Notimex: la agencia de noticias que dejó de narrar a México

A Cecilia González el momento histórico le parece inaudito. Desde diciembre 2019, luego de que Evo Morales fuera rescatado de Bolivia y traído a México, para asilarse después en Argentina, se volvió evidente que había una estratégica alianza tejiéndose. En febrero pasado, el presidente argentino Alberto Fernández visitó a su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, para firmar juntos un acuerdo de colaboración bilateral junto al empresario Carlos Slim. El objetivo: producir y distribuir hasta 250 millones de vacunas para la región.

Es la primera vez que México y Argentina sostienen un acuerdo tan sólido. La ayuda que recibió Fernández de López Obrador para reestructurar la deuda externa, por ejemplo, no es poca cosa. Y es una relación que no estamos contando con la perspectiva necesaria.

Hasta finales de 2018 y durante 16 años, Cecilia González fue corresponsal de la Agencia de Noticias del Estado Mexicano Notimex, en Buenos Aires, Argentina. A partir de 2019, ella y otros 19 corresponsales –sin que se les despidiera formalmente, sin una liquidación de por medio– dejaron de percibir un sueldo: para Notimex, dejaron de existir. 

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Mientras los trabajadores exigen el pago de salarios vencidos y su reinstalación, y mientras la directora Sanjuana Martínez acusa corrupción y despilfarro del Sindicato Unido de Trabajadores de Notimex, la labor informativa de la agencia permanece en pausa tras más de un año de huelga. 

El conflicto no es sencillo. Notimex es y ha funcionado desde su creación, en 1968, como una agencia de Estado. Pese a la reforma de sus estatutos en 2006 –con la cual dejó de ser un apéndice de la Secretaría de Gobernación–, su labor principal y cotidiana ha sido reproducir la información agradable del ejercicio gubernamental

Para evadir responsabilidades laborales, Sanjuana Martínez, directora de la agencia, señala el carácter oficialista de la agencia durante los sexenios pasados. “En los últimos sexenios, la habían convertido en un órgano propagandístico básicamente“, sentenció a mediados de 2019 en la conferencia matutina del presidente.  

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No obstante, antes de que estallara la huelga laboral, Notimex continuaba emitiendo noticias de carácter oficial. Los titulares de los principales cables publicados reportaban las decisiones internas de Morena y el número beneficiarios de diversos programas sociales, al tiempo que condenaban los disturbios en las manifestaciones feministas. O documentaban la transición de la senadora Lily Téllez, de la bancada de Morena a la bancada del Partido Acción Nacional, destacando su “cero experiencia” en política.  

De forma similar, Martínez ha justificado los más de 300 despidos hablando sobre de medidas de austeridad y combate a la corrupción, desestimando las denuncias que ella misma enfrenta por desvío de recursos públicos

Hay un elemento que no se está tomando en cuenta en la ecuación: el derecho de las audiencias“, explica el periodista Ignacio Rodríguez Reyna, quien durante más de tres décadas ha ocupado cargos directivos y editoriales en revistas y diarios nacionales. Más allá de su cercanía con el Estado, Notimex era funcional: el servicio de corresponsalías en los estados y en el extranjero alimentaba a muchísimos medios que no podían contratar esos servicios, por su debilidad financiera, por ejemplo.

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No se trata de un mero ideal. El primer artículo del Estatuto Orgánico de la agencia indica que su objeto es “coadyuvar al ejercicio del derecho a la información (…) en materia de noticias al Estado mexicano y a cualquier otra persona, entidad u organismo público o privado, nacional o extranjero, con auténtica independencia editorial”. De acuerdo con el Centro de Documentación de Noticias de Notimex (Cedoc), las publicaciones de la agencia alcanzaban los 60 mil impactos mensuales con una tendencia a la alza y un promedio de 419 notas diarias publicadas.

Pese al nuevo oficialismo, el actual silencio de la Agencia de Noticias del Estado mexicano, la falta de acuerdos y soluciones el conflicto laboral tiene una consecuencia: menoscaba el derecho de las audiencias a una información independiente y de calidad, disminuye nuestra mirada y entendimiento del país entero.

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Una mesa de latón oxidada al centro de un cuartucho oscuro. Cuchillos y rifles de alto colgados de la pared. Era noviembre de 2012, Karina Cancino recuerda que lo único que pudo hacer para matar el tiempo y la ansiedad fue jugar ‘viborita’ en su celular.

Trabajaba entonces como reportera freelance para Aristegui Noticias. También para Notimex y para una estación de radio local. Días antes había publicado las denuncias de un empresario español afincado en Tepic, quien acusaba a las autoridades estatales: para hacer su trabajo e investigar el secuestro de su hijo, José Luis Crespo Llabrés, le pedían “una millonada”.

Cancino solicitó una entrevista al entonces fiscal de Nayarit, Édgar Veytia. Fue citada al mediodía. El asistente de Veytia la recibió y la condujo a ese cuarto oscuro.

–El jefe no recibe a nadie en su oficina, pero ahorita viene.

Y la dejó esperando dos, tres horas dentro de un cuarto lleno de cuchillos y rifles, mientras Veytia ofrecía una conferencia al respecto al otro lado de la ciudad.

Chiapaneca de nacimiento e hija de una investigadora en ciencias sociales, Cancino había vivido con cierta cercanía la guerra civil de Guatemala y el levantamiento del EZLN en Chiapas. Quizá gracias a estas referencias pudo advertir la crisis derechos humanos que se avecinaba en 2012, cuando el priísta Roberto Sandoval llegó a la gubernatura.

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Con casi 600 homicidios atribuidos al crimen organizado –cuerpos desollados, colgados y empozolados–, Nayarit ha vivido el año más violento de su historia. Cuando Roberto Sandoval asumió su cargo, los homicidios bajaron a la mitad y la violencia en crudo se replegó en automático. Con el fiscal Veytia a la cabeza, Sandoval creó cuerpos policiacos de élite, les otorgó vehículos blindados y helicópteros artillados, armas de uso exclusivo del ejército y capuchas para esconder sus rostros. 

“Yo comencé a recabar denuncias sobre el despojo de tierras por parte de los compinches del fiscal –recuerda Cancino– o sobre los laboratorios clandestinos instalados en los alrededores de Tepic, sobre los robos por parte de la policía a los pescadores, sobre los submarinos que se usaban para transportar precursores de metanfetamina cerca de la costa”.

Cancino agradece al entonces director editorial de Notimex, Hugo Morales, quien la empujó a que continuara documentando los casos que implicaban violaciones de derechos humanos, cuyas historias serían retomadas después por diarios nacionales. 

“Me amenazaron más de una vez, se llegaron a meter a mi casa a revolver mis cosas. Que yo tuviera a Notimex y a Aristegui como plataformas, de alguna manera me protegió“. 

Hace unos meses, un juez libró una cuarta orden de aprehensión contra el exgobernador Roberto Sandoval y su hija. Se les acusa de lavado de dinero, malversación de fondos públicos, asociación delictuosa, ejercicio indebido de funciones… El fiscal Veytia continúa preso en Estados Unidos, donde libra un proceso por asociación delictuosa y lavado de dinero desde 2017, el mismo año en que Karina Cancino fue despedida sin justificación de Notimex, un par de meses después de que Hugo Morales dejara la agencia. 

“Según algunos compañeros, llevaban tiempo pidiendo ‘mi cabeza’… por las notas publicadas”.

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Desde 1992 hasta 2019, Julio Wright trabajó como corresponsal en Chile para Notimex. Llegó a ser corresponsal titular y luego coordinador regional para América del Sur. Su trabajo consistía, sobre todo, en monitorear los cambios de las empresas que mexicanas con inversiones en el sur, los informes de la embajada, además de los acontecimientos políticos, estar atento al impacto de la cultura mexicana en Chile. 

“Como corresponsales siempre sugeríamos cubrir los movimientos sociales, en el entendido de que Chile y México comparten historias de violaciones graves a los derechos humanos, desaparecidos, presos políticos. Allí estuvimos cubriendo las movilizaciones estudiantiles hace ocho años, por ejemplo. Era importante para nosotros: la oficina regional de Notimex se instaló en 1991, un año después del retorno a la democracia en Chile“.

A Julio Wright le preocupa la visión que se puede llegar a formar México de los países al sur. Sin corresponsales extranjeros, sin una traducción de los eventos latinoamericanos desde la perspectiva mexicana, dejarse arrastrar por el relato de las redes sociales resulta fácil: “un relato siempre incompleto, a veces completamente opuesto a lo que ocurre en el territorio”, precisa Wright. En Chile, por ejemplo, el confinamiento cortó de tajo la revuelta popular contra el gobierno de Sebastián Piñera

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“Yo no soy una persona de derecha, me considero un opositor –explica Wright–. Pero que en Chile más de la mitad de la población esté ya vacunada, es algo que reconozco como un logro: se salvan vidas. Puede cuestionarse la efectividad de las vacunas, sí, pero narrar lo que está ocurriendo acá es relevante para México, porque atraviesa un panorama similar“. 

“Nos enfrentamos a algo más bien triste: a los latinoamericanos nos cuentan siempre los otros, las agencias europeas o estadunidenses –dice Cecilia González–. Los corresponsales somos una especie en peligro de extinción y ese es un problema grande: estamos dejando de contar el mundo desde nuestra perspectiva y estamos dejando de narrarnos a nosotros mismos en el mundo”.

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Antes de que la dirección de Notimex fuera entregada a Sanjuana Martínez, las prácticas editoriales de la agencia distaban de ser perfectas. 

“No es que existiera una censura tal cual –explica Mauritzio Guerrero, excorresponsal en Nueva York–. Nunca te cambiaban el contenido de una nota o manipulaban la información para sesgarla, eso nunca. Pero sí había notas que yo mandaba y que nunca se publicaban: cuando los relatores de la ONU publicaban informes muy críticos con la situación en México, por ejemplo”.

Como señala Edgardo Bermejo en Confabulario, Notimex enfrentaba ya una crisis previa al cambio de gobierno. Su descentralización en 2006 generó pocos o nulos cambios positivos: el número de suscriptores se mantenía casi intacto, tanto como su presupuesto asignado; los cables internacionales, en cambio, se habían reducido casi a la mitad para 2019. Los despidos injustificados tampoco faltaban y otros reporteros ya libraban procesos laborales antes de 2018.

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Pese a todo, la agencia tenía un presupuesto asignado –209.1 millones para 2019, aunque su gasto anual ascendía a por lo menos 100 millones más– que le permitía tener una cobertura mucho mayor que los medios privados. Los reporteros podían hacer su trabajo con un margen amplio de temas que sí podían abordarse con libertad.

“Yo hacía unas tres o cuatro notas al día, además de los cables rápidos; dos reportajes con entrevistas e investigación propia al mes y tenía que cubrir algunos eventos pesados la Asamblea General de Naciones Unidas, que dura casi un mes, por ejemplo. También buscaba entrevistar a todo artista mexicano que expusiera en el MoMA, sin mencionar el tema migratorio…”

Pese a lo que implicaba ser una agencia de Estado, tras una década de trabajo Mauritzio Guerrero entendía de otra forma la importancia de su papel: Notimex era el único medio mexicano con la posibilidad de hacer preguntas al presidente estadounidense en turno, por ejemplo, o entrevistar al secretario general de la ONU.  Y si Notimex hubiera estado activo durante el juicio de Joaquín “El Chapo” Guzmán, los medios mexicanos no tendrían que haber retomado las notas del New York Times y la discusión hubiera tomado en cuenta los intereses del sur global, más allá de la condena a los capos y la corrupción de las autoridades mexicanas.

“La discusión en torno a la oferta de armas y la demanda de drogas por parte de Estados Unidos fue pobre –concluye Mauritzio–. Sin corresponsalías en Washington o en Nueva York, perdemos la posibilidad de reproducir la visión parcial de un imperio y buscar una perspectiva nuestra. México renunció a contar con una presencia periodística ante el mundo: éramos un referente para otros medios que querían entender lo que pasaba en México, sus problemas locales, internacionales y su relación con el mundo. Hoy que la mayoría de los medios mexicanos han prescindido de su planta de corresponsales, esto resulta mucho más importante”.

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Reducir la historia de Notimex a la mera propaganda sería injusto. Por la dirección de la agencia han pasado periodistas que intentaron, en menor o mayor medida, honrar el derecho a la información de las audiencias: Pablo Hiriart, Raymundo Riva Palacio, Rubén Álvarez.  

“Salinas nombró a estos tres directores, yo opino que para limpiar la imagen de la agencia”, explica Ignacio Rodríguez Reyna. Con Felipe Calderón la calidad como medio de propaganda se disolvió de manera más visible y adquirió la forma de un órgano de estado; difícilmente se usaba a la agencia para golpear opositores. La reforma de 2006 era sensata: permitía que la agencia trabajara como otras agencias internacionales, similar a lo que hace AFP en Francia, o la Deutsche Welle en Alemania: agencias de carácter público con buenas prácticas y enfocadas en la audiencia. 

Alma Rosa Alva de la Selva, doctora en Ciencias Políticas y Sociales, experta en medios de comunicación, coincide con esta perspectiva. México está perdiendo la oportunidad de convertir Notimex en una agencia al servicio de la audiencia y el interés público: 

 “Contar con mejores medios públicos tiene que ver mucho con la construcción de democracia. El principal referente es la BBC de Londres, donde la audiencia tiene un peso importante””. 

Es verdad. Aunque buena parte del Consejo de Administración de la BBC es seleccionado por el Parlamento o por miembros del mismo Consejo –el presidente es nombrado por la Reina–, las decisiones editoriales se toman de acuerdo a la Royal Charter, un documento que recoge las opiniones y aportes de cientos de miles de ciudadanos, cientos de organizaciones civiles, además de expertos independientes. Por medio de este mecanismo, la BBC evita intervenciones gubernamentales y se asegura de que sus decisiones tengan como objetivo el interés público. 

A principios de 2019, cuando fue nombrado por el presidente titular del Sistema Público de Radiodifusión del Estado mexicano, el periodista Jenaro Villamil hizo una declaración de intenciones: “los medios públicos van a defender y ejercer el derecho a la ciudadanía a estar informados, el derecho a tener información de calidad; (…) se buscará un nuevo modelo, que apueste a la inteligencia de las audiencias”. Mencionó que se buscaría un modelo de coordinación entre los distintos medios del Estado mexicano –en el que estaría incluido Notimex– similar a la BBC. 

Esto no ha ocurrido, en gran parte porque los medios públicos siguen sin democratizarse plenamente“, concluye Alva de la Selva. Urge revisar los estatutos de Notimex, generar otra reforma en donde se privilegie su labor como medio público y no como agencia gubernamental. La crisis de Notimex es más que un conflicto laboral: estamos hablando de una violación al derecho a la información. Se le está negando ese derecho a las audiencias.

Nota: Este reportaje se desarrolló en el marco del Programa de Periodismo del CIDE.

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