‘¿Es para callarnos?’ Colectivos enfrentan el miedo tras el asesinato de buscadoras

Cuatro mujeres que estaban en busca de un familiar desaparecido han sido asesinadas en lo que va del año. 

La búsqueda de personas desaparecidas en México ha sido una labor que han adoptado, en su mayoría, mujeres: hermanas, hijas y esposas, ante una crisis de 106 mil 460 personas desaparecidas y no localizadas en México hasta la tarde del 18 de octubre de este año.

La necesidad por encontrar a un familiar desaparecido ha llevado a las personas a crear colectivos, integrados por mujeres buscadoras, quienes realizan jornadas en zonas donde probablemente vigilan y operan quienes desaparecieron a sus seres queridos.

La-Lista conversó con integrantes de las colectivas a las que pertenecieron Blanca Esmeralda Gallardo, de 45 años, y Brenda Jazmín Beltrán, de 37 años, para saber cómo les ha impactado la pérdida de sus integrantes.  Mientras que miembras de la agrupación Hasta Encontrarles hablaron de  las jornadas de búsqueda junto a Rosario Lilián Rodríguez y Ana Luisa Garduño.

Blanca Esmeralda Gallardo, asesinada en la misma colonia de Puebla donde desaparecieron a su hija

“Buscar a un ser querido no debería costar la vida”. Esa frase se lee en una imagen publicada por el Colectivo Voz de los Desaparecidos en Puebla para exigir justicia por Blanca Esmeralda Gallardo, madre buscadora de 45 años, que fue asesinada alrededor de las cinco de la madrugada del 4 de octubre. Su caso es el más reciente de al menos cuatro en lo que va de 2022 y que permanecen impunes.

Esmeralda esperaba el transporte público para ir a trabajar cuando fue asesinada a disparos en la colonia Villa Frontera, la misma en que fue desaparecida su hija de 22 años, Betzabé Alvarado Gallardo, el 13 de enero de 2021.

La buscadora ya había comentado a integrantes del colectivo que desde septiembre había notado la presencia de personas en motonetas que rondaban su casa y fue en ese mes que leyó una nota del Periódico Central en donde se vinculaba a un narcomenudista con la desaparición de su hija.

María Luisa Núñez, una de las fundadoras del Colectivo Voz de los Desaparecidos en Puebla, recuerda una fotografía de madre e hija  abrazadas, sonriendo. Esmeralda se aferraba a la vida de su hija Betzabé, se lo dijo varias veces mientras convivieron en el plantón de 42 días que instalaron frente al Congreso local para exigir la aprobación de la Ley de Búsqueda de Personas Desaparecidas.

La mañana en que fue asesinada Esmeralda, la tragedia vino acompañada de lo que consideraban un logro. Integrantes del colectivo se encontraban en el municipio de Tehuacán, a punto de entrar a una audiencia de control en contra de un ministerio público al que se le responsabiliza por extraviar medios de prueba para encontrar a una persona desaparecida, cuando María Luisa recibió una llamada de otro compañero buscador, quien le dio la noticia del asesinato de Blanca Esmeralda Gallardo.

“La verdad es que en su momento nos quedamos atónitos porque yo pensé: ¿es para callarnos?, ¿es para amedrentarnos?, ¿es un mensaje o una amenaza?, ¿cómo lo tomamos?”, cuenta María Luisa a La-Lista.

Pero el miedo no paralizó las acciones de la agrupación. Sus integrantes protestaron en el Servicio Médico Forense (Semefo) de la capital de Puebla, mientras esperaban la entrega del cuerpo de Blanca Esmeralda junto con su familia. Y también lanzaron consignas al acompañar el cortejo rumbo a una funeraria.

“Hay temor porque sabemos que nuestros familiares han sido víctimas de desaparición y que si nosotros buscamos a alguien genera incomodidad, empezando por el propio gobierno”, afirma María Luisa.

Con el asesinato de su compañera buscadora, la agrupación poblana hizo un llamado a autoridades de la Fiscalía de Puebla y al gobernador Miguel Barbosa para garantizar los derechos y seguridad de personas desaparecidas en la entidad. En ese comunicado emitido el día del crimen en contra de Blanca Esmeralda, las familias responsabilizaron al Poder Ejecutivo estatal de cualquier ataque a las familias.

El feminicidio de Brenda Jazmín Beltrán, quien buscaba a su hermano en Sonora

¿Cuándo iremos a vivir tranquilas en esta ciudad? fue la pregunta que se hicieron integrantes del Colectivo Guerreras Buscadoras de Cajeme, agrupación que se formó en el estado de Sonora en febrero de 2021 y un año después, en julio de 2022, perdió a una de sus integrantes.

El cuerpo de Brenda Jazmín Beltrán, de 37 años, fue localizado en un motel del municipio de Ciudad Obregón. Para el colectivo Guerreras Buscadoras de Cajeme, del que formaba parte, su muerte fue sorpresiva, y sus integrantes no se explican quién le habría hecho daño a una mujer a la que consideraban tranquila y solidaria con las familias buscadoras.

Ana Isabel Castro, secretaria del colectivo, denuncia que varias de sus integrantes han sido amenazadas, pero ninguna de ellas había sufrido un ataque así en el tiempo que han llevado a cabo sus acciones de búsqueda y durante el cual han podido localizar 50 cuerpos.

¿Qué pasa cuando una buscadora es asesinada? El Colectivo Guerreras Buscadoras de Cajeme se comprometió con la causa de Brenda Jazmín y ahora también buscan a su hermano Luis Heraldo Beltrán Jaime, desaparecido en noviembre de 2018.

“Nosotras como integrantes del grupo hicimos una promesa: buscar al hermano de ella para que pueda descansar en paz y por la memoria de Brenda”, menciona Ana Isabel.

La mujer de 37 años había encontrado en el colectivo la esperanza de localizar a su familiar en Sonora, con ayuda de las palas y varillas con las que atravesaban la tierra en busca de rastros de restos humanos. 

“No tenemos problema con nadie, siempre pedimos que solamente nos dejean buscar a nuestros desaparecidos, que no queremos saber quiénes nos han hecho daño ni tampoco queremos ningún tipo de problema”, expresa Ana Isabel.

La Fiscalía Sonora investiga el crimen en contra de Brenda Jazmín como un  feminicidio y descartó  que esté relacionado con acciones de búsqueda realizadas por colectivos. En el resto de las guerreras buscadoras hay temor y ya han hecho posicionamientos para exigir seguridad por parte de las autoridades.

“¿Cuál es la seguridad que nosotros tenemos? Desgraciadamente se los hemos dicho  a la fiscal, al gobernador, a todos”, reclama Castro.

Rosario Lilián Rodríguez y Ana Luisa Garduño, la búsqueda codo a codo

El primer caso de una madre buscadora asesinada este año es el de Ana Luisa Garduño, de 51 años, quien fue matada a tiros en su propio bar en Temixco, Morelos el 27 de enero.

Desde 2012 comenzó su activismo por el feminicidio de su hija, Ana Karen Huicochea. En esos 10 años formó la asociación civil Ana Karen vive A.C. y su lucha la llevó a colaborar en la exhumación de cuerpos en fosas clandestinas en el estado de Morelos para que otras personas alcanzaran la tranquilidad de saber dónde se encuentra su  ser querido.

“Ella solamente quería justicia por el feminicidio de su hija. Era una mujer muy empática, sobre todo con las madres nuevas”, menciona en entrevista  Miriam Jaqueline Palmeros, integrante del Colectivo Hasta Encontrarles.

Palmero busca a su hija Montserrat Uribe Palmeros, de 21 años de edad, desaparecida el 24 de julio de 2020 en la Ciudad de México. Asegura que logró entender el dolor de Ana Luisa y, sobre todo, su solidaridad por ayudar a otras.

La mujer buscadora cuenta que participó en búsquedas codo a codo con Ana Luisa. Algo que caracteriza a los colectivos de personas desaparecidas es la ayuda en las jornadas que se llevan a cabo en diferentes entidades del país.

“Ellas tienen la experiencia, las enseñanzas de cómo destapar fosas, nos instruyen en todo. Hay mucho que aprenderle a las madres buscadoras de otros estados”, reconoce.

En una de esas búsquedas también conoció a Rosario Lilián Rodríguez, de 44 años, secuestrada por un grupo armado y asesinada en el estado de Sinaloa  el 30 de agosto pasado. La mujer buscadora había participado en jornadas de búsqueda de su hijo Fernando Ramírez Abixahi Rodríguez, desaparecido el 16 de octubre de 2019 en el estado de Sinaloa.

Un mes antes, había publicado en un video la ineficiencia de las autoridades de la Fiscalía del estado y aseguraba que quien desapareció a su hijo se encontraba preso en San Luis Río Colorado.

Otro de sus  hijos denunció ante las autoridades cuando fue secuestrada pero no hubo una respuesta inmediata y más tarde fue hallada muerta junto a las vías de un tren.

“Ella pertenecía al Colectivo Corazones sin Justicia que, a raíz de su asesinato decidió parar sus búsquedas. Nos están matando, no sé cómo me siento ante tanta maldad y tanta muerte por la búsqueda de la verdad y la justicia”, lamenta Miriam Jaqueline.

Síguenos en

Google News
Flipboard