Cómo las feministas mexicanas están ayudando a las estadounidenses a abortar
Sandra Cardona se manifiesta a favor del derecho al aborto con sus compañeras de la red proaborto Red Necesito Abortar. Foto: Cortesía de Sandra Cardona

A finales de enero, casi 70 activistas por el derecho al aborto de todo México se reunieron en una ciudad de la frontera entre Estados Unidos y México. Durante tres días, se reunieron en las salas de conferencias de un hotel y mantuvieron videoconferencias con activistas de Estados Unidos que no pudieron viajar debido al Covid-19 y a un frente frío en el Ártico. Juntas, elaboraron una estrategia para apoyar a las estadounidenses mientras proliferaban las restricciones al aborto en todo el país.

“Fueron tres días de mucho, mucho, mucho, mucho frío afuera, pero de mucho, mucho calor adentro”, comentó Verónica Cruz Sánchez, directora de Las Libres, una organización feminista con sede en Guanajuato, México.

Durante el fin de semana largo, miembros de 30 grupos diferentes por el derecho al aborto, procedentes de todo México y Estados Unidos, formaron lo que denominan la Red Transfronteriza. Siguiendo un modelo que las feministas mexicanas y otras feministas latinoamericanas desarrollaron durante las dos últimas décadas, la Red Transfronteriza “acompañaría” a las estadounidenses en sus abortos, orientándolas a través del protocolo de la Organización Mundial de la Salud sobre el uso seguro de las píldoras abortivas en ausencia de la supervisión de un médico. También suministrarían píldoras abortivas a las estadounidenses a cambio de nada, enviando por correo a Estados Unidos los medicamentos donados.

Durante el último día de su reunión de enero, la red ofreció una conferencia de prensa para anunciar su plan. Al día siguiente, explicó Cruz, 10 mujeres ya habían escrito pidiendo ayuda.

La reunión se vio motivada por un par de acontecimientos ocurridos solo unos meses antes. Pocos días después de que entrara en vigor la prohibición del aborto después de las seis semanas en Texas, conocida como SB 8, el pasado mes de septiembre, la Suprema Corte de Justicia de México despenalizó el aborto. Ese mismo mes, Cruz comenzó a contactar a otras activistas en México para extender a Estados Unidos la infraestructura que habían construido cuando el aborto estaba penalizado. El objetivo no solo consistía en guiar a las estadounidenses en la autogestión de sus propios abortos con píldoras, sino también enseñarles a las activistas estadounidenses lo que habían aprendido al apoyar los abortos practicados fuera de la ley.

Desde enero, han enviado por correo miles de píldoras abortivas a Estados Unidos y han orientado a cientos de estadounidenses, no únicamente de Texas, respecto a sus preguntas e inquietudes. Con los días probablemente contados para el derecho constitucional al aborto en Estados Unidos, prevén que la necesidad de su trabajo no hará más que aumentar.

En su reunión de enero, la Red Transfronteriza estableció dos formas de apoyo. Si podían viajar, las estadounidenses eran bienvenidas a cruzar la frontera y abortar con el apoyo presencial de las redes mexicanas. No obstante, si no podían viajar –por motivos de costos, logística o estatus migratorio–, la red les enviaría por correo las píldoras abortivas, sin costo alguno, y después las acompañaría virtualmente en sus abortos. Los grupos con sede en Estados Unidos, que prefieren permanecer en anonimato por razones de seguridad, distribuirían las píldoras enviadas por sus colegas mexicanas.

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Verónica Cruz habla durante la reunión de activistas mexicanas y estadounidenses en enero. Foto: María Verza/AP

Les envían “todo lo que van a necesitar, toallas femeninas, chicles para las náuseas, pastillas para el dolor”, explica Sandra Cardona, miembro de la red proaborto con sede en Monterrey, Red Necesito Abortar. “Todo para que puedan abortar de forma segura en casa y sin salir”.

Aunque muchos miembros de la Red Transfronteriza tenían experiencia trabajando con estadounidenses, el número de solicitudes de ayuda que recibieron de Estados Unidos aumentó vertiginosamente tras la entrada en vigor de la ley SB 8. Mientras que la Red Necesito Abortar solía recibir entre cuatro y cinco solicitudes al mes desde Estados Unidos, Cardona señala que ahora reciben cientos de solicitudes.

Crystal Pérez Lira, miembro de la Colectiva Bloodys, con sede en Tijuana, calcula que el colectivo recibe aproximadamente 300 mensajes mensuales en sus cuentas de redes sociales. Y Cruz comenta que, desde enero, Las Libres han acompañado directamente a 200 mujeres y han enviado mil paquetes de píldoras a personas que se encuentran en Estados Unidos. Muchas estadounidenses las contactan a través de las redes sociales: los grupos mantienen presencias activas en Instagram, Twitter, WhatsApp, Telegram, Facebook, Reddit e incluso TikTok.

Los grupos también están construyendo alianzas más profundas con grupos de Estados Unidos, los cuales han apoyado durante mucho tiempo a las personas que buscan abortar ayudándolas a financiar los costos del procedimiento, o a viajar a clínicas en estados vecinos. Puesto que más de la mitad de los estados de Estados Unidos parecen estar dispuestos a limitar o prohibir la atención médica al aborto en caso de que se anule la ley Roe este mes, la Red Transfronteriza espera mostrarles a las estadounidenses la forma en que han apoyado con éxito a las mexicanas a abortar de forma segura en su país, fuera del sistema médico.

Las redes de acompañamiento para el aborto poseen una larga historia en Latinoamérica, la cual se remonta al año 2000, cuando el estado de Guanajuato –donde Cruz y Las Libres tienen su sede– intentó aprobar una ley que habría hecho ilegal la prestación de servicios de atención médica para el aborto en casos de violación, la única situación en la que se había permitido el procedimiento en la conservadora región. Cruz y sus colegas comenzaron a organizar manifestaciones, a entablar contactos con ginecólogos afines y a aprender el modo en que las personas embarazadas podían tomar de forma segura las píldoras abortivas mifepristona y misoprostol en sus hogares para interrumpir sus embarazos independientemente del motivo. México se encontraba en una posición única para iniciar este trabajo porque el misoprostol es de venta libre en la mayoría de las farmacias para tratar las úlceras, y por sí mismo tiene un porcentaje de eficacia del 85% cuando se usa en las primeras etapas del embarazo.

“Comenzamos a desarrollar redes de acompañamiento como una forma de brindar seguridad”, explicó Cruz. “Para que las mujeres tuvieran esa garantía de que, a pesar del hecho de que era ilegal, a pesar de lo que el mundo decía negativamente sobre el aborto, teníamos un grupo de personas que estaban a favor de él, que las iban a acompañar”.

En 2009, cuando la Conferencia Feminista de América Latina llegó a la Ciudad de México, Cruz se dio cuenta de que Las Libres no estaban solas. Se enteró de la existencia de Women on Waves, una iniciativa de atención médica que inicialmente comenzó a brindar atención a personas en países que tenían leyes restrictivas sobre el aborto en barcos atracados en aguas internacionales, y que posteriormente comenzó a enviar por correo píldoras abortivas a esos mismos países bajo el nombre de Women on Web. (En 2018, Women on Web lanzó un programa denominado Aid Access para enviar por correo píldoras abortivas a Estados Unidos). También descubrió la línea de atención al aborto que Women on Web había ayudado a organizar en Ecuador, a la que las personas podían llamar para recibir orientación sobre cómo tomar las píldoras abortivas.

Sin embargo, en ese momento, dijo Cruz, Las Libres era el único grupo que conocía que acompañaba a las mujeres en sus propios países. No obstante, en poco tiempo su modelo se extendería por toda Latinoamérica. En la actualidad, existen redes similares de “acompañamiento” para el aborto en Chile, Argentina, Colombia, Bolivia, Perú y otros países.

Cardona comentó que le sorprendió el número de personas que las contactaban desde otros estados además de Texas, como Oklahoma, Georgia e incluso California. Entonces se dio cuenta de que incluso en un estado liberal como California, un aborto con medicamentos podía costar 600 dólares. Las redes mexicanas de acompañamiento para el aborto podrían ayudar a las personas a abortar de forma gratuita, con una combinación de píldoras donadas y medicamentos económicos de venta libre.

Aunque las estadounidenses han temido, con justificación, las consecuencias legales de autogestionar sus abortos –especialmente después de que el caso de Lizelle Herrera, una mujer de Texas detenida erróneamente por autoinducirse un aborto, fuera noticia en abril–, la Red Transfronteriza cree que el acompañamiento minimiza los riesgos legales.

Cuando se fundó la organización Las Libres “había mujeres en las cárceles por haber abortado en Guanajuato”, señaló Cruz. “De hecho, Guanajuato era peor que Texas, en lo que se refiere a las restricciones“. Pero lo que descubrieron, comenta, es que “un buen acompañamiento elimina la penalización”. Afirma que ni una sola mujer que recibió apoyo durante su aborto por parte de una red de acompañamiento capacitada ha terminado en la cárcel en México.

Cruz señala que las mujeres que acuden al hospital después de haber tomado las píldoras suelen hacerlo por miedo a la cantidad de sangrado que provocan. Una acompañante con experiencia puede aconsejarlas sobre lo que es normal, y sobre qué decir si realmente deben acudir al médico (que están sufriendo un aborto espontáneo, el cual no se puede diferenciar de un aborto con medicamentos).

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Activistas mexicanas celebran la decisión de la Corte Suprema sobre la despenalización del aborto en 2021. Foto: Daniel Becerril/Reuters

Cardona señala que la red planea dirigir talleres en todo el norte de México para capacitar a las activistas proaborto sobre cómo apoyar a las estadounidenses. “La mayoría que viene de Estados Unidos viene con mucho miedo de ser encarcelada, mucho miedo de morir desangrada”, explica. “Existe una enorme falta de información”.

No es un delito autogestionar el aborto en casi ningún estado de Estados Unidos“, dice Sara Ainsworth, directora senior de asuntos legales y políticos de If/When/How: Lawyering for Reproductive Justice, aunque los fiscales han hecho un uso indebido de otras leyes para actuar contra las personas que interrumpen sus embarazos. Recomienda que toda persona que quiera autogestionar su aborto contacte la línea de ayuda ReproLegal de If/When/How, donde sus abogados pueden proporcionar asesoría legal gratuita y confidencial.

A pesar de los esfuerzos de algunos estados de Estados Unidos para sancionar a los grupos que envían píldoras abortivas por correo, Cardona señala que la Red Transfronteriza no detendrá su labor.

Ainsworth también indica que cree que es poco probable que los estados actúen contra los grupos internacionales, en parte porque otras organizaciones internacionales como Aid Access han logrado seguir operando en Estados Unidos y también porque el correo está controlado por las leyes federales.

Si sacan algo del modelo mexicano, comenta Pérez Lira, espera que las estadounidenses aprendan que no tienen que depender de la ley. En su lugar, pueden confiar “en sus propios recursos”.

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