‘Ya no serán 43, ahora van a tener que buscar a 95’: la amenaza de policías a los normalistas de Chiapas
Protesta para exigir la liberación de normalistas de Mactumatza detenidos: Foto: Carlos López/EFE

“Ya no serán 43, ahora van a tener que buscar a 95”. Esta fue una de las amenazas que policías estatales de Chiapas lanzaron a casi un centenar de estudiantes de la Escuela Normal Rural Mactumactzá el pasado 18 de mayo, cuando los detuvieron en la caseta de cobro de la autopista Tuxtla Gutiérrez-San Cristóbal de las Casas.

Aquel martes, alrededor de las 09:00 horas, los jóvenes planearon realizar una jornada de volanteo para dar a conocer a los automovilistas una demanda que tienen desde principios de abril: que el examen de ingreso para la Normal se haga de forma presencial y no en línea, pues muchos aspirantes no tienen internet ni computadoras.

Los normalistas se reunieron en su escuela muy temprano y de ahí partieron a la caseta en cinco camiones. Entregaron algunos volantes y, pocos minutos después, policías estatales vestidos de negro, armados con escudos, toletes y gases lacrimógenos se abalanzaron contra ellos.

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Nubes de humo. Los ojos les ardían y les costaba trabajo respirar. Algunos estudiantes que estuvieron ahí relatan a La-Lista que los elementos de seguridad los jalonearon y golpearon con toletes. Los abusos ocurrieron en la carretera y en los camiones. Quienes pudieron corrieron hacia los pastizales al costado de la autopista para huir en dirección a los montes, mientras las mujeres normalistas volvieron a los camiones para resguardarse. 

Las jóvenes pensaron que estarían a salvo en los autobuses, pero los policías las rodearon, las amenazaron con subir por ellas a la fuerza, golpearon los vidrios y dispararon gases lacrimógenos para romper los cristales. En poco tiempo lograron que el humo se esparciera dentro de los camiones. Entre gritos y llantos, algunas estudiantes intentaban llamar a sus familiares, tomaban fotos y grababan videos. Todo con la visión reducida por el ardor y sin poder respirar.

“Pude marcarle a mi mamá y le dije que cuidara a mi hija porque no sabía lo que nos iba a pasar, los policías nos tenían rodeadas y el camión no se podía mover porque atrás y adelante había patrullas obstruyendo el paso”, dice una de las mujeres normalistas que aceptó hablar bajo condición de anonimato.

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Mientras a las estudiantes les costaba trabajo respirar, sus compañeros gritaban desde afuera de los camiones para que los policías que las dejaran en paz. Esta petición solo endureció la actitud de los uniformados, quienes continuaron golpeando a los jóvenes.

En este operativo fueron detenidas 95 personas, 74 de ellas mujeres y 21 hombres, por ataques a las vías de comunicación, robo, pandillerismo y motín. Un estudiante de Mactumactzá, quien viajó a la Ciudad de México después de lo ocurrido, explica que la cantidad superior de mujeres detenidas se dio porque ellas corrieron a los autobuses y ahí fue más sencillo capturarlas, mientras ellos huyeron por los costados de las carreteras.

Todo ocurrió en menos de una hora, según el testimonio de los normalistas. Las autoridades trasladaron a los detenidos a las oficinas de la Fiscalía General del Estado de Chiapas en varias patrullas y camionetas. En el trayecto surgieron las primeras amenazas. “Ahora ya no serán 43, ahora van a tener que buscar a 95”, repitieron los elementos de seguridad a los detenidos, en referencia a los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala, Guerrero, en el 2014.

“Nos desnudaron y nos tocaron”

Un representante de la comunidad estudiantil de la escuela de Mactumactzá, asegura que es la primera vez que ocurre una detención masiva de normalistas en la administración de Rutilio Escandón, gobernador de Chiapas. Recuerda que en el 2003 más de 170 estudiantes fueron detenidos en las instalaciones de su escuela en un operativo en el que participaron aproximadamente 300 elementos policiacos. Lamenta que las cosas no hayan cambiado.

“Desde que empezó esta llamada Cuarta transformación, el único cambio ha sido más represión, hostilidad y hostigamiento por parte del gobierno contra nosotros”, denuncia. Coinciden los demás normalistas entrevistados.

Al llegar a las oficinas de la fiscalía estatal, los 95 detenidos no fueron llevados a los separos, los mantuvieron en el estacionamiento del edificio. Ahí estuvieron hasta el día siguiente, entre amenazas y golpes. Sin comida, ni agua ni cobijas. Contrario a lo que marca la ley.

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Hasta el 19 de mayo, los detenidos fueron ingresados en pequeñas celdas en el ministerio público, donde permanecieron hacinados y sin acceso inmediato a una defensa legal. Además, denunciaron que para comprobar las lesiones les pidieron desnudarse. “A algunas mujeres les hacían una revisión rápida, pero a otras nos tocaban más de la cuenta”, detalla una estudiante.

Algunos familiares de los normalistas no pudieron ver a sus hijos e hijas hasta 24 horas después de la detención. Activistas como Diego Cadenas, exdirector del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, y miembros de la sección 7 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación se sumaron al acompañamiento de los jóvenes.

Para Cadenas, las vulneraciones a los derechos humanos que sufrieron los estudiantes son motivo suficiente para conceder su liberación. El 23 de mayo, un juez ordenó que las 74 mujeres detenidas llevaran su proceso legal en libertad. Y dos días después, a 19 hombres les otorgaron prisión preventiva oficiosa de 45 días y a otros dos, que son menores de edad, se les impuso libertad condiciona.

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“Teníamos miedo por como se había dado toda la situación, por las amenazas, yo pensaba: ‘Nos van a desaparecer, esta es la última vez que voy a ver la Luna’”, menciona una joven.

Afuera del centro penitenciario El Amate, alumnos de la Escuela Normal Rural Mactumactzá realizaron manifestaciones para exigir la liberación de sus compañeros. Además se movilizaron en Chiapas e incluso en la Ciudad de México, junto con los padres de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala, Guerrero.

Para los normalistas, lo que pasó el 18 de mayo fue una injusticia. Niegan que hayan tomado la caseta de manera violenta como dicen las autoridades de Chiapas y alegan que solo entregaban volantes de manera pacífica. “Nosotros solo estábamos defendiendo el acceso a la educación de las comunidades más pobres, pero eso le molesta al gobierno”.

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