El triunfo de candidatos no registrados es un mensaje de enojo con los partidos
Foto: Alexa Herrera/ La Lista

El domingo 13 de junio, una semana después de la elección más grande de la historia de México, Edgar Aaron Palomino Ayón recibió su constancia de mayoría del Instituto Electoral del Estado de Sonora que lo acreditaba como el aspirante que obtuvo la máxima votación en su municipio, Cucurpe, en Sonora.

Sin embargo, a diferencia de los otros 71 contendientes vencedores en para los ayuntamientos sonorenses, Palomino, de 34 años, no tenía registro como candidato, sino que los 322 votos que obtuvo se dieron a través de la casilla para anotar un nombre de candidato no registrado, mismos que de acuerdo con la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE) no se consideran como votación válida.

En contraste, los cuatro candidatos registrados obtuvieron juntos apenas dos votos más que él. El candidato del PAN, Manuel Francisco Villa, tuvo 288 votos; la candidata de Morena, María Trinidad Miranda, se quedó con 24; Luz Imelda Ortega, del PRI, ganó nueve votos; y la candidata del Partido del Trabajo, Erika Kassandra Sacuachi, obtuvo solo tres.

Permitir que candidatos sin registro obtengan el triunfo abriría “una laguna muy fácil de explotar de brincarse todos los procedimientos, todos los trámites, y (ahora dicen) vota por mí'”, explica el profesor e investigador de la División de Estudios Políticos del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) Javier Aparicio en entrevista para La-Lista.

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El experto rechaza la idea de que estos candidatos reciban una constancia de mayoría de votos por parte de los órganos electorales, al considerar que si en realidad estos individuos quieren contender para el puesto político, podrían hacerlo por medio de una candidatura independiente, en caso de no tener el respaldo de un partido específico.

“Por mucho tiempo el obstáculo era que tenía que ser a través de un partido, ahora ya existe la figura de candidato independiente, que requiere un papeleo, no es gratuita, hay filtros, trámites (…) Así es la política, no podría no haber un filtro y un trámite previo“, indica Aparicio.

Además, el que la gente tenga que votar por un candidato no registrado presenta otros problemas que pueden incluir desde cómo escribe el ciudadano el nombre del candidato en la boleta y si este es correcto, hasta permitir que personas inelegibles por ley como delincuentes sean votados y obtengan el triunfo de la elección.

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Por ley, todas las boletas electorales incluyen un espacio para candidatos no registrados y al finalizar la votación, se tienen que contar esos votos, aunque no formen parte de la votación válida o efectiva. El problema es que aunque se cuentan, no se pueden diferenciar, a menos que sea en localidades con una población muy pequeña, detalla.

Durante la elección del pasado 6 de junio, al menos otros dos candidatos sin registro habrían ganado en las urnas, aunque eso no se vaya a trasladar en ocupar un cargo de gobierno. En el municipio poblano de Ahuehuetitla, la mayoría de votos en las boletas fueron para Adán Seth Calixto, quien sin ser registrado por un partido político, obtuvo 372 votos a su favor contra 342 de su más cercana perseguidora.

También en San Pedro y San Pablo Teposcolula, Oaxaca, el candidato sin registro Adalberto Reyes Ávila obtuvo 891 votos que le otorgaron la mayoría en la elección contra los 413 del segundo lugar.

¿Qué representan y cómo deberían manejarse estos votos de mayoría para candidatos no registrados?

De acuerdo con el investigador de sistemas electorales y competencia política, votar mayoritariamente por un candidato no registrado es un mensaje político en que los candidatos registrados deberían poner atención.

“A lo mejor el candidato partidista que ganó podría incorporar a su gobierno al señor que juntó las firmas, asumiendo que no se odien mutuamente, porque si hay una rivalidad política, eso va a ser imposible; pero creo que es un mensaje que los partidistas tendrían que procesar de algún modo, pero políticamente, no legalmente“, expresa.

Indica, además, que el candidato no registrado que obtenga la mayoría de votos podría acudir al Tribunal Electoral y sería este órgano quien le podría dar el triunfo o podría anular la elección.

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Para Aparicio, el tratamiento de estos votos es similar al voto nulo, como se establece en la LGIPE, donde solo se toma como válidos los votos por los partidos y candidatos independientes.

“Los partidos dicen ‘estás enojado, órale, junta tus votos ahí, pero los vamos a tirar a la basura'”, explica sobre lo que cree que representa una válvula de escape dentro de la boleta electoral para el descontento del electorado frente a los candidatos que sí cuentan con registro y respaldo de un partido político.

Por ahora, Edgar Palomino cuenta ya con su constancia, aunque ni la Ley General ni la de Sonora contemplen un posible triunfo en su circunstancia. Y aunque partido que quedó en segundo lugar en su elección, el PAN, ya impugnó el proceso, él se dice listo para gobernar, como contó en entrevista para el diario español El País.

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