La generación Z y su temor a las impresoras
Puede que sean nativos digitales, pero los jóvenes trabajadores crecieron con aplicaciones fáciles de usar y los dispositivos de oficina son mucho menos intuitivos.
Puede que sean nativos digitales, pero los jóvenes trabajadores crecieron con aplicaciones fáciles de usar y los dispositivos de oficina son mucho menos intuitivos.
Garrett Bemiller, un neoyorquino de 25 años, ha pasado toda su vida en internet. Creció frente a las pantallas, cambiando de una aplicación a otra. Pero hay una habilidad con la que Bemiller admite sentirse menos cómodo: la humilde impresora de oficina.
“Cosas como los escáneres y las fotocopiadoras son complicadas”, comenta Bemiller, que trabaja como publicista. La primera vez que tuvo que fotocopiar algo en la oficina no salió precisamente bien. “Seguía saliendo una página en blanco, y tardé un par de veces en darme cuenta de que tenía que colocar el papel al revés en la máquina para que funcionara”.
Bemiller suele recurrir a Google para encontrar respuestas. Pero también encontró una alianza con algunos trabajadores mayores, que son veteranos de la sala de fotocopias y pueden comprar rápidamente etiquetas de envío en la cuenta UPS de la oficina. Bemiller sabe que la expectativa consiste en que sea él quien les ayude con los problemas tecnológicos.
“Existe el mito de que los niños nacieron en la era de la información y que todo esto les resulta intuitivo”, comentó Sarah Dexter, profesora asociada de educación en la Universidad de Virginia. “Pero eso no es realista. ¿Cómo van a saber escanear algo si nunca les han enseñado a hacerlo?”.
Los trabajadores de la generación Z suelen tener un buen conocimiento para editar fotos y videos desde sus teléfonos, o utilizar creadores de páginas web como Squarespace y Wix. Crecieron utilizando aplicaciones para hacer su trabajo y están acostumbrados a la facilidad que ofrecen los sistemas operativos de Apple. Pasaron sus años de formación tecnológica utilizando un software que existe para ser fácil de usar. Sin embargo, la informática tradicional es mucho menos intuitiva.
Aspectos como los archivos, las carpetas, el escaneado, la impresión y el uso de hardware externo son características de la vida en la oficina. ¿Saben qué botón tienen que apretar para prender un voluminoso monitor de computadora, cuando muchos simplemente cierran sus laptops personales cuando terminan de usarlas? “No”, dice un usuario de Reddit que trabaja en informática y recurrió a poner un letrero sobre el botón de encendido en las computadoras del trabajo.
Steve Bench imparte talleres sobre diferencias generacionales en el mundo empresarial. “En mis sesiones bromeo diciendo que mi becario de la generación Z no sabía cómo enviar una carta por correo”, explicó. “Me preguntaron dónde iba el sticker. Yo les respondí: ‘¿Te refieres a la estampilla?’”. La empresa tecnológica HP acuñó la expresión “vergüenza tecnológica”, para definir cuán agobiados se sentían los jóvenes al utilizar herramientas básicas de la oficina.
Según el estudio, uno de cada cinco jóvenes oficinistas reportaba “sentirse juzgado por tener problemas tecnológicos”, lo cual los hacía menos propensos a pedir ayuda. Y en otra encuesta, la empresa de empleo LaSalle Agency descubrió que casi la mitad de la generación de 2022 se sentía “poco preparada” en lo que se refería a los conocimientos técnicos necesarios para incorporarse al mercado laboral.
Dell utilizó su propia encuesta realizada a personas de entre 18 y 26 años para descubrir que el 56% de los mismos dijeron “tener una formación muy básica o ninguna formación en competencias digitales”. Un tercio de ellos indicó que su educación no les proporcionó “la habilidad digital que necesitan para impulsar su carrera”.
Lo que saben proviene de las aplicaciones que utilizan en su tiempo libre, no de los artículos tecnológicos de Office Depot. Y así regresamos a las impresoras, que siguen siendo especialmente difíciles de manejar para la Generación Z.
“Cuando veo una impresora, pienso: ‘Dios mío'”, comentó Max Simon, un joven de 29 años que trabaja en el área de creación de contenidos para una pequeña empresa de Toronto. “Parece que estoy descubriendo un artefacto antiguo, en cierto modo”. Simon, que hace videos cómicos sobre la vida corporativa para su audiencia de más de 220 mil seguidores en TikTok, entra en la categoría de joven millennial. Se considera una especie de pastor para los trabajadores de la generación Z, que se sienten perdidos navegando por Google Suite y otros programas cotidianos.
“Los invitaré a una reunión en Google Meet, y me dirán: ‘¿Cómo conseguimos un enlace para esa reunión?’ Pero el enlace ya se encuentra en la invitación del calendario”, explicó Simon. “Estamos en 2023, este es el mundo en el que vivimos. Cosas que parecen ser bastante sencillas con frecuencia agarran desprevenida a la generación Z”. Para Simon, se trata de otro problema que se puede atribuir al poder de las redes sociales para fundir cerebros. Su presentimiento: aplicaciones como Instagram y TikTok son tan fáciles de usar que los jóvenes esperan que todo lo demás también lo sea. Cuando no es así, es más probable que se rindan.
“Se necesitan cinco segundos para aprender a usar TikTok”, comentó. “No necesitas un manual de instrucciones, como en el caso de una impresora. Ahora es tan fácil acceder a los contenidos que cuando le lanzas a alguien una simple bola curva, hará un swing y fallará, y por esa razón la generación Z no puede programar una reunión”.
Cuando se trata de completar tareas sencillas, a veces la generación Z tiene que volverse un poco creativa, o directamente evasiva. Elizabeth, una ingeniera de 23 años que vive en Los Ángeles, evita a toda costa la impresora de la oficina. “Siento que simplemente no me han enseñado cosas que algunas personas consideran conocimientos básicos, y soy demasiado tímida como para preguntar”, explicó.
Bemiller, el publicista, estropeó accidentalmente una laptop del trabajo porque no sabía cómo pedir ayuda. Cada mañana, cuando la encendía, le aparecía una ventana emergente del servicio de almacenamiento Dropbox, que siempre aceptaba sin leer. Después de unos meses, la computadora comenzó a funcionar de manera dolorosamente lenta. Muchas veces se apagaba sin previo aviso. Bemiller no podía trabajar y su jefe le encargó una nueva laptop. Cuando llegó el reemplazo por correo, el departamento de TI ya había descubierto el problema, que era completamente evitable.
Resultó que cada vez que Bemiller aceptaba la ventana emergente, autorizaba que Dropbox hiciera una copia de seguridad de todo en el disco de la computadora. Al mismo tiempo, le daba permiso a la computadora para hacer copias de seguridad en Dropbox. “Estaba constantemente haciendo copias de seguridad de todo en sí misma”, comentó. “Asesinar esa pobre laptop sigue siendo algo muy gracioso para mí”.
En ocasiones, los jefes traen a expertos para que les ayuden con las diferencias. Jason Dorsey es cofundador del Center for Generational Kinetics, una empresa de investigación con sede en Austin. Los jefes recurren a él para que dirija talleres que reúnen a empleados de todas las edades en torno a sus mutuos problemas informáticos. En un ejercicio, sitúa a los asistentes en círculo, donde comparten los distintos avances tecnológicos que recuerdan haber vivido. “Es extremadamente humanizador”, señaló Dorsey.
“Tendrás a alguien que recuerda la primera televisión a color, a otra persona que recuerda los primeros contestadores automáticos y a un muchacho que puede hacer su trabajo desde un teléfono inteligente. Nos ayuda a reconocer que la diversidad de estas experiencias es una fortaleza”.
Pero hay al menos una cosa que distingue a los trabajadores de la generación Z sin conocimientos tecnológicos de sus compañeros de mayor edad. Los más jóvenes parecen estar más dispuestos a aprender y se adaptan rápidamente a las nuevas habilidades, aunque tengan que pasar unas cuantas rondas en la impresora para dominar por completo el arte del escaneado.
“La generación Z se siente muy cómoda navegando por un software que nunca ha utilizado antes, porque lo han estado haciendo toda su vida”, comentó Bench. “Están acostumbrados al método de ensayo y error. Quizás no son ese regalo del cielo para los trabajadores que llega automáticamente sabiendo cómo manejar Excel, pero aprenden rápido”.