de su vida privada. Él y su esposa, Lyudmila, que tiene dos hijas, Masha y Katerina, se divorciaron en 2013.

Después de la publicación de la primicia de Proekt, Luiza participó en los foros de las redes sociales. En su Instagram aparecen imágenes de fiestas, amigos de familias influyentes y viajes en jets privados. Luiza siempre ha eludido las preguntas sobre Putin. Ella y su madre no respondieron a las preguntas planteadas por The Guardian.

Las figuras políticas tienen derecho a una vida privada. Pero la historia de Krivonogikh no se trata simplemente de un supuesto romance que se esfumó hace tiempo. Se trata más bien de una cuestión de dinero y de cómo, de acuerdo con Pandora papers, algunos miembros del círculo íntimo de Putin utilizaron Mónaco como un centro discreto para sus asuntos financieros. También se trata de geopolítica. El príncipe Alberto, gobernante de Mónaco, tiene una buena relación con Putin.

En las últimas dos décadas, ha crecido la influencia rusa en Mónaco. “Se ha convertido en Moscú-en-el-Mar. La mentalidad es presumir”, dijo Dominique Anastasis, un abogado local. Los extranjeros, incluidos los rusos ricos, se sintieron atraídos por el clima cálido y la ausencia de impuestos, comentó. “Nadie pregunta de dónde viene tu dinero. No existe la cultura de la comprobación. No se realizan declaraciones de impuestos“.

La transacción secreta del departamento también es una historia de la Rusia moderna: cómo un grupo muy unido de ambiciosos oficiales del KGB recurrió a un paraíso fiscal para enriquecerse: espías que llegaron desde el frío, según la frase de John le Carré.

Contabilizar la discreción

Al pasar por el casino y el Hôtel de Paris de cinco estrellas, con sus Rolls-Royce y Lamborghinis, llegas a la Rue de Lilas. Desde el número 4 al 6 se encuentran las oficinas de Moores Rowland. Un despacho profesional de contabilidad e impuestos, que está relacionado con una red de sociedades de abogados y proveedores de servicios offshore en todo el mundo. Desde el exterior no se ve mucho más que un agradable jardín en la azotea.

La empresa está dirigida por un británico, Eamonn McGregor. Los documentos revelan que McGregor fue quien creó Brockville Development Ltd, la empresa de Krivonogikh en las Islas Vírgenes Británicas.

Se desconoce cómo se convirtió en el contador. Su biografía ofrece pocas pistas. Hijo de un agente de policía, McGregor nació en 1950 en la ciudad costera de Southport, Merseyside. Se preparó en Liverpool, trabajando para Littlewoods Mail Order Stores, y se integró en Moores Rowland en 1978. Experto en política fiscal, habla francés e italiano. En 1998, el príncipe Rainiero, que entonces era monarca, nombró a McGregor caballero y chevalier de la orden de San Carlos.

Pandora papers revela los clientes millonarios de McGregor en Mónaco. Entre ellos se encuentra Gennady Timchenko, un antiguo burócrata soviético. Forbes calcula que la fortuna de Timchenko asciende a 22 mil millones de dólares. McGregor lleva al menos 20 años cuidando su patrimonio familiar y empresarial. Entre ellos figuran aviones y un yate recreativo de 40 metros, el M/S Lena, nombrado en honor a la esposa de Timchenko.

Timchenko y Putin son amigos desde al menos principios de los años 90, cuando el primero era un comerciante de petróleo en San Petersburgo y el segundo un político en ascenso. En 1991, Putin, entonces jefe del comité de relaciones exteriores de la ciudad, concedió a Timchenko una licencia de exportación de petróleo.

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Vladimir Putin escucha a Gennady Timchenko durante un partido de hockey en la estación del Mar Negro de Sochi en mayo de 2017. Foto: Mikhail Svetlov/Getty Images

Timchenko pasó a cofundar Gunvor, una casa mercantil con sede en Suiza que exporta petróleo ruso, algunos miles de millones de dólares. La pregunta de quién se beneficia exactamente de Gunvor es controvertida. En 2007, el politólogo de Moscú Stanislav Belkovsky alegó que Putin era un beneficiario de las actividades de la empresa, en realidad un copropietario encubierto, algo que Gunvor califica como “ridículo”. Niega que tenga, o haya tenido alguna vez, algún interés. Putin ha comentado que el ascenso de Timchenko “no contó en absoluto con mi participación”. En 2014, la administración de Obama impuso sanciones contra Timchenko, junto con otros miembros del “círculo íntimo de los líderes rusos”. Todos ellos actuaron en nombre de Putin, alegó la administración, que lo describió como un “alto funcionario del gobierno ruso”. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos señaló: “Las actividades de Timchenko en el sector de energía han estado directamente vinculadas a Putin. Putin tiene inversiones en Gunvor y podría tener acceso a los fondos de Gunvor”.

Moores Rowland dice que no puede comentar sobre sus clientes debido a un “estricto deber de confidencialidad”. Afirma que en todo momento cumple con “las leyes y reglamentos aplicables”. Y que los clientes son contratados, o “incorporados”, después de realizar controles “rigurosos”. Moores Rowland está en contacto con los organismos reguladores de Mónaco y de otros países y sigue la guía y el consejo siempre que es necesario, añade. No existe ningún indicio de infracción y no hay nada ilegal o impropio en el hecho de crear empresas offshore.

Pero Pandora papers muestran cómo la empresa ayuda a personas adineradas, algunas de ellas sujetas a sanciones estadounidenses, a ocultar su propiedad efectiva. También quedan preguntas acerca de la debida diligencia que ejerce sobre las fuentes de riqueza de sus clientes. Y si los regímenes reguladores en los que opera son adecuados para su propósito. Su brillante folleto indica que “mantener la confidencialidad y minimizar el peso de los impuestos” es la clave del servicio que ofrece.

Los métodos de la empresa ciertamente fueron ingeniosos

Normalmente, un cliente adquiriría una firma offshore personalizada. Sin embargo, a partir de 2002, Moores Rowland comenzó a utilizar un sistema innovador. Empleó un pequeño grupo de empresas offshore internas, lideradas por directores designados. Se utilizaban para mantener los activos de los diferentes clientes.
Así, una sola estructura corporativa, Radnor Investments, mantuvo el yate de Timchenko, el departamento de Krivonogikh y muchas otras pertenencias. Radnor tenía acciones en otra entidad, Roxlane Corporate. Roxlane Corporate firmó entonces un denominado “acuerdo de fideicomiso desnudo” con Timchenko, que le permitía utilizar su propio yate.

De forma enmarañada, los nombres de los clientes de alto valor desaparecieron del registro público. Legalmente.
Moores Rowland también abrió una cuenta corporativa para Krivonogikh en un banco privado en Zúrich, EFG. Los registros no muestran cuánto dinero en efectivo pudo contener la cuenta. McGregor siguió prestando ayuda profesional a Krivonogikh; en 2015, por ejemplo, envió cartas a EFG prometiendo informar al banco sobre cualquier cambio de propiedad.

La filtración esclarece estos acuerdos compartimentados. Y suscita dudas sobre si Putin podría beneficiarse personalmente del comercio de transferencia de petróleo ruso, como alega Estados Unidos.

Timchenko entró en el negocio junto con dos socios de Leningrado. Pandora papers revelan que los tres estaban registrados como propietarios de International Petroleum Products (IPP), una empresa privada con raíces en la era soviética. Moores Rowland dirigió IPP. Los abogados de Timchenko argumentan que siempre ha actuado “de forma totalmente legal a lo largo de su carrera y en sus tratos comerciales”.

Cuando Putin llegó a la presidencia, esta asociación comenzaba a agrietarse. El trío de Leningrado se desintegró y en octubre de 2003 todos ellos renunciaron a la empresa, según revelan los documentos. Ese mismo día, un nuevo director los sustituyó. Su nombre era Petr Kolbin. Tenía pocas aptitudes para el cargo. Excepto quizás una: era un viejo amigo de la familia de Putin.

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Petr Kolbin, quien supuestamente se hizo amigo de Vladimir Putin después de que los padres de ambos se conocieran en la década de 1950. Foto: navalny.com


Amigos de toda la vida

En diciembre de 1941, Viktor Kolbin resultó herido mientras luchaba contra los alemanes en el frente de Leningrado. Hacía un frío terrible. Como recordó décadas después, Kolbin no podía moverse y estaba malherido, su sangre manchaba la nieve. Un médico lo sacó a rastras. Sobrevivió a la gran guerra patriótica, como llaman los rusos a la Segunda Guerra Mundial, y más tarde se convirtió en maestro y director de una escuela rural en Imenitsy, no lejos de Estonia.

En el verano de 1954, una familia proveniente de Leningrado rentó una habitación en el pueblo de la tía de Kolbin. Eran los Putin. Kolbin se llevó bien con Vladimir Spiridonovich Putin, que también resultó herido mientras combatió cerca de Leningrado. Ambos hombres habían sobrevivido al bloqueo nazi en la ciudad, en el que tantos murieron. “Encontramos un lenguaje en común”, comentó Kolbin al periódico local Pravda Severa en 2002. Los Putin llevaban a su hijo de dos años, un niño pequeño, también Vladimir.

El hijo de Kolbin, Petr, y el joven Vladimir se hicieron amigos. En 1969, cuando Petr tenía 17 años y Vladimir 16, los dos adolescentes fueron a un baile en el pueblo vecino. De acuerdo con Viktor Kolbin, se pelearon con unos chicos de la zona y regresaron tarde a casa con moretones y un labio roto. Putin comenzó a aprender judo. Quería entrar al KGB, una agencia célebre en las películas soviéticas.

Las vidas de los dos hombres se separaron. Kolbin trabajó en una carnicería. Pero Putin nunca olvidó a los Kolbin. Poco después de tomar el poder, el presidente envió una carta a Viktor felicitándolo por su cumpleaños. En una entrevista, Kolbin padre dijo que su hijo mantenía contacto con Putin y que tal vez trabajaba para él. “Él (Petr) no me lo cuenta. Me dice: ‘Papá, no atasques tu cerebro con lo que no necesitas saber'”, recordó Kolbin.

En 2001, Petr Kolbin comenzó su actividad empresarial y prosperó. Una filial de una empresa de Kolbin suministró equipos a Gazprom. Otra empresa de Kolbin, Surguteks, se convirtió en el principal exportador de Surgutneftegas, el cuarto grupo petrolero de Rusia. Kolbin se unió a Timchenko como socio en varios proyectos, incluyendo IPP y Gunvor, donde adquirió una participación del 10%.

El dinero llegó a borbotones. Los registros de Moores Rowland indican que Kolbin abrió una cuenta bancaria en Suiza, creada en mayo de 2002 en el banco Vontobel en Zúrich. Estaba registrada a nombre de una empresa fantasma panameña, Insize Industries SA. Una semana después, Dmitry Gorelov, un oficial del KGB que conocía a Putin desde los años 80, cuando estuvieron asignados en Dresde, se convirtió en un segundo firmante. En 2006, Kolbin y Gorelov abrieron una segunda cuenta en HSBC Singapur.

El patrimonio de Kolbin llegó a alcanzar los 550 millones de dólares.

Pero, ¿ese dinero era realmente suyo? De acuerdo con el periodista ruso Roman Shleynov, quien en 2012 habló con Kolbin, el amigo de Putin llevaba una vida modesta. “Era un tipo normal de San Petersburgo. Conducía un Toyota. Volaba en Aeroflot. Tenía un perro pequeño. Él mismo me dijo: ‘No soy un hombre de negocios‘”. Shleynov añadió: “En todo momento, Kolbin tenía un teléfono consigo. Los ‘camaradas’ más veteranos lo llamaban. Le decían lo que tenía que firmar”.

Durante mucho tiempo, Kolbin operó en la sombra. Después, en 2012, el periódico ruso Vedomosti lo reveló como tercer copropietario de Gunvor, junto con Timchenko y su director general sueco, Torbjörn Törnqvist. Cuando Estados Unidos impuso sanciones a Timchenko en 2014, IPP, en ese momento conocida como LTS Holdings, fue transferida a Kolbin, sugieren los documentos. Gunvor afirma que Timchenko se había desprendido “total e irrevocablemente” de la empresa en ese momento. Señala que actualmente no tiene “absolutamente ninguna participación”. El vínculo de la familia de Kolbin con Putin surgió en 2016, cuando el canal de televisión Rain se trasladó al pueblo de Kolbin en la región de Leningrado y habló con sus vecinos. De acuerdo con Forbes, Kolbin murió en 2018.

El líder de la oposición Alexei Navalny, ahora en la cárcel, tras ser envenenado el año pasado en Siberia, ha afirmado que Gunvor es propiedad de Putin, el “hombre más rico del mundo“. Gunvor lo niega con vehemencia.

Otros, entre ellos el activista Bill Browder, han alegado que Kolbin es uno de los varios representantes del presidente. “Putin es inteligente. No puedes esperar encontrar una cuenta a su nombre“, dijo el suplente de Navalny, Leonid Volkov. “Pero si ves ‘Kolbin’ puedes estar completamente seguro de que se trata de dinero de Putin”.

Riqueza oculta

En 2006, se vio a Putin deslizándose por la nieve con lentes oscuros. Había acudido a la inauguración de su complejo de esquí favorita, Igora. Llamada así por un lago local, no se encuentra lejos de la comunidad de Ozero, a 100 kilómetros al norte de San Petersburgo, donde en los años 90 Putin y su círculo construyeron viviendas acogedoras.

Un miembro de Ozera era Yuri Kovalchuk, el mayor accionista de Bank Rossiya, un banco en San Petersburgo fundado en 1990 con fondos del partido comunista. Cuando Putin se convirtió en presidente, su saldo se disparó. Miles de millones fluyeron hacia sus cuentas. La Casa Blanca alega que Bank Rossiya pertenece al grupo Ozero. Ha calificado a Kovalchuk como el “banquero personal ” de Putin.

Entre los otros activos de Kovalchuk se encuentra el complejo turístico Igora, que pertenece a una empresa llamada Ozon LLC. Kovalchuk tiene una participación del 25%. El otro 75% es propiedad de Lowbrook Trading, una firma registrada en Chipre. En 2016, Panama papers desvelaron estos asuntos turbios. Entre 2009 y 2011, Ozon recibió 8 millones de libras en tres préstamos sin garantía. El efectivo procedía de una empresa offshore, Sandalwood Continental, vinculada a otro viejo amigo de Putin, el chelista Sergei Roldugin.

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Gente en el complejo de esquí de Igora, en las afueras de San Petersburgo. El complejo fue el lugar donde se celebró la boda de la hija de Putin. Foto: Anatoly Maltsev/EPA

En 2020, Proekt identificó a Krivonogikh como la otra propietaria oculta de Igora. Parece que hay pocas dudas de que Putin es un aficionado del complejo. De acuerdo con Reuters, fue el lugar en el que se celebró en 2013 la boda de la hija del presidente, Katerina, con Kirill Shamalov, el hijo de otro viejo amigo de Putin, Nikolai Shamalov. Shamalov es accionista de Bank Rossiya.

Resulta que también lo es Krivonogikh. En 2007, su empresa Relax era propietaria del 3.6% del banco, según los registros públicos; más tarde se redujo al 2.8%.

El enriquecimiento de los allegados de Putin comenzó durante su primer mandato en el Kremlin, una época en la que el presidente declaró públicamente la guerra contra los oligarcas. Arremetió contra los empresarios que acumularon sus fortunas en los años 90 y que se consideraban a sí mismos, como dijo Putin, como dioses. En los últimos años, Putin se ha quejado de los magnates antipatriotas que esconden su dinero en offshore.

El departamento de Krivonogikh en Montecarlo, al parecer, forma parte de un portafolio mucho más grande que se encuentra oculto. Se desconoce de dónde salió el dinero para financiar la compra. Tampoco sabemos cómo Krivonogikh se convirtió en cliente de Moores Rowland. O si la empresa conocía sus conexiones políticas en Moscú. Roldugin, Gorelov, Kovalchuk y Bank Rossiya se negaron a realizar comentarios.

Pero el panorama que revela Pandora papers es bastante crudo. Putin no domesticó a los oligarcas. En cambio, la filtración indica la existencia de un nuevo sistema feudal, en el que sus amigos y socios del KGB han sido los principales beneficiarios. Algunos adquirieron enormes fortunas en papel por sí mismos. La sospecha es que esta riqueza, en última instancia, no les pertenece.

De vuelta al Monte Carlo Star, nadie fue capaz de aclarar si Krivonogikh vivía en la propiedad. El portero dijo que su nombre no figuraba en la lista. Una mujer que abrió la puerta de su departamento negó conocerla. Cerca de ahí, los residentes tomaban el sol junto a la piscina. El edificio, con sus pasillos de color guinda, tiene un aspecto un tanto descuidado. Desde que se construyó, el nuevo club náutico de Mónaco ha crecido, bloqueando en parte la vista al mar que antes era brillante.

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