La ONU identifica ‘escalofriante ola de abusos’ en contra de periodistas mujeres
La periodista filipina Maria Ressa, citada en el informe como blanco de abusos en línea. Fotografía: Alecs Ongcal / EPA

Una epidemia de violencia en línea en contra de mujeres periodistas en todo el mundo está afectando su trabajo, debido a ataques físicos o abuso, lo cual pone en peligro su salud y sus prospectos profesionales en peligro, advirtió la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La avalancha de abuso misógino y amenazas no solo afecta a las mujeres que trabajan en los medios, también se usa como arma para “acabar con la confianza de la gente en el periodismo crítico y en los hechos en general”, según un reporte comisionado por la agencia cultural de la ONU, la Unesco.

The Chilling: Global Trends in Online Violence Against Women Journalists se basa en una encuesta a 901 periodistas de 125 países. Las periodistas tienen diferentes antecedentes y se enfrentan a ataques particularmente intensos, como la misoginia mezclada con racismo, homofobia, extremismo religioso y otras formas de discriminación, indica el reporte. “La violencia en línea en contra de las mujeres periodistas está diseñada para minimizar, humillar, y avergonzar, para provocar miedo, silencio y retirada, para desacreditarlas profesionalmente reduciendo la credibilidad, el periodismo y la confianza en los hechos”, revela el reporte, que agrega que tiene la intención de sacar a las mujeres del debate público.

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“Esto es similar a la discusión sobre democrática y sobre la libertad de los medios… y no puede normalizarse o tolerarse como un aspecto inevitable del discurso en línea”.

Los estudios a fondo por caso estudiaron más de 2.5 millones de publicaciones en Facebook y Twitter dirigidos a dos importantes mujeres periodistas. La primera es Maria Ressa, quien encabeza el sitio de noticias Rappler en Filipinas, y recientemente le entregaron el premio anual de la Unesco de libertad de prensa. Su trabajo la ha convertido en blanco de ataque del poder judicial de su país y de las campañas de odio, y en algún momento ella estuvo recibiendo 90 mensajes de odio por hora hora en Facebook, señala el informe.

La segunda es la premiada Carole Cadwalladr, quien escribe para The Observer y The Guardian en Reino Unido. Según el reporte, se encontraron más de 10,000 ejemplos evidentes de abuso, tan solo en Twitter, casi la mitad envueltos en lenguaje sexista y misógino.

Había también un elemento significativo de retórica “antiperiodística” en los ataques a Cadwalladr, “que reflejan la demonización de la prensa… el uso de términos como fake news para enfriar los reportes críticos”.

Las amenazas en línea y los ataques son muy demandantes para las carreras de las mujeres y su salud. Una de cada 10 buscó apoyo médico o ayuda psicológica cuando fueron blanco de ataques, y una de cada tres empezó a autocensurarse.

Una gran proporción reportó un impacto profesional a causa de los ataques, ya que el 2% de ellas abandonaron para siempre el periodismo. “La violencia en línea no tiene nada de virtual. Se ha convertido en un nuevo frente para la seguridad del periodismo… y las mujeres periodistas se sientan en el epicentro del riesgo”, indica el reporte.

“La misoginia en red y las mentiras, gaslighting, hacen una intersección con el racismo, el extremismo religioso, la homofobia y otras formas de discriminación para amenazar a las mujeres periodistas, severamente y desproporcionadamente”.

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También explica en detalle cómo la violencia en línea está teniendo un alcance cada vez mayor fuera de las redes sociales. Algunos casos estudiados incluyen la vandalización de una academia dirigida por la periodista de Sri Lanka Sharmila Seyyid, y la gente que llegó al hogar y lugar de trabajo de April Ryan, la corresponsal de la Casa Blanca para Grío, específicamente para atacarla.

El reporte analiza múltiples formas de violencia en línea, incluyendo amenazas de violencia sexual o física, mensajes privados de abuso, ataques coordinados por parte de grupos, hackeo y doxing, la publicación de información personal en línea.

Como resultado de la exposición de detalles personales, una serie de periodistas tuvieron que cambiar de casa o de país, incluso, y se registraron casos en Estados Unidos, Sri Lanka, Reino Unido y Sudáfrica.

El reporte también cubre formas menos conocidas de ataque, incluyendo la tergiversación por medio de cuentas falsas y contenido falso o manipulado, y llenando resultados de búsqueda en sitios como Google con contenido falso y de odio para ahogar el trabajo periodístico profesional.

Las plataformas de las redes sociales son un foro importante de violencia en línea en contra de las mujeres, y no han podido “hasta ahora responder rápidamente o efectivamente a la crisis”, indica el reporte.

La gran falla es el intento de usar la “libertad de expresión” como un escudo en contra de la credibilidad, y un continuo rechazo a asumir responsabilidad por el contenido en los sitios”.

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Sus políticas significan que las mujeres tienen que responder desde la primera línea a los crecientes niveles de violencia en contra de ellas. “Ellas son las que tiene que ‘reportar’, ‘bloquear’, ‘silenciar’ ‘borrar’, y ‘restringir’ a sus atacantes, potencialmente componiendo los efectos del abuso y creando presiones insoportables cuando los ataques aumentan en escala”.

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