La verdad sobre James Cameron: ¿cuál es el secreto multimillonario del director de cine?
James Cameron celebra su victoria en los Oscar como mejor director por Titanic en 1998. Foto: Timothy A Clary/AFP/Getty Images

Puede que James Cameron tuviera un poco de razón cuando, tras ganar el Oscar al mejor director por Titanic en 1998, afirmó con euforia que era “el rey del mundo”. Cameron ha ocupado el primer puesto de la taquilla mundial durante casi 25 años, gracias a Titanic (1997) y Avatar de (2009), que han recaudado entre las dos más de 5 mil millones de dólares (unos 94 mil millones de pesos). Su última película, Avatar: El camino del agua, entró en el Top 10 de todos los tiempos después de solo tres semanas y fue la sexta película que más rápido recaudó mil millones de dólares (unos 18 mil millones de pesos). Actualmente ocupa el número 7, con Titanic en el número 3 y la Avatar original en el número 1. Si superara a Star Wars: Episodio VII, El despertar de la Fuerza, Cameron terminaría con tres de las cuatro películas más taquilleras de la historia.

Sin embargo, antes del estreno de cada una de sus cuatro últimas películas, todas ellas consideradas las más costosas jamás realizadas, Cameron fue prácticamente descartado. Era extravagante, demasiado ambicioso y estaba fuera de onda, afirmaban los comentaristas. Aquel discurso sobre Titanic se convirtió en un palo con el cual golpearlo, mientras que el éxito de Avatar fue tratado como si fuera el resultado de una locura pasajera que había afectado a la audiencia, con los comentaristas señalando su falta de “huella cultural” (“Nombra tres personajes”, desafiaban los críticos en Twitter cuando se acercaba el estreno de El camino del agua).

Los cinéfilos suelen dejar de lado a Cameron en sus listas de grandes películas y grandes directores. No aparece en la encuesta más reciente de las 100 mejores películas de Sight & Sound y solo se coló en la lista de 100 años… 100 películas del American Film Institute en 2008, con Titanic en el puesto 83. Nadie, y menos en Hollywood, parece entender qué hace que sus películas sean tan fenomenalmente exitosas. Uno sabe que ellos no lo entienden, porque de lo contrario se esforzarían más por hacer lo mismo. Entonces, ¿dónde empezó a salir todo bien?

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Zoe Saldana como Neytiri en Avatar (2009). Foto: 20th Century Fox/Allstar

El éxito de Cameron no se parece al de otras superproducciones. No se ve a muchas personas con playeras de Titanic o vestidas como los alienígenas Na’vi de Avatar en Halloween, y no es solo el alto precio de la pintura corporal azul lo que los detiene. La “huella cultural” no se parece a la de las películas de Marvel o Harry Potter. Pero eso no significa que no existe.

La diferencia radica en que los admiradores de Cameron, o mejor dicho, los fanáticos de cada una de sus películas, no están en internet discutiendo sobre Batman o especulando sobre cameos en Doctor Strange. En cambio, en learnnavi.org encontrarás una próspera comunidad que estudia la lengua construida de los Na’vi. Creada en la Universidad del Sur de California por el Dr. Paul Frommer, que todavía participa en su desarrollo, la lengua cuenta actualmente con más de 5 mil palabras, incluidas las palabras derivadas; suficientes para escribir poesía y canciones.

“Algunas personas vienen únicamente por el ejercicio académico”, señala Mark Miller, ingeniero de redes y creador de efectos especiales, que es el administrador de la página. “Pero la mayoría de las personas vienen porque les fascina la película. No podemos ir a Pandora (el mundo natal de los Na’vi), pero ¿por qué no intentar, como fanáticos, involucrarnos en los aspectos de la película en los que sí podemos participar? Nuestros usuarios no son necesariamente superfanáticos o muy frikis, simplemente quieren sentirse un poco más parte de ese mundo”.

En los seis o siete años posteriores al estreno de Avatar, también se celebraron reuniones anuales, al igual que en la página más general de fanáticos de Avatar tree-of-souls.net, no obstante, estas actividades se extinguieron cuando no apareció ninguna secuela, como se esperaba, en 2014 o 2015.

Algunos fanáticos han llegado más lejos. Raymond Knowles, carpintero de Edmonton, Canadá, adoptó profesionalmente el apodo de Mr. Avatar hace aproximadamente seis años, después de cubrir el 95% de su cuerpo con tatuajes temáticos de Avatar (están en proyecto tatuajes en el cráneo, las manos y los pies). Knowles, que tiene cuatro retratos de la heroína de Zoe Saldana, Neytiri, entre sus tatuajes, calcula que ha gastado 35 mil dólares canadienses (unos 490 mil pesos) en adquirir y renovar su arte corporal, además de otros 25 mil dólares canadienses (unos 350 mil pesos) en arte de Avatar para su camioneta.

Admirador de Cameron desde hace mucho tiempo, Knowles vio la película la noche del estreno con su hija. “Estaba bastante asombrado. Apenas dije una palabra. Surgieron todas las emociones: lágrimas, risas, de todo”. Volvió a verla ocho veces en dos semanas y descubrió que la película había cambiado su perspectiva de la vida.

“Había muchas correlaciones con nuestro propio planeta”, explica Knowles. “El mensaje ecológico. Cameron habla de cómo una persona normal puede ser un héroe. Y Neytiri se me quedó grabada desde el principio. Ella era la puerta de entrada (a Pandora). Desde el primer día, eso fue prácticamente todo. No diría que estaba enamorado. ¿Obsesionado? Sí, tal vez”.

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Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en Titanic (1997). Foto: Crédito de la foto: Merie Weismiller Wallace/20th Century Fox/Allstar

Titanic también cambió vidas. Los espectadores tienen tatuajes con las coordenadas de la llamada de auxilio del Titanic, la cinta VHS de la película y la joya del Corazón del Mar que aparece en la trama. Los fanáticos han construido maquetas del barco, han viajado a los museos del Titanic de todo el mundo (Belfast, donde se construyó el barco, rebautizó un distrito entero con el nombre de Titanic Quarter) y han planeado acontecimientos vitales relacionados con la película.

Jess Chapman, escritora independiente, se casó en el restaurante Olympic del White Swan en la villa de Alnwick, en el condado de Northumberland, un lugar acondicionado con los paneles, los cristales y el techo que una vez adornaron el barco gemelo del Titanic, el Olympic. “Vi Titanic cuando tenía nueve o diez años y rápidamente me obsesioné. Hacíamos juegos de rol: Yo era Rose, mi hermana mayor era Jack y mi hermana pequeña era Cal (el chico malo de Billy Zane). Todavía lo odia porque la dejamos fuera”.

La obsesión por la película se convirtió en fascinación por la historia del naufragio y la época de los transatlánticos. Por eso, Chapman ya había decidido el lugar de su boda antes incluso de comprometerse; por suerte, su esposo se mostró dispuesto. “Es una película perfecta”, comenta. Lo que más me gusta es la dedicación por la exactitud, pero también me encantan las tonterías de acción de James Cameron. La película, y la pasión que despertó, me han dado más placer en mi vida que ninguna otra cosa”.

La comediante y escritora Caitlin Durante, que vive en Los Ángeles, vio la película al menos una vez al día durante veranos enteros cuando era niña. Tiene varios tatuajes de Titanic. “Algunas películas son un drama romántico histórico de larga duración, otras son una película de catástrofes de larga duración”, señala. “Titanic dijo: ‘¿Por qué no las dos cosas? Valiente, subversiva, icónica”.

Es evidente que la diferencia en el comportamiento de los fanáticos no tiene que ver con la pasión. Sin embargo, la demografía juega un papel importante. Estos grupos de fanáticos nunca estuvieron dominados por adolescentes hombres, a diferencia de lo que ocurre con muchas superproducciones de Hollywood. Desde Tiburón en 1975, los estudios se han centrado principalmente en los hombres de 16 a 25 años, sin embargo, las últimas películas de Cameron también han atraído a mujeres jóvenes y adultos mayores de ambos sexos. Quizás, por tanto, el éxito de Cameron se debe a que sus fanáticos en internet están muy silenciados. En otros tiempos, los cómics, los videojuegos y la ciencia ficción eran cosa de frikis, marcadores externos del grupo de fans que señalaban tu identidad dentro de una comunidad. Como todos y cada uno de nosotros fuimos a ver Avatar, hay menos tribalismo. Una playera de Titanic no muestra un criterio peculiar ni revela una predilección particular; solo demuestra que viste la misma película que todos los demás.

Entonces, ¿cómo consigue Cameron captar la atención de personas que van al cine una vez cada diez años? Scott Mendelson, experto en taquilla y periodista especializado en cine de The Wrap, comenta que un factor crucial es el énfasis que Cameron pone precisamente en eso: el cine. “El camino del agua está siendo vendida, y hasta ahora aceptada, como una película que tienes que experimentar al menos una vez en una sala de cine, preferiblemente en 3D, idealmente en Imax o algo parecido. En parte, de ahí viene su éxito”.

Al menos desde Aliens (1986), el espectáculo épico ha formado parte de la marca Cameron, empleando efectos visuales envolventes que exigen ser vistos en la pantalla más grande posible. Cameron fue pionero del CGI en películas como El abismo (1989) y Terminator 2: el juicio final (1991), así como en los efectos ambientales más sutiles y reales en Titanic.

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Sigourney Weaver como Ripley y Carrie Henn como Newt en Aliens (1986). Foto: 20th Century Fox/Allstar

El director y supervisor de efectos visuales Paul Franklin, ganador de un Oscar, recuerda que poco después del estreno de Titanic revisó con sus colegas, fotograma por fotograma, una copia en 35 mm de la película. Estaban estudiando sus efectos visuales (VFX), una industria que en aquel entonces aún estaba en sus comienzos. “En 1998, nadie esperaba que los espectadores estudiaran detenidamente cada fotograma de la forma en que podemos hacerlo hoy en día en alta definición, por lo que se podían tomar algunos atajos si era necesario”, explica Franklin. “No encontramos nada que pudiéramos criticar, ni siquiera después de revisar la copia con detalle forense. La acertada combinación de miniaturas, gráficos digitales de última tecnología (para aquella época) e impresionantes efectos físicos a tamaño real produjo un resultado formidable que sigue teniendo un aspecto físico tangible que te hace creer en el barco”.

El perfeccionismo de Cameron, que llega a inventar la tecnología que necesita si no existe, es notable, aunque no único entre los directores de élite. Sobre todo en sus años mozos, no era muy popular entre su equipo –”No pueden asustarme; trabajo para James Cameron”, se leía en una playera del equipo en más de una de sus películas– y se dice que clavaba los celulares en la pared si sonaban durante la filmación. Sin embargo, su obsesivo afán de lograr un mayor realismo y su capacidad para supervisar todos los aspectos de la producción son parte de su atractivo.

“Me cuentan amigos que han trabajado estrechamente con él que es un líder muy carismático”, comenta Franklin. “Puede que terminen completamente agotados por la experiencia, pero mientras están dentro de la maquinaria él parece exudar definitivamente ese ‘campo de distorsión de la realidad’ que anima a las personas a superar todos los límites sensatos. El profundo conocimiento que Cameron tiene de los efectos visuales siempre le ha ayudado a contar historias que superarían el alcance de otros cineastas. Sus películas tienen una longevidad extraordinaria, a pesar de depender enormemente de los efectos visuales: Aliens e incluso la película original de Terminator se han conservado extremadamente bien”.

Su dominio técnico es la razón por la que los incondicionales fanáticos de Titanic y Avatar hablan de la inmersión de las películas y de su capacidad para trasladar al espectador, ya sea a 1912 o a 2154. “Es mi refugio”, dice Durante refiriéndose a Titanic. Mientras tanto, hubo numerosos informes de fanáticos de Avatar que se deprimieron por la imposibilidad de visitar Pandora.

También es importante que las películas de Cameron se dirijan a las mujeres de una forma que pocos de sus contemporáneos de la élite intentan siquiera. “Siempre ha creado papeles sustanciosos para las mujeres”, señala Anna Smith, del podcast Girls on Film. “Necesitamos vernos reflejadas en la pantalla, especialmente dentro del género de acción, típicamente dominado por los hombres”.

Ahora se acusa a las películas de ser “woke” simplemente por tener un personaje femenino central, no obstante, Cameron lleva cuatro décadas creando o desarrollando protagonistas femeninas tridimensionales, desde Sarah Connor de Terminator y Ripley de Aliens hasta Rose de Titanic y Neytiri de Avatar.

No es solo que a Cameron parezcan gustarle activamente las mujeres; también le gusta el tipo de drama familiar o romance a grandes rasgos que se asocia en mayor medida con el público femenino que con los grandes directores de ciencia ficción. “Lo miras y piensas que es un tipo grande y machista”, comenta Mendelson. “Pero en el fondo básicamente es un niño de las flores hippy que solo quiere que todo el mundo quiera a todo el mundo”. Cameron explicó que reeditó Titanic en 3D no para aprovechar la moda del formato surgida después de Avatar, sino porque les permitía a los hombres llorar a salvo detrás de los lentes 3D.

“A medida que intento averiguar cómo crear verdaderas apuestas emocionales para los personajes, mis historias de alguna manera siempre se convierten en historias de amor”, dijo Cameron a la revista Empire en diciembre. No solo historias de amor, sino historias de amor sin remordimientos que se pueden devorar una y otra vez. El hundimiento del Titanic y la destrucción del Árbol Madre de Avatar no son más que el telón de fondo de una historia en la que el bien vence al mal y el amor triunfa sobre el cinismo.

“Tiene esta habilidad infalible para ofrecer a los espectadores lo que ni siquiera saben que quieren y, fundamentalmente, hacer que regresen por más, porque necesitas que el público regrese una y otra vez para conseguir un éxito tan grande”, explica Phil de Semlyen, editor de cine global de Time Out. “Nadie podría afirmar que su narrativa es innovadora. Pero su fórmula secreta es que siempre hay un corazón latiendo debajo del espectáculo”.

En última instancia, la combinación de acción épica y auténtica sinceridad puede ser el punto crucial de todo ello. Quizás la sinceridad sea lo más difícil de reproducir o mantener en Hollywood. Bajo la apariencia de todos esos píxeles, hay algo completamente anticuado en las historias de Cameron. Evidentemente, eso es algo que las personas todavía anhelan. Pueden encontrar grandes batallas o efectos revolucionarios en otros lugares, en los esfuerzos cuidadosamente diseñados de otras franquicias. Lo que Cameron, casi en solitario, parece ofrecer es la combinación de nuevos mundos y aventuras épicas con grandes y cursis historias de amor. Si Pauline Kael tenía razón y el cine gira en torno al romance, a la acción, nadie se le acerca.

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