Diego Luna: ‘Pensé que podía hacer lo que quisiera después de Rogue One. Fui un ingenuo’
El padre del actor Diego Luna falleció a los 83 años de edad. Foto: Emily Shur

Diego Luna está haciendo la videollamada desde su casa en México. “Me escapo del desayuno familiar para hablar contigo”, dice el actor de 42 años, levantando su teléfono para que pueda ver a sus dos hijos y otras varias figuras en el comedor detrás de él mientras sale al jardín. Al darse cuenta de que el wifi es inestable, apaga la cámara. “Pero primero quería mostrarte mi cara”, se ríe, “para que puedas asegurarte de que soy realmente yo”.

Y en verdad es él. Puede que lleve gafas de sol y una gorra de beisbol, pero la sonrisa juvenil es inconfundible y no ha cambiado desde la road movie del 2001 que lo convirtió en una estrella: Y tu mamá también, de Alfonso Cuarón, con Luna y su mejor amigo en la vida real, Gael García Bernal, en donde interpretaron a un par de jóvenes galanes priápicos en un viaje, con una mujer mayor, que les cambia la vida.

Los actores habían sido amigos durante muchos años, creciendo como estrellas infantiles de la televisión mexicana. (La madre británica de Luna, Fiona, murió en un accidente de tráfico cuando él tenía dos años; fue criado por su padre, Alejandro, diseñador de escenarios para teatro y cine). Aunque Luna consiguió un pequeño papel en la película nominada al Oscar Antes que anochezca, de Julian Schnabel, fue su actuación en la película de Cuarón la que mostró la gama de sus talentos, desde la comedia obscena hasta la lacrimógena honestidad emocional. El clímax es un trío hecho con su compañera de viaje, quien ya se había acostado con ambos individualmente, donde se desvanecen en una expresión de alegre deseo del uno por el otro; fue un momento de genuina osadía y franqueza.

Esa película inició una carrera que ha visto a Luna cambiar sin esfuerzo entre las extravagancias de Hollywood y los proyectos más pequeños en español, muchos de ellos con consciencia social o política. Pero menciona la película que comenzó todo para él y queda claro que los años no han opacado su afecto por ella. “Teníamos la energía de nuestros personajes”, recuerda. “Bromeábamos sin parar, de la mañana a la noche, compitiendo en todo; si había descansos de cinco minutos en el set, agarrábamos piedras y veíamos quién podía tirarlas más lejos o quién podía dar en el blanco. No hubo un momento en el que no estuviéramos bromeando con esta o aquella persona y metidos en todos estos pequeños dramas. Creo que de alguna manera nos volvimos un poco adictos a todo: a la intimidad y sentirnos parte de la familia”.

Hay rumores de una secuela que podría presentarnos (a los personajes) a los 40 años. Luna incluso le dijo al New York Times el año pasado que no creía en la afirmación del narrador de la película de que los dos amigos nunca se volvieron a ver. Hoy, sin embargo, rechaza la idea. “Regresar sería…” Piensa por un momento. “¡Podría ser un desastre!”, dice finalmente. “No creo que valga la pena. Era especial y único, fue de su tiempo. Películas como esa son como marcas en el suelo: son un recordatorio de algo que sucedió y se fue. No podemos simplemente decir: Hagámoslo de nuevo”.

Las precuelas, sin embargo, son otro asunto. En Andor, el nuevo spin-off televisivo de la franquicia de Star Wars que prolifera sin cesar, Luna interpreta a Cassian Andor, el rebelde intergaláctico que originó el éxito de taquilla del 2016 Rogue One: A Star Wars Story. Ambientada inmediatamente antes de los eventos de la película de 1977, donde comenzó todo, Rogue One mostraba a un destartalado grupo de héroes preparando el camino de Luke Skywalker, la princesa Leia y Han Solo. La película concluyó con Cassian y sus compañeros de lucha muriendo en un resplandor de gloria. Ahora, Andor retrocede muchos años antes de eso para mostrar los humildes comienzos del personaje: es la precuela de una precuela.

La sonrisa no sale mucho en Andor. Ambientada hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana, los episodios iniciales (el cuarto episodio se emitirá esta semana) tienen menos el brillo de George Lucas que la oscuridad de neón y llovizna al estilo de Blade Runner, puntuada por peleas ocasionales en el bosque.

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‘Se trata del viaje de personas reales’… Diego Luna como Cassian Andor. Foto: AP/Lucasfilm Ltd/Disney

Ser la primera entrega independiente de Star Wars le dio a Rogue One un carácter distintivo que no tienen las nueve películas centrales de la franquicia, y Luna ve a Andor como una continuación de la audacia de la película. “No tenemos que probar nada”, dice. “Los personajes existen en las áreas grises. Se trata del viaje de personas reales, lo más real que puedes obtener en Star Wars. Sus esperanzas están rotas. Todo el mundo está oprimido. Existe este sentimiento de ‘algo tiene que suceder’. Sabemos que Cassian se convertirá en un héroe, pero podemos desafiar la idea de que solo hay una forma. Afortunadamente, trabajamos con un escritor que vive en ese tipo de complejidad”.

Se refiere a Tony Gilroy, creador de Andor, y anteriormente mejor conocido por escribir el guion de la serie de acción Bourne. Gilroy también fue el hombre que salvó a Rogue One. “Bueno, eh, diría que esa no es la forma correcta de decirlo”, responde Diego Luna con una risita nerviosa. Me sorprende escuchar eso, porque así es precisamente como lo describe Gilroy. Disney lo contrató como guionista de emergencia antes de supervisar nuevas tomas que arreglaron o mejoraron lo que el director, Gareth Edwards, ya había hecho. “Estaban empantanados”, dijo Gilroy en el 2018. “Estaban en problemas tan terribles que todo lo que podías hacer era mejorar su posición”.

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Maribel Verdú, Luna y Gael García Bernal en ‘Y tu mamá también’. Foto: TCD/Prod.DB/Alamy


Cuando se lo cuento a Luna, se ríe de nuevo, esta vez con más ganas, como si tuviera ocho años y acabara de decir una mala palabra. “Estoy de acuerdo en que Tony aportó complejidad a mi personaje”, dice. ¿Por qué la reticencia a admitir que el rodaje de Rogue One encalló? “Es importante resaltar que no existe una única forma de llegar a cualquier destino. Para mí, Rogue One es una película que asumió muchos riesgos”. Ahora el problema queda claro: cree que estoy menospreciando la película, cuando nada más lejos de la realidad. De hecho, creo que es el segundo mejor episodio de Star Wars de toda la serie, caracterizado por un atrevimiento y una delicadeza inusuales, y solo superado por El imperio contraataca. “Te amo por decir eso”, dice. “Yo no lo dije. Pero si me hubieras emborrachado, habría dicho exactamente las mismas palabras.

¿Debió haberse dado cuenta de lo desordenadas que se estaban poniendo las cosas antes de que Gilroy las arreglara? “Oh, por supuesto” dice, relajándose en el tema por fin. “Hacer Rogue One fue difícil, desafiante y confuso a veces. Pero las películas terminan cuando terminan. He estado en tantos proyectos en los que crees que las cosas van exactamente como deberían y luego resulta que no tienen éxito. La lucha por encontrar lo que necesita cada película y cómo hacerlo es única. Todas las decisiones tomadas en Rogue One terminaron siendo correctas porque estoy orgulloso del resultado”.

El primer encuentro de Diego Luna con Star Wars fue en video en la década de los 80. “Todos mis primos mayores ya eran fanáticos. Yo era el más joven y quería ponerme al día. Mi experiencia fue como el streaming actual: no estaba controlado. Podía presionar play tanto como quisiera”.

Sin embargo, ¿no es el caso ahora que simplemente hay demasiado contenido de Star Wars? Con The Mandalorian, The Book of Boba Fett y Obi-Wan Kenobi ya en streaming, y Andor, Ahsoka, Skeleton Crew, The Acolyte y Lando abarrotando el horizonte como una lluvia de meteoritos, no es de extrañar que James Waugh, el vicepresidente senior de Lucasfilm, ha admitido ser “consciente” de la sobresaturación. Después de todo, la decepcionante respuesta en 2018 a Han Solo: una historia de Star Wars, una precuela que fue ampliamente percibida como un caso de azotar a un wookiee muerto, llevó a Disney a reducir su lista de películas en la franquicia. Luna rechaza tales preocupaciones. “No estoy de acuerdo. No todo tiene que ser para todos. Y estos son tan diversos y complejos, ¡vamos! A mi padre le gustan, a mí me gustan, a mis hijos también”. Una encuesta fuera de su familia inmediata podría arrojar resultados diferentes o tal vez no.

Luna también es cineasta: su trabajo detrás de la cámara incluye el drama político Cesar Chávez y Todo va a estar bien, una serie dramática animada, divertida y sincera de Netflix sobre el divorcio, ambas realizadas bajo los auspicios de su propia productora, que él mismo cofundó con Bernal. La pareja pronto se reunirá en la pantalla para la serie de Hulu, La Máquina, con Luna como el manager de un boxeador envejecido interpretado por Bernal; y sus otras opciones de actuación siempre han sido agradablemente eclécticas. Puede que haya trabajado con Steven Spielberg en La Terminal y Woody Allen en Un día lluvioso en Nueva York, pero también estuvo en el drama sobre los derechos de los homosexuales Milk, la ingeniosa adaptación de James Baldwin Si la colonia hablara y la extraña Mister Lonely, donde interpretó a un imitador de Michael Jackson que vivía en un castillo escocés con otros imitadores de celebridades.

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Rebelde con causa… Diego Luna como Cassian Andor en Rogue One: Una historia de Star Wars. Fotografía: Jonathan Olley/Lucasfilm Ltd/AP

Con proyectos tan poco convencionales en mente debe ser una preocupación que los éxitos de taquilla de Star Wars y Marvel dejen poco espacio en el mercado para las voces independientes. “Estoy de acuerdo con eso”, dice. “Pero soy optimista sobre cómo se divide el espacio, los diferentes lugares y plataformas que tenemos ahora”. También es realista sobre el efecto del universo de Star Wars o su papel como capo de un cártel en Narcos: México, en su propia influencia más allá de esas series. “Fui ingenuo al principio. Pensé: ‘Por supuesto, después de Rogue One puedo hacer lo que quiera y publicarlo’. No. Puedes hacer otro Rogue One, o algo de esa escala, pero eso no significa que puedas volver atrás y hacer una pequeña película y hacer que se estrene de la misma manera o que se le dé el mismo tipo de impulso”.

A pesar de esto, conserva un sentido de asombro por el cine que se remonta directamente a su juventud. Aunque comenzó su carrera en telenovelas mexicanas como actor, cuando niño, no era ajeno a la realización de películas de autor: visitó los escenarios en los que trabajaba su padre, el más memorable de ellos, la fantasía circense surrealista y repulsiva de Alejandro Jodorowsky, Santa Sangre. “Partes del elefante de esa película se quedaron en casa”, recuerda. “Así que no me asusté cuando comenzó a brotar sangre de su trompa porque sabía cómo funcionaba. ¿Recuerdas a la mujer tatuada? ¡Estuve sentado en el tráiler durante horas viendo cómo la pintaban!”.

Sobre todo, atesora el recuerdo de ver las maquetas que su padre hacía sobre la mesa de su casa transformadas semanas o meses después en colosales construcciones. “Tenía estos decorados en miniatura con figuras diminutas, y los iluminaba por detrás y por delante y movía las figuras para analizar el efecto. ¡Entonces todo se construía en un escenario y se volvía enorme!”. Con eso, hace un ruido de explosión, el sonido, presumiblemente, de su joven mente explotando. Quizás otro niño en algún lugar tenga la misma experiencia con Andor.

*Andor se está transmitiendo en Disney+

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