Yenín antes. Yenín ahora. La debilidad de las fuerzas de seguridad palestinas es la diferencia clave
Palestinos caminan por las calles después de la operación militar israelí de 2002 en Yenín. Foto: Anadolu Agency/Getty Images

Yenín hace 21 años. Yenín en la actualidad. En 2002, fueron helicópteros de ataque los que sobrevolaron el campamento de refugiados de la ciudad de Cisjordania durante una semana de brutales combates. La nueva ofensiva estuvo dirigida por ataques de drones mientras soldados israelíes entraban a la ciudad, reduciendo el centro del campamento a escombros.

Todavía se recuerdan escenas de aquellos combates de hace dos décadas. Periodistas de pie en las plantaciones de olivos a las afueras del campamento y observando cómo un helicóptero sobrevolaba las calles disparando. Una mujer sentada en la habitación del primer piso de una casa cuya fachada habían destruido. Un hombre en silla de ruedas intentando cruzar un campo de escombros de edificios destruidos.

Cuando el humo se disipó en lo que se denominó la Batalla de Yenín en 2002, más de 50 palestinos y 23 soldados israelíes habían muerto, 13 de ellos en una sola emboscada al intentar luchar a través de las calles llenas de trampas explosivas.

La actual operación militar israelí es descrita como la más grande en Cisjordania desde que las tropas israelíes irrumpieron en las ciudades palestinas durante la segunda intifada, cercando el complejo de Yasser Arafat en la ciudad de Ramala y sitiando la Basílica de la Natividad en Belén. Fueron días violentos en Cisjordania, en los que los tanques israelíes recorrieron calles ruidosas por los tiroteos, seguidos de airados funerales.

Sin embargo, Yenín y el resto de Cisjordania han cambiado en las dos últimas décadas, debido a la constante marginalización que Israel ha impuesto a la Autoridad Palestina, respaldada por Occidente, la cual ha dado lugar a una nueva generación de militantes a los que no se puede controlar.

Funcionarios israelíes señalaron que el ataque actual, en el que se desplegaron 2 mil soldados, podría durar varios días.

Si esto resulta familiar, es porque así es. Una vez más, excavadoras blindadas se abren paso en el campamento, con francotiradores en los techos, en el transcurso de una operación que fue aprobada hace 10 días.

En aquel momento, como ahora, el campamento de refugiados de Yenín era un lugar en el que se consideraba que el mandato de las fuerzas de seguridad palestinas era débil.

El ataque de 2002 ocurrió pocos días después de un atentado suicida con bomba perpetrado por palestinos durante una gran reunión con motivo de la festividad judía de la Pascua, en el que murieron 30 personas.

La incursión del lunes ocurrió dos semanas después de otro enfrentamiento violento en Yenín y luego de que el ejército informara sobre el lanzamiento de un cohete desde la zona la semana pasada.

“Ha existido cierta dinámica aquí en torno a Yenín durante el último año”, dijo el vocero israelí, teniente coronel Richard Hecht, cuando defendió las tácticas del lunes. “Se ha intensificado todo el tiempo”.

Si existe una diferencia, es que durante la segunda intifada, las fuerzas de seguridad de Palestina y los combatientes asociados a figuras palestinas de alto rango se vieron arrastrados a la escalada de la violencia. En este ciclo de violencia, la ausencia de fuerzas de seguridad palestinas ha sido lo que ha contribuido a la reciente escalada.

El nivel de resistencia armada desde el interior del campamento durante la última gran incursión israelí en junio tomó a Israel desprevenido, con videos que mostraban una explosión que hirió a siete de sus soldados y helicópteros y ataques con drones enviados para rescatar a las tropas heridas.

Esto provocó que los políticos israelíes presionaran al primer ministro, Benjamin Netanyahu, cuyo gobierno está dominado por los colonos de Cisjordania y sus partidarios, para que llevara a cabo una “operación a gran escala” en toda la Cisjordania ocupada.

Se trató de un incidente que evidenció la debilidad de Netanyahu. Los años durante los cuales sus gobiernos socavaron y marginaron a la Autoridad Palestina como socio de paz verosímil y gobierno viable, unidos a su asociación con grupos de colonos de extrema derecha fortalecidos, han contribuido al creciente vacío que existe en la sociedad palestina de Cisjordania.

Esta situación ha fortalecido a los grupos armados presentes en Yenín y otras ciudades, como Nablús, a medida que las nuevas generaciones se han ido distanciando de la Autoridad Palestina.

Sin embargo, Netanyahu se ha visto debilitado en otros aspectos, lo cual quizás explique el momento elegido para llevar a cabo esta ofensiva. Al enfrentarse a protestas a gran escala por su polémico proyecto de reforma judicial, que reinició su proceso legislativo el domingo, podría esperar una demostración de fuerza como distracción, en medio de los llamados de algunas figuras políticas para que se suspendan las manifestaciones durante la operación.

Sin embargo, hay algo que está claro. La repetición de la violencia a gran escala en Yenín y otras ciudades palestinas –como ha demostrado ampliamente el caso de Gaza– no resolverá los problemas tóxicos y de largo plazo derivados de la ocupación y la construcción de asentamientos.

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