El destino político de Trump podría haber quedado decidido, por un gran jurado de Georgia
Donald Trump en Dayton, Ohio, en noviembre de 2022. Foto: Gaelen Morse/Reuters

Incluso mientras Donald Trump se prepara para intensificar su campaña para recuperar la Casa Blanca, el destino político y personal del expresidente de Estados Unidos podría haber quedado ya decidido por los trabajos secretos de un gran jurado en Georgia.

El panel compuesto por 23 miembros, convocado para analizar si Trump y otros cometieron delitos al intentar anular su derrota en Georgia cuando parecía que el estado podría definir el resultado de todas las elecciones presidenciales de 2020, quedó disuelto el lunes tras presentar sus conclusiones y pedir que se hicieran públicas.

Si el informe del gran jurado recomienda el procesamiento, una fiscal de distrito del condado de Atlanta, Fani Willis, se enfrentará a la decisión más trascendental de su carrera: si, por primera vez en la historia de Estados Unidos, acusará a un expresidente de un delito penal.

Eso podría hacer que Trump estuviera tras las rejas en Georgia cuando espera estar en campaña. Siempre y cuando no esté ya cumpliendo una condena como resultado de una investigación federal sobre sus intentos de presionar a los funcionarios electorales de varios otros estados para que manipularan la votación y su participación en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.

Un juez programó una audiencia para finales de este mes para considerar los argumentos sobre si se debería hacer público el informe del gran jurado mientras Willis, la fiscal de distrito del condado de Fulton, analiza sus conclusiones.

En noviembre, un día antes de que Trump anunciara que se postulaba de nuevo para la Casa Blanca, la Brookings Institution en Washington publicó un informe que concluía que Trump “corre un riesgo sustancial de ser procesado” en Georgia, incluso por influir indebidamente en funcionarios del gobierno, falsificación y solicitud delictiva. El informe indicaba que Trump podría ser incluso susceptible de ser acusado en virtud de las leyes contra el crimen organizado redactadas para combatir a la mafia.

Norman Eisen, autor principal del informe de Brookings y exasesor especial de la Casa Blanca para la reforma de ética y gobierno, señaló que cree que la presentación de cargos contra Trump es “altamente probable”.

“Las pruebas son contundentes y la ley es muy favorable para los fiscales de Georgia”, comentó. “Creo que el informe (del gran jurado especial) muy probablemente solicita el procesamiento de Trump y sus cómplices”.

Eisen señaló que el caso federal no está tan avanzado, pero que el comité del Congreso que investiga los hechos ocurridos el 6 de enero expuso un “caso sólido” para la presentación de cargos contra Trump.
Indicó que el enjuiciamiento de un expresidente sería “trascendental”.

“Pero, por supuesto, también lo fue la decisión de Trump de liderar un intento de golpe de Estado. Eso fue trascendental de una manera muy negativa. Esto es trascendental como defensa del Estado de derecho y de la democracia estadounidense”, señaló Eisen.

Los fiscales de Georgia advirtieron al menos a otras 18 personas que son objetivos de la investigación y que podrían ser acusadas, entre ellas el estrecho aliado y abogado de Trump, el exalcalde de la ciudad de Nueva York Rudolph Giuliani, quien, entre otras cosas, fue acusado de difundir teorías conspirativas en un testimonio ante la legislatura de Georgia.

Willis inició su investigación sobre “un plan multiestatal y coordinado de la campaña de Trump para influir en los resultados” pocas semanas después de que el expresidente dejara el cargo. La investigación se centró inicialmente en una grabación en la que Trump presionó al secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, para que inventara de la nada casi 12 mil votos con el objetivo de anular la victoria de Joe Biden.

El destino político de Trump podría haber quedado decidido, por un gran jurado de Georgia - 3000-2
La fiscal del condado de Fulton, Fani Willis, en el centro, y miembros de su equipo en mayo de 2022. Foto: Ben Gray/AP

Willis amplió la investigación a medida que surgían más pruebas de que Trump y sus aliados intentaron manipular los resultados, incluyendo el nombramiento de una lista falsa de 16 votantes para reemplazar a los miembros legítimos del colegio electoral del estado. Entre los falsos electores figuraban el presidente del partido republicano de Georgia, David Shafer, y miembros republicanos de la legislatura estatal a los que se les ha advertido que corren el riesgo de ser procesados.

La fiscal de distrito del condado de Fulton informó a funcionarios estatales que su oficina está investigando una serie de cargos contra Trump y otros, que incluyen solicitud delictiva para cometer fraude electoral, interferencia intencional con el desempeño de funciones electorales, conspiración y crimen organizado. Las condenas pueden conllevar importantes penas de prisión.

El tribunal superior de Fulton aprobó la designación del gran jurado especial el año pasado a petición de Willis. Ella reflexionó sobre las consecuencias de investigar a un expresidente cuando los miembros del jurado comenzaron su trabajo.
“No quiero que piensen que soy ingenua o que no comprendo la gravedad de la situación”, comentó Willis al periódico Atlanta Journal-Constitution. “Comprendo la gravedad de la situación… Pero es como cualquier otro caso. Solo hay que actuar con la diligencia debida”.

Los grandes jurados especiales son poco frecuentes en Georgia. A diferencia de los normales, no pueden acusar. Pero pueden reunirse durante mucho más tiempo y disponen de poderes más amplios para citar a declarar. Willis reconoció que si ella fuera a construir un caso contra una figura política tan divisoria como Trump, y convencer a un jurado en un juicio penal, la evidencia tendría que ser sólida como una roca, y eso requeriría tiempo y profundidad.

Willis hizo un buen uso de los poderes del gran jurado. Convocó a una multitud de testigos, incluidos muchos de los aliados y abogados más cercanos a Trump. Algunos lucharon contra sus citaciones, entre ellos el senador Lindsey Graham, que recurrió hasta la Corte Suprema de Estados Unidos en un intento fallido de evitar declarar.

El testigo estrella fue Raffensperger, un republicano que votó por Trump y supervisó las elecciones de su estado. Cuando los números se acumularon en contra del presidente en Georgia, Trump supo a quién recurrir.

Raffensperger habló ante el gran jurado especial durante varias horas en junio. El secretario de Estado de Georgia no ha hecho ningún comentario público sobre su testimonio, sin embargo, en su libro, Integrity Counts, Raffensperger relata que recibió una llamada de Trump mientras estaba sentado en su cocina con su esposa, Tricia, el 2 de enero de 2021. Puso al presidente en el altavoz.

Raffensperger tenía una idea de lo que le esperaba. Trump ya había “tuiteado insultos y amenazas contra mí y contra el gobernador de Georgia, Brian Kemp”. Durante una hora, el presidente intentó persuadir a Raffensperger de que anulara la votación.
“Así que, hemos pasado mucho tiempo en esto y si pudiéramos repasar algunos de los números, creo que es bastante claro que ganamos. Ganamos de manera muy significativa en Georgia”, dijo Trump en la llamada.

Raffensperger comentó que se sintió tentado de interrumpir y discrepar, pero no lo hizo por respeto.
Trump prosiguió: “Solo quiero encontrar 11 mil 780 votos … porque ganamos el estado”.

Raffensperger le dijo al presidente que “no podía hacerlo porque los datos no lo respaldaban”.
Trump intentó asegurar que la votación estaba manipulada alegando que se habían rellenado urnas y otras irregularidades. Entonces el presidente dijo: “Todo esto es muy peligroso cuando se habla de que no hay criminalidad. Creo que es muy peligroso que digas eso”.

Raffensperger lo entendió como lo que era.
“Sentí entonces –y sigo creyendo hoy– que se trataba de una amenaza”, escribió. “Otros obviamente también lo pensaron, porque algunos de los seguidores más radicales de Trump reaccionaron como si fuera su deber llevar a cabo esta amenaza”.

Raffensperger contó que él y su esposa fueron objeto de amenazas de muerte.
Willis tenía algo más que la palabra del testigo. Raffensperger grabó la llamada, aportando una evidencia poderosa e irrefutable.

La fiscal de distrito del condado de Fulton presentó una multitud de testigos ante el gran jurado, entre ellos el entonces jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, y Graham, quien llamó por teléfono a Raffensperger para sugerirle que anulara algunos votos en ausencia.

Es probable que a Giuliani le hayan preguntado por el falso testimonio que prestó ante los legisladores de Georgia un mes después de las elecciones presidenciales, incluidas las afirmaciones de que las máquinas de votación estaban manipuladas y de que miles de adolescentes que no tenían edad para votar habían depositado su voto. Un tribunal de Nueva York suspendió el año pasado su licencia para ejercer la abogacía debido a sus “declaraciones manifiestamente falsas y engañosas sobre los resultados de las elecciones presidenciales de Georgia”.

Willis también ha reunido pruebas sobre los intentos de presionar a una trabajadora electoral del condado de Fulton y a su hija para que dijeran falsamente que cometieron fraude electoral rellenando boletas, la repentina renuncia de un fiscal de Estados Unidos en Atlanta bajo presión de funcionarios de Trump para que investigara de manera más enérgica el presunto fraude electoral, y de una empresa de servicios informáticos contratada por uno de los abogados de Trump que copió ilegalmente datos confidenciales de los votantes de las máquinas de votación.

Las personas que han trabajado con Willis dicen que es poco probable que se abstenga de procesar a Trump en caso de que lo considere oportuno. Es conocida por ser una fanática de las leyes contra el crimen organizado, ya que las utilizó para procesar a profesores de escuelas públicas que participaron en un escándalo de trampas.

Si Willis decide seguir adelante con el caso, tendrá que convocar un gran jurado ordinario que tenga autoridad para dictar acusaciones.

Trump rechazó la amenaza a su libertad con sus habituales fanfarronerías. Describió su conversación con Raffensperger como “perfecta” y las audiencias como una “caza de brujas”. Calificó la investigación de Willis de “persecución política” y “racista”, presumiblemente porque es afroamericana.

Síguenos en

Google News
Flipboard