Alas de las Artes: el proyecto que acerca la música a las personas sordas
Con chalecos vibratorios e intérpretes de lengua de señas, personas sordas pueden disfrutar de conciertos. Foto: Majo Vázquez y Eduardo Séptimo/La-Lista

Una persona sorda llega casi al frente del escenario donde cantará su artista favorito. Porta un chaleco que tiene sensores en el pecho y el tórax. En cuanto la música comienza a sonar surge la magia: el aparato se activa y vibra al ritmo de las canciones. 

La experiencia se complementa con una persona que interpreta las canciones en lengua de señas mexicana (LSM). Está arriba del escenario con el artista, algunas veces al costado y otras en medio, pero siempre lista para “cantar con las manos” y expresarse con el cuerpo y el rostro desde la primera nota. 

A través de las vibraciones y la lengua de señas, personas sordas en México han encontrado una opción para disfrutar de la música en vivo en festivales como el Corona Capital 2023 o en conciertos de Coldplay y Kaia Lana, entre otros. 

El proyecto Vibra –impulsado por la escuela Alas de las Artes y la Fundación Ocesa– es pionero de esta experiencia para la comunidad sorda, que en México se calcula en 1.3 millones de personas, de acuerdo con datos de 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

“Mi sueño es que los intérpretes (para personas sordas) lleguen a presentarse en conciertos profesionales”, dice Alejandro Gallardo, presidente y fundador de Alas de las Artes, quien para esta entrevista se comunica mediante la lengua de señas mexicana.

“Es un derecho de las personas sordas acercarlas a la música y que ellas decidan si les gusta o no, pero que la oportunidad esté ahí y esté bien hecho”, agrega Elizabeth Medina, socia y directora de Alas de las Artes, que, tanto para esta entrevista como para algunos conciertos ha sido la traductora. 

Los intérpretes se enfrentan a diversas limitaciones, desde el hecho de que algunos artistas se niegan a compartirles su lista de canciones –lo que les permitiría adelantar las traducciones– hasta que en los contratos se les excluya de conciertos “inclusivos”. 

Alejandro y Elizabeth cuentan que para los conciertos que ofreció Paul McCartney en la Ciudad de México a mediados de noviembre de este año, todo estaba listo para que las personas sordas estuvieran al frente del escenario con sus chalecos vibratorios.

Sin embargo, el manager del evento dijo que los chalecos estorbaban y que no habría ningún intérprete en el escenario con Paul McCartney porque en el contrato ninguna de las dos cosas estaba estipulada, aún cuando el artista británico dio los boletos para personas con discapacidad.

Todavía cierran muchísimas puertas. Parece que son más importantes los contratos que garantizar los derechos de las personas sordas, nada les cuesta adecuar los espacios”, lamentan. 

Por más conciertos inclusivos

En 2022, la banda de rock británica Coldplay ofreció los primeros conciertos inclusivos para personas sordas. Para la gira Music of The Spheres World Tour –que llegó a la Ciudad de México en abril de ese año–, la agrupación trajo los primeros chalecos vibratorios y buscaba a una persona sorda que se los probara. 

Para ello, los organizadores contactaron al Instituto Pedagógico para Problemas del Lenguaje (Ippliap), misma escuela en la que Alejandro cursó la primaria. Y la directora de Ippliap, Mercedes Obregón, le pidió a su exalumno probarse los chalecos.

“Veo que está padrísimo (lo de los chalecos) y les pregunto ‘¿y el intérprete?’. Me dicen ‘es que no conocemos’. Les mostré mi trabajo y a partir de agosto de este año empezamos a trabajar en colaboración”, cuenta Alejandro. 

Así nació el proyecto Vibra, que consiste en dotar de chalecos vibratorios a la comunidad sorda e interpretar canciones en vivo en LSM sin que esto represente un costo adicional a lo que pagaron por su entrada. Incluso, hay artistas que donan boletos para que las personas sordas puedan disfrutar de sus conciertos.  

De esta manera, Alas de las Artes se ha subido a los escenarios con la Sonora Santanera, Joss Favela, Kaia Lana, Mijares, Leonardo de Lozanne, Motel y Los Ángeles Azules, entre otros, además de hacerse presente en diversas bandas en los festivales Tecate Emblema y Corona Capital.  

“Me da mucha emoción saber que las personas sordas están accediendo cada vez al arte y a la música a través también de los chalecos y de la interpretación, esto hace que la inclusión de las personas sordas sea cada vez mejor”, agrega Alejandro.

El trabajo detrás de cada interpretación de canto es titánico. Hacer la traducción de una sola canción en español puede tardar hasta tres horas, pero pasar un setlist en inglés a LSM lleva todavía más tiempo y, por ejemplo en el caso de festivales, se emplean por lo menos a cinco intérpretes.

Alejandro y Elizabeth comparten un sueño: que cada artista o grupo tenga a su intérprete de lengua de señas y que así como hacen pruebas de sonido e iluminación, se tome en cuenta a las personas sordas al momento de adaptar los espacios. 

“La mayoría de los cantantes o grupos no conocen la cultura sorda porque parecería imposible que las personas sordas puedan disfrutar de un concierto, necesitamos cambiar esto”, enfatiza Elizabeth Medina. 

El sueño que inició en 2016

Alas de las Artes nació en 2016 como una escuela de arte y empoderamiento para la comunidad sorda en México. Inició con cursos de canto en lengua de señas y después abrió Señalas, una escuela especialmente para aprender la LSM desde el nivel básico hasta el avanzado. 

Gracias al proyecto se han hecho alianzas con museos o foros para traducir exposiciones y conferencias para las personas sordas. Alas de las Artes está liderada por ocho personas, a las que se suman los intérpretes y alrededor de 200 alumnos. 

Pero, ¿cómo inició todo? Alejandro Gallardo es una persona sorda que estudió cine, lo que le permitió conocer varias técnicas de actuación que son utilizadas por muchos intérpretes de LSM, sin embargo, descubrió que para la música no había una expresión óptima, “faltaba realismo y pasión”. 

“Así que estuve practicando mucho tiempo cómo enseñar la música para los intérpretes y poco a poco noté que personas sordas reaccionaban muy bien a la interpretación. Ahora con los chalecos sensoriales se ha hecho un binomio increíble. Nos ha tocado ver a muchas personas sordas que lloran y se emocionan porque finalmente sienten la música y su interpretación”, destaca Alejandro. 

Para Elizabeth Medina, cantar con las manos es un sueño. Confiesa que el canto siempre ha sido su pasión, pero considera que su voz no es buena. “Me salvó la lengua de señas porque así, si mi voz es horrible, entonces puedo cantar y expresarme a través de la lengua de señas”, dice entre risas. 

Elizabeth empezó a aprender la LSM hace 10 años, cuando en un curso de verano en una escuela de educación especial le pidieron traducir una canción, tocó puertas y descubrió que los espacios incluyentes sabían solo el abecedario en lengua de señas. Desde ese momento se preguntó ¿y a dónde acude una persona sorda para comunicarse?

Conforme aprendió la LSM y la interpretación, Elizabeth fue traductora en conferencias, para las cuales no es tan necesaria la gesticulación. Y una vez más la música fue su escape, porque “en este caso tienes que moverte, tienes que bailar y eso es algo que a mí me encanta”, expresa. 

Así fue como Alejandro y Elizabeth unieron sus talentos e intereses para fundar una escuela de arte e interpretación para personas sordas, pero también con la premisa de que todos –y no solo la comunidad sorda– deben aprender la LSM. 

“Todo aquel que tenga contacto con una persona sorda debería aprender la lengua de señas, entonces estamos hablando de todas las personas: desde el núcleo familiar hasta el médico, el señor de la tienda, el cajero del supermercado, la maestra. La lengua de señas es la lengua materna de las personas sordas y es su derecho poder comunicarse a través de ella”, concluye Elizabeth. 

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