Lejos de la justicia, la mitad de los asesinatos en EU quedan sin resolver
Brandon Cheese fue asesinado con arma de fuego en un parque de San Francisco en abril. Foto compuesta: Khaleelah Harris/The family of Brandon Cheese

Cada noche desde mayo, Nylah Cheese, de dos años, duerme con un muñeco de crochet que viste una camiseta blanca, pantalones negros y una cadena de plata. La tía de la niña, Silvia López, mandó hacer la figurita a semejanza del padre de Nylah, Brandon Cheese, quien fue asesinado con arma de fuego en un parque de San Francisco el mes anterior.

“Al instante supo que era él y gritó: ‘¡Es papá!'”, explicó López, la hermana mayor de Brandon Cheese. Desde entonces, la niña le puso el nombre de “muñeco de papá”.

Tras el asesinato de Cheese, López y su familia han trabajado para asegurarse de que Nylah sepa quién era su padre y cuánto la amaba. Sin embargo, durante los últimos 10 meses también han estado buscando respuestas sobre quién mató a Cheese y por qué. La policía de San Francisco aún no ha realizado ninguna detención.

“Estamos a punto de ser el primer país desarrollado en el que la mayoría de los homicidios no se resuelven”. Thomas Hargrove, Murder Accountability Project

“Siento que estoy defraudando a mi hermano si no hago nada”, comentó López. Teme que si deja de hablar públicamente sobre su hermano, no se obtendrán respuestas.

López hizo carteles y los colocó por toda la ciudad, publicó fotografías del vehículo del sospechoso y dio a conocer la recompensa de 50 mil dólares (unos 900 mil pesos) que ofrece el departamento de policía de San Francisco por cualquier pista. “Es difícil saber cuánto te falta para que se haga justicia por la persona que amas. No quiero esperar años, días ni meses”, señaló López. Ella y su familia forman parte de un grupo cada vez mayor de estadounidenses que sufrieron el asesinato de un ser querido, pero que aún no han obtenido el cierre que supone una detención o una condena.

En las últimas cuatro décadas las tasas de casos resueltos de homicidio –la métrica utilizada para determinar cuántos homicidios resuelve la policía– han disminuido de aproximadamente 71% en 1980 a un mínimo histórico de alrededor del 50% en 2020, según análisis separados de datos del FBI realizados por las organizaciones sin fines de lucro Marshall Project y Murder Accountability Project. Esto significa que en medio de un aumento sin precedentes de homicidios en 2020 y 2021, en su mayoría cometidos con armas de fuego, aproximadamente la mitad de los asesinatos del país quedaron sin resolver.

El descenso continuó mientras los departamentos de policía recibían presupuestos cada vez mayores, a pesar de las peticiones de eliminar el financiamiento de la policía e invertir en alternativas y recursos tras el asesinato policial de George Floyd en 2020.

“Estamos a punto de convertirnos en el primer país desarrollado en el que la mayoría de los homicidios no se resuelven”, señaló Thomas Hargrove, fundador del Murder Accountability Project, que realiza un seguimiento de los homicidios sin resolver en Estados Unidos.

Existen varias formas de considerar resuelto un homicidio. Una consiste en que alguien sea detenido, acusado y entregado a un tribunal para que sea procesado. También se pueden resolver los homicidios por “medios excepcionales”, que incluyen la muerte de un sospechoso, la negativa de otra jurisdicción a extraditar a alguien o que la policía identifique a un sospechoso, según indica el FBI. No existe ninguna base de datos gubernamental de acceso público que haga un seguimiento de los homicidios y casos resueltos en el país. Y lo que está disponible en las bases de datos de la policía federal, estatal y local no detalla la raza de la víctima o circunstancia del delito. Esto significa que, para obtener una imagen clara de las personas cuyos homicidios no se han resuelto, los periodistas e investigadores tienen que utilizar un mosaico de datos procedentes de la policía local y federal, y de los registros judiciales.

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Dinyal New creó un grupo de Facebook, ¿Quién asesinó a mi hijo?, después de que sus dos hijos fueran asesinados con 19 días de diferencia en el este de Oakland, California, en 2019. Foto: Jason Henry/The Guardian

“Esto debería ser una función gubernamental”, señaló Hargrove. “Debería ser obligatorio y debería realizarse un recuento especial de los casos que no se han resuelto. Si no se ha resuelto un asesinato después de un año, entonces se debería informar con mayor detalle y hacerse público”.

Estudios académicos y un proyecto de 2018 del periódico Washington Post revelan que es más improbable que se efectúen detenciones por estos delitos en las zonas de las ciudades estadounidenses –como Oakland, Baltimore e Indianápolis– donde los residentes afroamericanos son asesinados con mayor frecuencia.

Los homicidios de hombres jóvenes afroamericanos y latinos son los que tienen más probabilidades de quedar sin resolver, indicó David Bjerk, profesor Russell Bock de Economía Pública en el Claremont McKenna College en California, mientras que “otros grupos demográficos no han experimentado disminuciones iguales o tan notables”.

En un estudio publicado en julio de 2022, Bjerk descubrió que el índice de casos resueltos de homicidios de hombres pertenecientes a “minorías” era entre 15 y 30 puntos porcentuales inferior al de cualquier otro grupo demográfico racial. Para López, de ascendencia nicaragüense, saber que los casos de jóvenes afroamericanos víctimas de homicidio, como su hermano, son los que menos probabilidades tienen de resolverse fue doloroso, pero no sorprendente.

“¿Quién obtiene realmente justicia?”, preguntó. “Me preocupaba la seguridad de mi hermano cuando crecía viendo cómo los hombres afroamericanos se enfrentaban a tanta violencia. Me preocupaba que alguna vez tuviera un encuentro con la policía. Ahora me preocupa que su caso no llegue a resolverse”.

En California, la tasa estatal de casos resueltos de homicidios ha fluctuado en los últimos 20 años y en ocasiones cae por debajo de la tasa nacional, según muestran los datos del departamento de justicia de California. En 2020, la tasa era del 59%; el año siguiente cayó al 54.5%.

Mientras tanto, en el condado de San Francisco, la tasa de casos resueltos de homicidios ha variado mucho en los últimos 20 años, según indica el departamento de justicia del estado. En 2008, la tasa de casos resueltos de homicidios del condado era del 17%, el nivel más bajo en dos décadas. El año siguiente subió al 75%.

“Mataron a mi hijo y al día siguiente todos lo olvidaron”, Sylvia Cheese

En 2020 y 2021, la tasa de casos resueltos de homicidios del departamento de policía de San Francisco fue de alrededor del 75%, sin embargo, se desconoce cuántos casos se resolvieron a raíz de una detención o condena, o debido a uno de los “medios excepcionales” que reconoce el FBI. Tampoco se dispone de datos demográficos sobre las víctimas de los casos que se han resuelto.

No existe “un factor único, o grupo de factores… que influirán definitivamente en el resultado de una investigación”, indicó el departamento en un comunicado.

La madre de Brandon Cheese, Sylvia Cheese, comentó que mantenía una buena línea de comunicación con el detective que llevaba el caso de su hijo y que creía que los investigadores estaban haciendo todo lo posible con unos recursos cada vez más escasos. “¿Cómo puedo culparlo (a él) por no hacer lo suficiente si el departamento no te da las herramientas para hacerlo? San Francisco está desbordado”, comentó Sylvia. “El detective me mantiene informada. Cuando le llamo, me dedica un tiempo”.

Aun así, desea que su familia tuviera más oportunidades de hablar sobre Brandon públicamente para crear conciencia sobre la lucha de su familia por obtener respuestas. “Vivía para mi hijo; sus sueños eran mis sueños. Me ha afectado muchísimo, no hay palabras para explicarlo. No sabemos quién lo hizo, nadie lo sabe”, comentó Sylvia. “Mataron a mi hijo y al día siguiente todos lo olvidaron”.

Existen diversas razones que explican el descenso de los índices de casos resueltos, dependiendo de a quién se le pregunte. Algunos defensores de la comunidad y de las víctimas sostienen que los bajos índices de casos resueltos reflejan una indiferencia general respecto a los homicidios que se producen en los barrios afroamericanos y latinos de bajos ingresos, una opinión respaldada por la investigación académica y los informes sobre las disparidades raciales en los índices de casos resueltos.

“La gente no necesita ver los datos para saber que la policía no está haciendo su trabajo”, señaló Tinisch Hollins, directora ejecutiva de Californians for Safety and Justice, una organización de reforma de la justicia penal.

Hollins indicó que en algunos vecindarios existe “apatía” hacia las víctimas de delitos, lo cual transmite el mensaje de la policía de que “ya se las arreglarán ustedes solos. (La violencia con armas de fuego) es algo inherente a nuestra comunidad porque ustedes son intrínsecamente violentos”. Sin embargo, la policía alega la escasez de detectives experimentados en homicidios, y con frecuencia acusa a los miembros de la comunidad –muchos de los cuales se han visto perjudicados por décadas de violencia y maltrato policial– de no estar dispuestos a colaborar con las investigaciones.

“Escuchas a todos los policías decir: ‘No podemos hacerlo mejor porque no cooperan'”, comentó John Skaggs, detective de homicidios jubilado del departamento de policía de Los Ángeles que cuenta con más de dos décadas de experiencia policial. “Pero estos policías jóvenes no saben cómo hablar con las personas y lograr que cooperen”.

Skaggs, que viaja por todo el país para entrenar a policías y detectives en materia de homicidios, también señala que muchos policías quieren resolver los homicidios desde sus despachos, utilizando tecnologías como pruebas de ADN, balística y antenas de telefonía móvil, pero que estas tácticas no ayudan en muchos de los homicidios, especialmente en aquellos que ocurren en las calles de la ciudad en lugar de en los hogares. En medio de los cambios en la dinámica de los departamentos de policía y las nuevas tecnologías de investigación, familias como la de López se quedan con un trauma que se agrava cada día que el caso de su ser querido queda sin resolver.

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‘¿Quién obtiene realmente justicia? Foto: Simon Leigh/Alamy

Cuanto más tiempo pasa sin que se resuelvan los casos, más se deteriora la comunicación entre las familias y la policía, lo cual puede hacer que las familias “se sientan a la deriva”, explicó DeWanda Joseph, que dirige un círculo de sanación para familias que han perdido a seres queridos a causa de un homicidio y que trabaja para tender puentes entre ellas y los detectives de homicidios.

También se trata de un asunto personal para Joseph. Su sobrino, Ivan Thompson, fue asesinado con arma de fuego en 2010 y la policía aún no ha realizado ninguna detención. A través de su trabajo y de su experiencia personal, ha visto el enojo, la confusión y la desesperanza que sienten las familias –especialmente los padres– cuando un detective de homicidios con el que estuvieron en contacto cambia de puesto o se jubila y nadie en el departamento retoma la comunicación.

“Nadie llama y les dice que su detective se jubiló o fue ascendido, lo único que saben es que no se ha resuelto el homicidio de su hija o hijo”, señaló Joseph. “Cuando llaman y no les contestan, se crea una frustración, una desconfianza, un sentimiento de ser ignorados. Eso se convierte en un trauma secundario: tu ser querido falleció y nadie escucha tu sufrimiento”.

Para la familia de Cheese y otras familias de víctimas de homicidio, los casos de sus seres queridos solo parecerán resueltos cuando se detenga, acuse y condene a la persona que apretó el gatillo. Pero el hecho de que un caso figure como resuelto en una base de datos policial no significa que haya pasado por el sistema judicial.

“Tenemos menos conocimiento de lo que está ocurriendo en nuestro amplio sistema de justicia”, comentó Bjerk. “Cuando pensamos en la justicia, nos referimos a todo el proceso, desde la condena hasta la sentencia, y lo mucho que varía (entre las distintas) víctimas o acusados”.

El impacto de la disminución de los casos resueltos y la falta de transparencia sobre las condenas es múltiple, indican los investigadores y los defensores de las víctimas. Si la policía resuelve menos delitos en las comunidades más afectadas, los residentes seguirán perdiendo la confianza en las fuerzas del orden y podrían considerar que su participación en las investigaciones de homicidios es inútil. Y cuanto más tiempo permanece abierto un caso de homicidio, más se agrava el trauma, especialmente cuando no se dispone de recursos de apoyo para la salud mental a largo plazo.

“Tanto si se produce una detención como si no, no hay manera de cuantificar el daño causado a las personas desde el punto de vista psicológico y emocional”, señaló Hollins, de Californians for Safety and Justice. “Mi percepción es que la policía no está haciendo su trabajo –el sistema nunca puede proporcionar un cierre completo–, pero sí tiene la responsabilidad de ser receptiva y asegurarse de que nuestros ciudadanos están seguros, informados y son respetados durante todo este proceso. Pero eso no está ocurriendo”.

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