Boris Johnson sobrevive a la rebelión para quitarlo como primer ministro
Boris Johnson, nuevo panorama negro en el mediano plazo. Foto: EFE

El primer ministro británico, Boris Johnson, sobrevivió este lunes a la rebelión de su propio Partido Conservador, pero el gran número de diputados que le retiraron la confianza siembra enormes dudas sobre su capacidad de mantener el cargo a medio plazo.

Pese a que 211 parlamentarios “tories” le apoyaron en una moción de censura interna, frente a los 148 que votaron contra él, el resultado coloca a Johnson en una posición frágil de la que le resultará complicado salir.

Se trata más que nunca de una victoria pírrica, entendida, en su acepción original, como aquella en la que el vencedor sale peor parado que el vencido.

Ha tardado, pero las heridas abiertas por el escándalo de las fiestas ilegales en Downing Street durante la pandemia, que desangran desde hace meses la popularidad del Ejecutivo, comienzan a pasarle factura en sus propias filas.

Y en la despiadada tradición del partido “tory”, muchos de sus diputados no han dudado en lanzarse contra el líder una vez que es percibido como una debilidad ante el electorado.

De poco le valdrá la mayoría absoluta de 80 diputados de la que goza en la Cámara Baja si es incapaz de recabar el apoyo de sus propios compañeros para sacar adelante la legislación que desea.

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El primer ministro británico, Boris Johnson, debilitado pero no vencido. Foto: Neil Hall/EFE.

Para sus detractores, la cuenta atrás se acaba de poner en marcha para Johnson. Sin embargo, mal harían en subestimar la resistencia de un político que ha demostrado una capacidad sobrehumana de salir indemne de muchas crisis y un apego extraordinario por el cargo.

El porcentaje de diputados que respaldaron a Johnson fue del 59%. A modo de comparación, su predecesora Theresa May consiguió el apoyo del 63% en 2018 cuando era asediada por sus problemas para sacar adelante el Brexit.

También ha salido peor parado que otros exlíderes conservadores, como Margaret Thatcher o John Major, que afrontaron rebeliones internas. Para todos ellos, la votación fue el principio del fin.

Para Johnson, sin embargo, fue un resultado “decisivo” y “convincente”, que permitirá a su Gobierno pasar página del escándalo de las fiestas.

Lo que debemos hacer ahora es unirnos, como gobierno y como partido“, para “centrarnos en las cosas que creo que realmente le importan a la gente”, dijo.

Una jornada frenética

A primera hora de la mañana del lunes, el presidente del Comité 1922 (que agrupa a los diputados conservadores sin cartera), Graham Brady, confirmó que más del 15% de parlamentarios “tories” habían pedido la votación de censura.

El informe de la alta funcionaria Sue Gray sobre las fiestas en Downing Street y los abucheos que recibió el primer ministro por parte del público en uno de los actos del Jubileo de Isabel II acabaron de rebosar el vaso de la paciencia.

De inmediato los aliados de Johnson en el gobierno salieron a demostrarle su apoyo, mientras que algunos rebeldes anunciaban su dimisión o su voto en contra.

El insurrecto más destacado fue el exministro de Exteriores y de Sanidad Jeremy Hunt, quien es visto como la alternativa más clara a Johnson en caso de que éste finalmente deje el cargo.

La decisión de hoy es cambiar o perder. Yo votaré por el cambio“, escribió Hunt en su cuenta de Twitter.

El ahora presidente de la comisión parlamentaria de Sanidad considera que los “tories” van rumbo de perder las próximas elecciones generales.

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