Vivimos era de megaincendios: nuevas tácticas ante aumento de incendios en Sudamérica
Un hombre huye de un incendio forestal en Viña del Mar, Chile, el 3 de febrero. Foto: Esteban Félix/AP

Mientras Sudamérica soporta altas temperaturas sin precedentes, tras el mes de enero más caluroso del que se tiene constancia en todo el mundo, sigue asimilando los devastadores incendios forestales que han asolado el continente.

Chile ha sido el país más afectado, con al menos 131 muertos en un incendio que arrasó la región costera de Valparaíso en lo que se convirtió rápidamente en una tragedia nacional. El año pasado, al menos 23 personas murieron en incendios forestales en verano en el país.

Sin embargo, no es el único país que sufre incendios fuera de control. En la Patagonia argentina, un incendio en el parque nacional de Los Alerces ha calcinado más de 6 mil hectáreas de terreno, mientras que en Colombia los incendios arrasaron más de 17 mil hectáreas en enero.

Según el Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de Copernicus, 2023 fue un año de intensa actividad de incendios forestales en Sudamérica. Las emisiones de carbono de incendios forestales en Chile y partes de Argentina en los dos primeros meses fueron las segundas más altas de los últimos 20 años.

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La actividad humana desencadena la gran mayoría de los incendios forestales en Sudamérica. La autoridad chilena en materia de incendios, Conaf, ha atribuido el 99.7% de los incendios a “descuidos o negligencias” de agentes humanos. Mientras tanto, las autoridades locales han culpado a los campistas de los incendios de Los Alerces, en Argentina.

Los incendios se han convertido en un problema creciente en los últimos años. Los científicos citan una combinación de El Niño, un patrón meteorológico que provoca el aumento de la temperatura del mar en el Pacífico, afectando al clima en todo el mundo, y la crisis climática para crear las condiciones en las que los incendios pueden propagarse sin control.

Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago de Chile y de la Universidad de Groningen, afirma que ambos factores han desempeñado un papel importante en los recientes incendios. “La concurrencia de El Niño y las olas de calor provocadas por el clima potenciaron el riesgo local de incendios y contribuyeron decisivamente a la intensa actividad de estos”.

Francisco de la Barrera, profesor asociado de la Universidad de Concepción, afirma que la crisis climática es una “gran parte de la ecuación”, que provoca una sequía prolongada en toda la región y aumenta el riesgo de incendios de rápida propagación. “Creo que estamos en una nueva era de megaincendios que no habíamos visto antes”, afirma.

“El cambio climático no es un problema del futuro. Es una preocupación de hoy. Ya estamos experimentando los efectos de este fenómeno”. Maisa Rojas

La ministra chilena de Medio Ambiente, Maisa Rojas, afirma que la crisis climática contribuye a que estos fenómenos sean “más frecuentes y fuertes”. “El cambio climático no es un problema del futuro. Es una preocupación de hoy. Ya estamos experimentando los efectos de este fenómeno”.

También influyen otras condiciones locales. La zona devastada por el fuego en Chile esta semana tiene enormes y densamente poblados bosques, compuestos por árboles no autóctonos cultivados para el comercio de madera. Esto permitió que el fuego se propagara rápidamente, afirma De la Barrera.

Los gobiernos han aumentado los fondos destinados a la prevención y la lucha contra los incendios, pero algunos críticos sostienen que hay que hacer más para evitar que se inicien.

Los países sudamericanos han introducido nuevas medidas y aprobado leyes medioambientales para prevenir los incendios forestales. Sin embargo, los críticos sostienen que su aplicación ha sido a veces irregular. Chile, por ejemplo, ya invertía 80 millones de libras esterlinas (mil 733 millones 500 mil pesos) al año en la lucha contra los incendios, pero tras los letales fuegos del año pasado amplió la inversión en 40 millones (866 millones 780 mil pesos) más.

A pesar de ello, los acontecimientos de las últimas semanas demuestran que la financiación no es suficiente, según algunos expertos. “Los recursos por sí solos no determinan los resultados”, afirma Cordero. A pesar de contar con un sistema de alerta temprana, afirma que algunos residentes ignoraron la orden de evacuación por temor a la seguridad de sus hogares. “Algunos temían más a los ladrones que a los incendios”, afirma.

Estefanía González, directora adjunta de Greenpeace Chile, afirma que no ha avanzado una propuesta de ley que restringe el cambio de uso del suelo en las zonas afectadas por los incendios. El peligro más importante, dice, está en las zonas donde coexisten el hombre y las especies vegetales combustibles, regiones que “no están consideradas en las políticas de ordenamiento territorial de Chile”.

“Todavía no tenemos normativas que incluyan el riesgo de incendio en los diseños para la edificación y construcción de edificios”, afirma.

Rojas destaca algunos de los trabajos del Gobierno en materia de protección contra incendios y señala que el número ha disminuido respecto al año anterior.

“Sin embargo, ha afectado a zonas urbanas, generando un impacto muy importante en las personas y sus viviendas”, señala. “El Gobierno está actuando con rapidez y de forma coordinada para seguir combatiendo los incendios y prestar la ayuda necesaria a la población”.

En Argentina, los sucesivos gobiernos han aprobado leyes medioambientales, incluida una ley general de medio ambiente y leyes para proteger bosques y glaciares, pero las autoridades regionales no las han adoptado universalmente.

Ana Di Pangracio, directora de biodiversidad de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales de Argentina, afirma que, aunque los recientes aumentos de financiación han sido bienvenidos, algunas regiones no han aplicado correctamente los protocolos de gestión de incendios, lo que significa que en algunos casos no está claro a qué autoridad debe distribuir los fondos el gobierno central.

“No se trata sólo de dinero”, afirma. Necesitamos un cambio de paradigma en lo que respecta a los incendios. Debemos pasar de un enfoque de lucha urgente a una gestión más preventiva. Si no lo hacemos, siempre iremos por detrás de los incendios”.

El gobierno tiene que advertir a la gente para que actúe de forma más responsable, como no encender fogatas durante la sequía, pero también apoyar otros planteamientos preventivos, afirma.

El nuevo presidente de Argentina, Javier Milei, también ha intentado reducir algunas protecciones medioambientales.

Di Pangracio afirma: “En Sudamérica, los incendios se han vuelto realmente graves y problemáticos. Por supuesto, el cambio climático no está ayudando en absoluto, porque sabemos que hace que procesos naturales como las inundaciones o las sequías sean aún más extremos”.

“Es aún más preocupante cuando se tiene un presidente que afirma no creer en el cambio climático”.

Traducción: Ligia M. Oliver

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