Rebekah Vardy pierde el caso de difamación contra Coleen Rooney Rebekah Vardy pierde el caso de difamación contra Coleen Rooney
Rebekah Vardy llegando al tribunal en Londres durante el juicio. Foto: Hannah McKay/Reuters

Rebekah Vardy perdió su caso de difamación “Wagatha Christie” contra Coleen Rooney, en una dramática derrota legal que la deja enfrentándose a costos legales significativos, junto con su reputación en ruinas.

En una sentencia condenatoria del tribunal superior, Vardy fue descrita como una “testigo poco confiable” que probablemente destruyó evidencia potencialmente crucial de manera intencional. La jueza concluyó que Vardy probablemente trabajó con su agente, Caroline Watt, para filtrar información de la cuenta privada de Instagram de Rooney al periódico The Sun, proporcionando consejos a los periodistas de la prensa sensacionalista y ayudándoles en sus investigaciones.

La jueza se mostró sumamente crítica con la pérdida de comunicaciones clave. Dijo que no era creíble que Watt dejara caer por accidente su celular en el Mar del Norte poco después de que se presentara una solicitud legal para revisar sus mensajes de WhatsApp.

Vardy se enfrenta ahora a una importante cuenta legal por haber decidido llevar el caso a juicio. A cambio de este gasto de millones de libras, se quedará con la sentencia de 75 páginas dictada por la jueza, que describe sus pruebas como “inconsistentes”, “evasivas” o “inverosímiles”.

La reputación de Vardy ya se había visto perjudicada durante los siete días que duró el juicio en el tribunal superior de Londres en mayo.

En un comunicado posterior al veredicto, Vardy indicó que no tenía intención de apelar, señalando que “el caso ha terminado”.
Vardy imploró a aquellos que la habían sometido a abusos que dejaran de hacerlo, añadiendo: “Como expliqué en mi testimonio, yo, mi familia e incluso mi bebé aún no nacido fuimos objeto de mensajes repugnantes y de viles abusos tras la publicación de Coleen y estos han continuado incluso durante el transcurso del juicio”.

“Por favor, ¿pueden las personas que han estado abusando de mí y de mi familia dejar de hacerlo ahora? El caso ha terminado”.
También expresó su decepción respecto al veredicto, expresando que la jueza “no lo había entendido bien”.

“No es el resultado que esperaba, ni creo que haya sido justo. Emprendí esta acción para reivindicar mi reputación y me siento desolada por la decisión tomada por la jueza”.

“La jueza reconoció que la publicación del mensaje de Coleen no era de ‘interés público’ y también rechazó su afirmación de que yo era la ‘WAG Secreta’ (esposa y novia). Sin embargo, en cuanto al resto de su sentencia, no lo entendió bien y esto es algo que no puedo aceptar”.

Rooney celebró su victoria, aunque añadió que “nunca creí que debía haber llegado a los tribunales”.

Comentó: “No fue un caso que hubiera buscado o deseado. Nunca creí que debía haber llegado a los tribunales a un costo tan alto en tiempos de dificultades para tantas personas, cuando se podría haber gastado el dinero de mejor manera para ayudar a los demás”.

“Tanto antes como después de mis publicaciones en las redes sociales en octubre de 2019, me esforcé por evitar la necesidad de un caso judicial tan prolongado y público. Todos mis intentos por lograrlo fueron rechazados por la Sra. Vardy”.

La saga comenzó hace tres años, cuando Rooney, la esposa del exfutbolista inglés Wayne, dirigió una operación “encubierta” para averiguar quién estaba filtrando información desde su cuenta privada de Instagram a los periodistas del periódico The Sun. Rooney identificó al culpable con las ahora tristemente célebres palabras: “Fue ……… la cuenta de Rebekah Vardy”.

Vardy negó rotundamente haber pasado información al Sun y demandó a Rooney por difamación en un intento para restaurar su reputación. En una sentencia hecha pública el viernes, la jueza Steyn declaró que la demanda de Vardy por difamación había sido desestimada.

La jueza concluyó que “partes significativas” de la evidencia presentada por Vardy no eran creíbles y que hubo muchas ocasiones en las que su evidencia “era evidentemente inconsistente con la evidencia documental contemporánea, evasiva o inverosímil”.

También señaló que era probable que Vardy y su agente Caroline Watt hubieran destruido deliberadamente evidencia potencialmente condenatoria. Los mensajes de WhatsApp que había en el teléfono de Watt se perdieron después de que el dispositivo cayera desde un barco en el Mar del Norte, mientras que la propia copia de los mensajes de Vardy se perdió en el proceso para realizar una copia de seguridad.

La jueza concluyó: “Es probable que la Sra. Vardy borrara a propósito su chat de WhatsApp con la Sra. Watt, y que la Sra. Watt dejara caer a propósito su teléfono al mar”.

También consideró que era probable que Vardy “tuviera conocimiento, aprobara y participara activamente” en el proceso de filtración de información sobre Rooney al periódico The Sun por parte de Watt.

Aunque la defensa de Rooney tuvo éxito en la cuestión relativa a la verdad –después de convencer a la jueza de que era probable que la demanda contra Vardy fuera cierta–, falló en su defensa relativa al interés público.

Esto se debió, en parte, a que Rooney no siguió la práctica periodística habitual de dirigirse a Vardy para conocer su opinión antes de publicar la acusación.

El hecho de presentar el caso significó que Vardy, de 40 años, esposa del futbolista del Leicester City, Jamie, tuvo que soportar días de un difícil contrainterrogatorio en el tribunal superior.

El contrainterrogatorio abarcó todo, desde su historial de venta de información de vida privada a la prensa sensacionalista sobre el cantante Peter Andre hasta las acusaciones de que había filtrado detalles de la relación de su esposo con sus compañeros de equipo, así como su propio historial de pasar información al periódico The Sun. En lugar de limpiar su nombre, el caso la dejó con una desagradable derrota y una reputación empañada.

Durante el juicio, el tribunal escuchó los mensajes personales de WhatsApp enviados por Vardy contra Rooney, los detalles sobre su intento de vender al Sun una noticia sobre una detención por conducir bajo los efectos del alcohol en la que estaba implicado el futbolista del Chelsea Danny Drinkwater, y sus intentos de atribuir la culpa de las filtraciones sobre Rooney a Watt.

En el juzgado proliferaron las burlas respecto a la pérdida de evidencia potencialmente crucial por parte de Vardy y sus allegados. Los abogados de Rooney citaron un precedente legal de 1722 para argumentar que, en ausencia de evidencia, la jueza debería asumir lo peor.

El equipo jurídico de Rooney, de 36 años, admitió ante el tribunal que no tenía ninguna prueba irrefutable de que Vardy fuera la responsable de las filtraciones. No obstante, defendieron la demanda basándose en dos argumentos: el primero, que la acusación era cierta basándose en las pruebas circunstanciales a disposición de Rooney; y el segundo, que era de interés público que Rooney presentara la acusación contra Vardy.

Dado que los jurados fueron abolidos en los juicios por difamación en Inglaterra y Gales, no hubo un veredicto instantáneo sobre quién ganó el caso cuando el juicio terminó. La sentencia fue publicada en internet a mediodía del viernes.

El equipo de Vardy declaró ante el tribunal que su vida se había convertido en un infierno debido a la acusación pública de Rooney, la cual la dejó expuesta a burlas generalizadas, abusos en las redes sociales y coreos negativos cuando su esposo jugaba futbol.

Su abogado, Hugh Tomlinson, indicó que su clienta tendría que haber sido “muy inteligente o muy cínica” para haber eliminado manualmente los mensajes de WhatsApp. Señaló que se trataría de una “conspiración extraordinariamente complicada” para haber eliminado todas las pruebas.

El caso se ha convertido en un tema de discusión cultural, con varios proyectos televisivos basados en el caso judicial actualmente en desarrollo. Todos ellos ahora podrán terminar con la conclusión de que, como afirmó Rooney en un principio, “es la cuenta de ………. Rebekah Vardy”.

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