Los retos a los que se enfrenta el nuevo director de Starbucks
Starbucks se ha visto muy afectada por los recientes confinamientos en China. Foto: Gene J Puskar/AP

Cuando la empresa Reckitt Benckiser anunció la sorpresiva salida de su director ejecutivo, Laxman Narasimhan, el jueves, el fabricante de productos que abarcan desde Durex hasta Dettol citó “razones personales y familiares”.

Esas razones se aclararon pocas horas después: Narasimhan cambiará la oficina de Reckitt en Slough por un puesto en Seattle para unirse a la cadena Starbucks.

En un comunicado, Howard Schultz, el multimillonario que convirtió a Starbucks en un imperio mundial, elogió la “pasión por invertir en la humanidad” de Narasimhan.

Esa pasión será puesta a prueba, ya que Starbucks se enfrenta a una campaña de sindicalización extendida en su país, incluso al tiempo que busca revitalizar su crecimiento en el extranjero.

El sindicato Starbucks Workers United señala que ha sindicalizado 230 tiendas, y que otras 90 han presentado una solicitud para que se lleve a cabo la votación. El grupo denuncia que los intereses de los trabajadores están por debajo de los intereses de los accionistas e indica que se encuentran “escasos de personal, sobrecargados de trabajo, exhaustos y agotados”.

Michelle Eisen, líder del sindicato Starbucks Workers United, comentó que esperaba que Narasimhan “pusiera fin a la campaña de tierra quemada de Starbucks destinada a acabar con los sindicatos”.

“Esta es la oportunidad perfecta para que Starbucks ponga fin a los despidos injustificados, al cierre de tiendas y a la guerra contra los trabajadores, y en su lugar acepte nuestro sindicato y ratifique los principios de las votaciones justas”, señaló.

La empresa niega haber utilizado tácticas dilatorias, a pesar del hecho de que solo tres tiendas han iniciado hasta la fecha sus negociaciones con los sindicatos respecto a las nuevas condiciones.

El mes pasado, un juez estadounidense obligó a Starbucks a restituir a siete empleados de Memphis, Tennessee, que supuestamente fueron despedidos por sus actividades sindicales, la empresa negó las acusaciones e informó que presentaría una apelación.

Starbucks también acusó a los funcionarios federales estadounidenses de interferir en beneficio de los trabajadores.

Será un nuevo reto para Narasimhan, quien no se enfrentó a problemas significativos de relaciones laborales durante su gestión de tres años en Reckitt. Starbucks informó que pasaría parte de los primeros meses en el cargo reuniéndose con “socios” –la palabra de Starbucks para referirse a sus empleados– de todo el mundo.

Schultz, que hizo que la cadena creciera de 11 tiendas a más de 28 mil, asumió el cargo de director ejecutivo provisional en abril, después de que se retirara su sucesor cuidadosamente elegido. Ya estableció una nueva estrategia para que Starbucks vuelva a crecer después de un año en el que su valor de mercado ha caído un tercio. Schultz supervisará a Narasimhan ejerciendo un cargo no ejecutivo.

Starbucks se ha visto particularmente afectada en los últimos meses por los confinamientos en China, al tiempo que también ha suspendido la recompra de acciones para invertir más en salarios y capacitación en Estados Unidos, el otro mercado donde espera encontrar un mayor crecimiento.

La importancia que tienen para Starbucks Reino Unido y Europa ha disminuido, hasta el punto de que, según se informa, estaba considerando la venta de la operación británica de aproximadamente mil tiendas.

El nuevo cargo representará un paso adelante para Narasimhan, que dejará atrás una empresa de 45 mil millones de libras para entrar a una de casi 100 mil millones de dólares. Sus recompensas personales aumentarán de forma paralela: de 6 millones de libras en 2021 a un posible sueldo anual de 17.5 millones de dólares si logra los objetivos.

Además, Starbucks le pagará un bono de contratación de 1.6 millones de dólares en efectivo y 9.3 millones de dólares en acciones para compensar los bonos que perderá en Reckitt. También recibirá hasta 50 mil dólares para cubrir los gastos legales, y el jet privado de Starbucks estará a su disposición.

Narasimhan dejó Reckitt tras un periodo inusualmente corto para un director ejecutivo de una empresa que figura en el índice FTSE 100. Narasimhan creció en India, antes de estudiar en la prestigiosa Wharton School de la Universidad de Pensilvania y unirse a McKinsey, una consultoría de gestión global.

Antes de Reckitt, trabajó en PepsiCo –una empresa socia de Starbucks desde hace mucho tiempo en el sector de las bebidas de café embotelladas–, donde dirigió sus operaciones en Latinoamérica, Europa y el África subsahariana.

Narasimhan, quien asesoró al primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, comentó que no podía rechazar la oportunidad de regresar a Estados Unidos, país del que es ciudadano.

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