El cineasta Jafar Panahi inicia una huelga de hambre en una prisión iraní
Jafar Panahi en 2010. Foto: Atta Kenare/AFP/Getty Images

Uno de los cineastas más ilustres de Irán, Jafar Panahi, está en huelga de hambre como protesta por su prolongada detención en la prisión de Evin, en Teherán, informó su esposa.

El cineasta, galardonado en el festival de Cannes y director de “El globo blanco”, “El círculo” y “No Bears”, tomó la decisión después de que se frustraran los planes de su liberación, a pesar de que su abogado había impugnado con éxito su detención.

Panahi fue detenido a principios de julio, antes de la actual ola de protestas, después de que acudiera a Evin para protestar contra la detención días antes de dos colegas cineastas, Mohammad Rasoulof y Mostafa Aleahmad.

Las autoridades iraníes indicaron que habían decidido restablecer las condenas impuestas en 2010 junto con una prohibición de 20 años de viajar y hacer cine vinculada a su asistencia al funeral de un estudiante abatido a tiros en las protestas de la Revolución Verde de 2009, y a su posterior intento de filmar una película cuyo contexto era el levantamiento.

La esposa de Panahi, Tahereh Saeedi, y su hijo, Panah Panahi, publicaron un comunicado del director en sus cuentas de Instagram en la noche del miércoles en el que anunciaba su intención de dejar de comer.

El cineasta señaló que no le quedaba más opción que luchar contra la inhumanidad del régimen con su bien más preciado, su vida. “Declaro firmemente que, en protesta contra el comportamiento ilegal e inhumano del aparato judicial y de seguridad y su toma de rehenes, inicié una huelga de hambre desde la mañana del (1 de febrero)”, escribió.
“Me negaré a comer y beber cualquier alimento y medicamento hasta el momento de mi liberación. Permaneceré en este estado hasta que quizás mi cuerpo sin vida sea liberado de la prisión”.

En octubre, su abogado alegó ante el Tribunal Supremo que la condena dictada en 2010 había prescrito y que ya no era aplicable. Se le concedió permiso para solicitar un nuevo juicio en una medida que debería haber supuesto que Panahi quedara automáticamente en libertad bajo fianza, no obstante, las autoridades iraníes han impedido esto.

“Mientras hemos observado que transcurren menos de 30 días desde el momento de la detención hasta el ahorcamiento de los jóvenes inocentes de nuestro país, se necesitaron más de 100 días para transferir mi caso al juzgado con la intervención de las fuerzas de seguridad”, escribió Panahi.

Señaló que las autoridades iraníes presentaron repetidas excusas para explicar el motivo por el que no lo dejaban en libertad. “Lo que es seguro es que el comportamiento violento e ilegal de la institución de seguridad y la imprudente rendición del poder judicial demuestran una vez más la aplicación de leyes selectivas y de mal gusto”, escribió.
“No es más que una excusa para la represión. Sabía que el sistema judicial y las instituciones de seguridad no tienen ninguna voluntad de aplicar la ley (de la que presumen), pero por respeto a mis abogados y amigos, recurrí a todas las vías legales para luchar por mis derechos”.
“Hoy, al igual que muchas personas atrapadas en Irán, no tengo más opción que protestar contra estos comportamientos inhumanos con mi bien más preciado, es decir, mi vida”.

La detención de Panahi ocurrió antes de la muerte de Mahsa Amini, en septiembre, mientras se encontraba detenida por no usar su hiyab conforme a la ley iraní basada en la religión.

El primer suplente del poder judicial, Hojjat al-Islam Mohammad Mossadegh, señaló el jueves, en vísperas del aniversario de la revolución islámica de 1979, que el régimen iba a detener a varias personas implicadas en las recientes protestas. Hasta el momento, cuatro personas han sido ejecutadas y muchas más han sido condenadas a la pena de muerte.

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