‘Manifesting’: el problema con la tendencia más popular de 2020

Arwa Mahdawi/The Guardian

En estos tiempos todo tiene un nombre elegante.  ¿No desayunaste? Felicidades, estás haciendo ayuno intermitente. ¿Comiste vegetales? Resulta que estás comiendo limpio. Si masticas lentamente esos vegetales mientras piensas en la vida, el universo y todo, mira pues, estás practicando mindfulness.

¿Te pasaste los últimos meses con deseos desesperados de que esta pandemia se acabara pero mientras tanto te convertiste en un novelista increíblemente rico? Bueno, pues te manifestaste… manifesting.

Parece ser que ahora toda la gente genial se está “manifestando”. La publicación digital Vox considera que se trata de la “última locura del wellness en internet”. Las búsquedas por Google se han disparado durante la pandemia. Hay videos al respecto en todo TikTok. Los influencers de la manifestación abundan.  Pero, ¿qué quiere decir “manifestación” Según un artículo de Giselle La Pompe-Moore publicado en la Vogue británica, “manifestación es la materialización de un pensamiento o creencia en forma física, con base en la idea de que nuestra mente es una herramienta poderosa para la creación”. En otras palabras, soñar despiertos y creer tontamente que esos sueños se van a realizar.

No hay que ser genio para darse cuenta de por qué el manifesting es tan socorrido ahora, siendo que fue en 2006 cuando se hizo popular con el bestseller de autoayuda The Secret. Cuando parece que el mundo gira fuera de control resulta muy atractiva la idea de que podemos salir de estas circunstancias pensando. Y para ser justos, no es imposible. Existen evidencias de que los placebos pueden ser efectivos. De hecho, un estudio de 2011 señala que la mitad de los médicos en Alemania receta placebos. Sin embargo, aunque pueda ser posible manifestar la presión baja, es imposible pensar que vas a llegar a un mundo en que cual Donald Trump pierde las elecciones de EU frente a Jane Fonda y que Boris Johnson se retire de la vida pública para pintar camioncitos a escala. Créanme, lo he intentado.

*Arwa Mahdawi es columnista de The Guardian