La fruta demasiado madura sigue siendo deliciosa cuando se hierve y se sirve con cereales para el desayuno, gachas de avena o yogur, pero si deseas ir más allá, puedes optar por esta gloriosa pavlova.
Los británicos desperdician cada año fruta, verdura y pan valorados en aproximadamente mil 170 millones de libras, según revela un estudio de Sainsbury’s, lo que equivale a que cada hogar tira a la basura casi tres productos a la semana. Pero incluso la fruta demasiado madura que ya no se puede comer cruda es deliciosa cuando se hierve y se sirve sobre una gloriosa pavlova.
Pavlova con membrillo, chocolate y avellanas
Cuando la fruta demasiado madura ya no es apetecible cruda, se puede hervir y servir simplemente con cereales para el desayuno, gachas de avena o yogur, o como postre con nata. También se puede reciclar en esta espectacular pavlova de cero residuos preparada con aquafaba en lugar de claras de huevo. El merengue es una delicia dulce elaborada a partir de la transformación de algo que normalmente se desperdicia, es decir, el aquafaba, en un postre para chuparse los dedos, sobre todo si se cubre con fruta de temporada hervida y chocolate fundido. Esta receta es una adaptación de la que aparece en mi libro de cocina Eating for Pleasure, People & Planet.
Para el merengue
170 ml de aquafaba
1 cucharadita de crémor tártaro
225 g de azúcar fina
Para el membrillo hervido con miel
250 ml de miel u otro edulcorante (por ejemplo, azúcar, jarabe de arce o de dátil)
Ralladura y jugo de 1 limón
½ rama de canela (opcional)
2 cucharaditas de extracto de vainilla (opcional)
500 g de membrillo u otra fruta madura de temporada
Para la cobertura
100 g de chocolate negro de buena calidad
250 ml de crema batida
100 g de avellanas tostadas
Vierte el aquafaba en un recipiente de cerámica y bátelo a velocidad alta durante cinco minutos, hasta que forme picos firmes. Incorpora el cremor tártaro, si lo usas, y la azúcar fina, un tercio cada vez, hasta que la mezcla forme picos muy firmes.
Distribuye el merengue en forma de disco de unos 20 cm de ancho sobre una bandeja de horno grande forrada con papel antigrasa y hornéalo a 130ºC (110ºC fan) / 260ºF / gas a ¾ durante tres horas. Apaga el horno, mantén la puerta cerrada y deja que el merengue se enfríe durante al menos dos horas más.
Mientras tanto, añade 800 ml de agua a un sartén grande con la miel (u otro edulcorante), la ralladura y el jugo de limón, y agrega la media rama de canela y el extracto de vainilla, si lo utilizas. Retira el corazón de los membrillos y después córtalos en trozos, echándolos en el sartén conforme los vas cortando (la piel del membrillo se puede comer). Pon el sartén a fuego lento y deja que se cocinen durante unas dos horas (como alternativa, para ahorrar energía, cocínalos en una olla de cocción lenta durante cuatro o cinco horas). Saca los trozos de membrillo y apártalos para que se enfríen, a continuación, si es necesario, hierve el líquido restante, redúcelo a jarabe y déjalo enfriar.
Parte el chocolate en trozos pequeños, colócalos en un recipiente resistente al calor sobre un sartén con agua caliente a punto de hervir y remueve para derretirlo.
Coloca el merengue en un platón, cubre con la crema doble batida y los trozos de membrillo, baña con la salsa de chocolate y termina esparciendo un poco de avellanas tostadas.
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