Las mujeres denuncian en TikTok el acoso en los gimnasios
'Me hace sentir asqueada, ansiosa, y mi instinto de supervivencia se activa'. Foto Tempura/Getty Images

Desde hace mucho tiempo, las mujeres han estado muy atentas a las miradas masculinas no deseadas en el gimnasio. Pero antes de los teléfonos inteligentes, la sensación de que las miraban era más una impresión que una certeza.

Ahora, captar a los presuntos agresores en acción se ha convertido en su propio deporte en TikTok, ya que las mujeres dejan sus teléfonos grabando a escondidas y después observan el video resultante para ver quién estaba mirando sus glúteos mientras hacían sentadillas.

En la aplicación, el despiadado hashtag “gym weirdos” tiene más de 1.9 millones de visualizaciones, con videos que muestran a hombres que intentan coquetear o ligar con mujeres que solo quieren terminar sus sets sin ser molestadas.

Gina Love es una de esas detectives de TikTok. Va al gimnasio al menos cuatro veces a la semana, ya que la dosis de endorfinas de un buen peso muerto contrarresta el estrés diario de la vida.

“Miren a este bicho raro acercarse a mi burbuja personal mientras hacía (levantamiento de peso muerto rumano)”, escribió Love en el pie de foto de un encuentro que publicó en TikTok, el cual recibió más de 50 mil likes. “El gimnasio estaba prácticamente vacío, y de tantos rincones en los cuales estar y él eligió este”. En el video, el hombre se para justo detrás de Love mientras ella levanta mancuernas antes de decidir irse.

“Diría que experimento escalofríos el 15% de las veces que hago ejercicio”, comentó Love, de 29 años y residente en Atlanta, a The Guardian. Esto se manifiesta normalmente como un hombre que la mira fijamente durante un periodo de tiempo “incómodamente largo”. “Es casi como si intentaran desnudarte en su cabeza”, señaló Love.

Algunos podrían decir que las miradas inapropiadas o los comentarios repulsivos son tan habituales en el gimnasio para las mujeres como los aparatos de entrenamiento descompuestos o las aglomeraciones. Un estudio realizado en 2021 reveló que el 76% de las mujeres se sienten incómodas haciendo ejercicio en público debido al acoso. En otra encuesta realizada por Run Repeat, el 56% de las mujeres indicaron haber sufrido acoso durante sus entrenamientos.

Love en ocasiones se marcha del gimnasio cuando las miradas fijas son demasiado. “Me hace sentir asqueada, ansiosa y mi instinto de supervivencia se activa”, explicó. “Suelo acortar mi entrenamiento porque no logro volver a sentirme cómoda con esa persona a mi alrededor”. Love intercambia anécdotas con sus amigas: hace poco, una de ellas le contó que un hombre intentó grabarla en secreto durante un entrenamiento.

Los comentarios en sus videos, y en otros publicados por mujeres que han vivido experiencias similares, suscitan reacciones diversas. Algunos coinciden en que los gimnasios parecen ser espacios depredadores. Sin embargo, otros tachan de exageradas las quejas de las mujeres.

“No es tu espacio personal”, escribió una persona en respuesta al video de Love. “¿Qué diablos es una burbuja personal en un gimnasio público?”, preguntó otro.

Joey Swoll es un entrenador masculino y tiktoker que se autodenomina “CEO en el gimnasio”. Con frecuencia vuelve a publicar estos videos incluyendo comentarios sobre la etiqueta en el gimnasio, ya sea absolviendo al supuesto “bicho raro” o validando los sentimientos de la mujer extenuada ante sus 6 millones de seguidores de TikTok.

El mes pasado, una influencer llamada Jessica Fernández publicó un video desde el gimnasio en el que se veía a un hombre mirando en su dirección mientras ella hacía ejercicio. “Odio esto, odio cuando hay bichos raros”, dijo en voz baja en el video. “Salvajes, salvajes, salvajes, malditos salvajes”. El hombre le preguntó después si necesitaba ayuda con una pesa, a lo que ella se negó.

Swoll respondió a su video escribiendo: “Las mujeres sufren acoso en los gimnasios y esto tiene que acabar, pero tú no eres una de ellas. Un acto de amabilidad o una mirada no te convierten en víctima”. El video obtuvo más de 812 mil me gusta, y Fernández terminó disculpándose por su publicación. Ni Swoll ni Fernández respondieron a las solicitudes de comentarios.

¿Por qué los hombres no pueden ocuparse de sus propios asuntos en el gimnasio? Natalia Mehlman Petrzela, historiadora y autora del nuevo libro Fit Nation: The Gains and Pains of America’s Exercise Obsession, comentó que los gimnasios han sido desde hace mucho tiempo espacios separados por sexos. Tradicionalmente, existían gimnasios separados para hombres y mujeres, o los clubes de salud organizaban deliberadamente “días de mujeres”.

“Cuando me entero de que los hombres miran con lujuria o coquetean con las mujeres en el gimnasio, con frecuencia me acuerdo de cómo, durante décadas, las mujeres que hacían ejercicio eran consideradas una especie de espectáculo sexy”, comentó Petrzela.

En junio de 1972, por ejemplo, la ciudad de Nueva York celebró su primer Mini-Maratón, que fue transmitido por televisión y organizado por la marca de medias L’eggs. Las conejitas Playboy flanquearon la línea de salida de la carrera. “En las imágenes se ve claramente que algunos de los espectadores masculinos estaban ahí para mirar lascivamente a las atletas femeninas, en lugar de animarlas”, señaló Petrzela. Incluso cuando la segunda ola del feminismo de los años setenta y ochenta animó a las mujeres a inscribirse en masa en clases de ejercicio, los presentadores de los programas nocturnos bromeaban constantemente sobre ver a personalidades vestidas con Spandex como Debbie Drake o Jane Fonda dando vueltas en la televisión por algo “distinto al ejercicio”.

En la década de 1980, después de que los gimnasios mixtos se convirtieran en lo habitual, los columnistas escribieron artículos sobre cómo los gimnasios eran “los nuevos bares de solteros”, un concepto que propició la comedia romántica de 1985 Perfect, protagonizada por John Travolta en el papel de un reportero que se enamora de una asesora de salud perpetuamente sudorosa, interpretada por Jamie Lee Curtis.

La mayoría de los gimnasios actuales son mixtos, y la idea de regresar a los espacios de entrenamiento exclusivos para las mujeres sigue siendo controvertida. El año pasado, el Tribunal Supremo de Connecticut falló que estas zonas infringían una ley estatal que prohíbe la discriminación por razón de sexo. A pesar de ello, ciertas áreas de los gimnasios suelen estar segregadas por sexos de forma no oficial.

“Las mujeres están sobrerrepresentadas en los estudios y en los aparatos de cardio, mientras que los hombres acuden de manera desproporcionada a la sala de pesas”, señaló Petrzela. “Sin embargo, el auge de la popularidad de las mujeres que levantan pesas y, por tanto, su mayor presencia en una parte del gimnasio que tradicionalmente ha tenido más presencia masculina, significa que probablemente haya más casos de esas insinuaciones no deseadas”.

Esto significa que mujeres como Love, que encuentran tanta alegría en hacer ejercicio, tienen que negociar con su sentido de la seguridad cada vez que quieren ir al gimnasio. “Este comportamiento de los hombres me incita a hacer ejercicio lo antes posible, normalmente cuando abre el gimnasio”, explica. “Suelo ir con una amiga porque los bichos raros son más tímidos cuando hay dos chicas juntas. Intento ir vestida de incógnito: sudadera oversize y gorra. Es triste que las chicas no puedan sentirse cómodas usando lo que quieran para hacer ejercicio sin ser acosadas”.

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