Ingresos a la baja, problemas en Tesla y una ‘renuncia’: el alocado reinado de Musk en Twitter hasta ahora

Cuando Elon Musk entró a las oficinas de Twitter el 26 de octubre cargando un lavabo, un día antes de que comprara la plataforma por 44 mil millones de dólares, fue la primera señal de que la historia de su adquisición no sería convencional. “Let that sink in!” (“¡Que lo asimilen!”), tuiteó. Para todos aquellos que se vieron envueltos en lo que sucedió después –desde los miles de empleados de Twitter hasta los anunciantes y los periodistas críticos– sin duda ya lo han asimilado.

Desde entonces, el reinado de Musk ha sido impredecible y controvertido, y el CEO de Tesla perdió el título de hombre más rico del mundo en el proceso. A continuación, algunos de los momentos más destacados de estas últimas 10 semanas llenas de acontecimientos:

Despedir a la mitad de la plantilla

En cuanto Musk tomó el mando de Twitter, despidió a altos ejecutivos, entre ellos: el CEO, Parag Agrawal; Ned Segal, director financiero; y Vijaya Gadde, directora de política legal, confianza y seguridad. Días después despidió al 50% de los 7 mil 500 empleados de la empresa, y entre las áreas afectadas figuraron el equipo de comunicación, la unidad de selección que ayudaba a contrarrestar la desinformación y el equipo de derechos humanos.

Se produjeron más salidas tras un extraño episodio en el que Musk impuso a los empleados un plazo que vencía a mediados de noviembre para comprometerse a trabajar “muchas horas a gran intensidad” y ser “extremadamente duros” o marcharse con tres meses de indemnización por despido. Esto provocó la salida de otros mil 200 empleados, según un cálculo. Musk ahora señala que Twitter tiene alrededor de 2 mil empleados. Casi de forma simultánea, se informó que Twitter había despedido a 4 mil contratistas en áreas como la moderación de contenido y la ingeniería.

En respuesta a las predicciones sobre el fin de Twitter a finales de noviembre, Musk tuiteó: “¿No se suponía que Twitter ya iba a morir o algo así…?”. No obstante, la plataforma, que se ha enfrentado a advertencias de problemas técnicos después de haber despedido a tanto personal experto, sufrió un corte el 28 de diciembre que afectó a algunos usuarios.

Musk indicó que los despidos eran necesarios porque Twitter estaba perdiendo 4 millones de dólares al día. Se trata de una cifra intimidatoria para una empresa que debe hacer frente a pagos superiores a los mil millones de dólares por la deuda de casi 13 mil millones que ahora figura en su hoja de balance, como parte del financiamiento de la adquisición. Musk señaló en diciembre que Twitter se enfrentaba a una “situación de flujo de caja negativo de 3 mil millones de dólares al año”, pero afirmó que la empresa debería alcanzar “aproximadamente” el punto de equilibrio de flujo de caja tras sus esfuerzos de reducción de costes.

Anunciantes alienados y contratiempos en las suscripciones

Musk admitió que Twitter sufrió una “caída masiva de ingresos” tras la adquisición, que atribuyó a grupos de campaña que presionaban a los anunciantes en relación con el futuro de la seguridad y las directrices de contenido bajo la dirección de Musk. La empresa automotriz Audi, la farmacéutica Pfizer y General Motors fueron algunas de las marcas que suspendieron sus inversiones en la plataforma inmediatamente después de la adquisición. Se trata de una cuestión importante para una empresa que obtuvo el 90% de sus ingresos superiores a 5 mil millones de dólares en 2021 de la publicidad.

La suspensión de la publicidad se profundizó a raíz del fallido relanzamiento del servicio premium de Twitter, Blue, que dio lugar a que un gran número de imitadores aprovecharan la oportunidad para lanzar “falsas” cuentas verificadas de empresas por solo 8 dólares al mes. Entre las empresas afectadas figuraron la farmacéutica Eli Lilly & Co y la propia Tesla de Musk, lo cual provocó la suspensión temporal del servicio.

Se están tomando medidas para reparar los daños. Twitter está trabajando junto con la Federación Mundial de Anunciantes (WFA), que indica que sus miembros representan el 90% del gasto publicitario mundial, para abordar las preocupaciones de los anunciantes, además de que el servicio Blue fue lanzado de nuevo sin que resurgiera el problema de las cuentas falsas.

El nuevo servicio ofrece el estatus de verificado –a través de una paloma azul o una insignia de verificación– por 8 dólares al mes u 11 dólares al mes en los iPhone. Musk cree que la verificación masiva es la mejor manera de acabar con las fastidiosas cuentas de spam, una de sus pesadillas en Twitter. Otras ventajas que promete el servicio de suscripción incluyen un botón de edición, una reducción del 50% del número de anuncios en el feed del usuario y la posibilidad de publicar tuits más largos.

Restablecimiento de cuentas bloqueadas

Musk levantó las suspensiones de las cuentas gestionadas por Donald Trump, el exkickboxer británico-estadounidense Andrew Tate –que fue vetado por publicaciones misóginas extremas y que el viernes fue detenido en Rumania acusado de tráfico de personas, violación y formación de un grupo de crimen organizado– y el psicólogo canadiense Jordan Peterson, entre otros. La cuenta del rapero estadounidense Ye –anteriormente Kanye West– también fue restablecida, pero posteriormente fue suspendida de nuevo después de que tuiteara una imagen de una esvástica mezclada con una estrella de David.

Al mismo tiempo, Musk anunció una nueva política de contenidos de “libertad de expresión, pero no de alcance”, estableciendo que los tuits “negativos/de odio” serían “neutralizados” y no aparecerían anuncios cerca de ellos.

Los restablecimientos constituyeron otra señal del comportamiento incoherente que marcaría el reinado de Musk, y se produjeron semanas después de que este indicara que no se tomarían decisiones sobre el restablecimiento de cuentas hasta que se reuniera un recién anunciado “consejo de moderación de contenido”. Musk atribuyó el aparente retroceso a “grupos de activistas políticos y sociales” no identificados, a los que acusó de persuadir a los anunciantes de mantenerse alejados.

Suspensión de periodistas

A mediados de diciembre, Musk contradijo su postura sobre la libertad de expresión cuando congeló las cuentas de destacados periodistas especializados en tecnología de la cadena CNN, el periódico Washington Post, el portal Mashable y el periódico New York Times. Los acusó de incumplir una directriz de Twitter recientemente creada que prohibía que los usuarios publicaran “información de ubicación en tiempo real” que “revelara la ubicación de una persona, independientemente de si esta información está disponible públicamente”. Esta directriz fue creada como justificación aparente para suspender @ElonJet, una cuenta de Twitter que desde hace tiempo irritaba a Musk porque mostraba la ubicación de su jet privado a través de información públicamente disponible.

Los periodistas fueron reincorporados días más tarde, después de que Musk lanzara una encuesta en su propia cuenta de Twitter que arrojó un resultado mayoritario a favor de anular las suspensiones. Sin embargo, el ataque de Musk contra los periodistas suscitó la condena de la ONU, la Unión Europea y grupos de campaña.

También en diciembre, Musk hizo públicos documentos internos de Twitter para seleccionar a algunos periodistas en el marco de un proyecto denominado “Twitter Files” (“Archivos de Twitter”). Los documentos mostraban el proceso interno detrás de las decisiones de suspender la cuenta de Donald Trump en 2021 y la respuesta de la plataforma a la historia de la laptop de Hunter Biden. Otro pasaje de los archivos planteaba preguntas sobre las relaciones de Twitter con el Pentágono.

El estatus de Musk como CEO de Tesla es clave para su fortuna y lo había convertido en la persona más rica del planeta, antes de que perdiera el título a manos del magnate de la industria del lujo Bernard Arnault en diciembre. El rendimiento del fabricante de automóviles eléctricos, en el que Musk tiene una participación sustancial, ha empeorado a medida que ha aumentado su interés por Twitter. La implicación de Musk en la plataforma apareció por primera vez a principios de abril con la revelación de que poseía una gran participación en la empresa, seguida semanas después por el acuerdo de adquisición de la empresa, del que inicialmente se retiró –lo que desembocó en acciones legales– antes de que regresara para finalizarlo hace dos meses.

En 2022, las acciones de Tesla perdieron un 70% de su valor, hasta los 123 dólares. Parte de esta situación es específica de Tesla, como la desaceleración de la demanda y los temores sobre los confinamientos por Covid-19 en sus fábricas chinas, pero las repetidas ventas de acciones de Tesla por parte de Musk para financiar su adquisición de Twitter –a pesar de haber dicho en abril que no tenía previsto realizar más ventas–, además de la preocupación de que se esté centrando demasiado en la plataforma de redes sociales, también han inquietado a los inversionistas.

“Musk ha perdido credibilidad ante la comunidad de inversionistas en general a medida que las promesas incumplidas (vender acciones una y otra y otra vez …), el fiasco de Twitter, la apertura de la tormenta política en Twitter, y el deterioro de la marca de Musk y Tesla ha conducido a una debacle absoluta para las acciones”, señaló Dan Ives, director ejecutivo de la firma de servicios financieros Wedbush Securities

“Renuncia” como jefe

Musk dijo el 20 de diciembre que renunciaría como CEO de Twitter “¡tan pronto como encuentre a alguien lo suficientemente tonto como para aceptar el trabajo!”. Musk hizo el anuncio tras una encuesta en su cuenta de Twitter en la que los usuarios votaron decisivamente a favor de su renuncia. La promesa también fue realizada después de que en noviembre declarara ante un tribunal que esperaba “reducir mi tiempo en Twitter” tras un “estallido inicial de actividad”. Quienquiera que ocupe el cargo dirigirá una plataforma de redes sociales de influencia mundial que cuenta con más de 250 millones de usuarios diarios. Pero con un propietario muy exigente e impulsivo.

“Una de las primeras cosas que dije tras concluir la adquisición fue: ‘vamos a cometer un montón de errores, pero después intentaremos recuperarnos de ellos rápidamente’, y eso es lo que hemos hecho”, dijo Musk en el podcast All-In, publicado días después de su anuncio de que renunciaba a su cargo. No obstante, para el CEO de Tesla, el mayor error –con una menor probabilidad de recuperación completa– podría haber sido comprar Twitter en primer lugar.