Delfina te lo imploro, que regresen niños a la escuela
Slap cada día
Delfina te lo imploro, que regresen niños a la escuela
Para identificar si una mamá o papá tiene burnout hay cuatro síntomas. Foto: Ketut Subiyanto/Pexels

En mayo de 2020 terminaron la prepa millones de niños en México, y a mi me tocó vivir la graduación (en zoom) de mi sobrina Fer. La noche anterior fueron solo risas, estábamos en Valle de Bravo viviendo el primer encierro y nos cayó de variedad la visita de toda la familia R, pero al siguiente día temprano, nos sentamos todos frente a la computadora y en el momento que comenzó la directora a dar la bienvenida a la ceremonia virtual, todos nos quebramos y se nos salieron las lagrimas. Creo que yo fui la peor, me tuve que parar e irme a sollozar al baño, a ese mismo baño donde me encerré, desde el primer ataque pandémico que tuve en abril.

Y luego vinieron 846 ataques más.

Creo que una de las tragedias más fuertes que nos trajo covid, fue la educación a distancia, el #homeschool para mi, es la definición del infierno; si eres una pecadora brutal, vivirás la eternidad entre llamas, en una celda donde habrá un homeschool interminable.
(en la celda de a lado estará el Obispo Antonio Gonzáles Sánchez, haciendo planas a lápiz, sin permiso de parar, de su frase célebre: “usar el cubre bocas es no confiar en Dios”).

Yo sigo padeciendo este tema, de los niños siendo educados a distancia, y aunque de cierto modo ya nos acostumbramos, sufro cada día – de ver a mis hijos dar saltos para atrás – tanto en su educación, como en el aspecto socio-emocional, que acompaña la vida académica.

La realidad absoluta es que ya llevan un año de no aprender nada. Y estoy convencida, como lo han dicho millones de académicos y doctores, que las secuelas de este hueco negro en su educación, marcarán su vida y la vida de todos los estudiantes de esta generación, de una manera u otra.

Pero los niños tienen un alto grado de resiliencia, ellos no lo ven trágico, a diferencia de nosotros los padres – los que nos vimos forzados a trabajar desde casa y también a ser maestros – un combo que hemos padecido brutalmente.

En mi caso particular, los esfuerzos que hago para que la vida nos funcione, mientras trabajo por zoom y escucho a la Miss de Diego gritando a mi lado que “prendan la chingada cámara”, son extraordinarios, y me dejan cada día, absolutamente drenada.

Y más me enfurece, que uno tiene que aguantar posiciones tomadas (o no tomadas), de gente incompetente, que ha estado a cargo de tomar decisiones que afectan a millones de niños y sus madres, en México.

Nadie quiere que se muera más gente, nadie quiere que se mueran abuelos, nadie quiere que se mueran maestros y menos aun el personal de limpieza y ayuda en las escuelas, pero se nos han ido los meses, y la Secretaria de Educación Pública, no nos ha dado una propuesta coherente en todo este tiempo. A diferencia de otros países donde la educación es prioridad y asunto de seguridad nacional, donde los docentes son parte del grupo esencial para recibir la vacuna y así ya poder abrir las escuelas. En Alemania, Francia y el Reino Unido, los maestros están ubicados en la misma prioridad* que las personas mayores de 60. *(hay unas pequeñas variables entre países).

En Estados Unidos, La agencia CDC (Centers for Disease Control and Prevention) ya declaró que todos los docentes (desde preescolar hasta educación superior), deben ser considerados “trabajadores esenciales de primera línea”.

Pero nosotros – que va – salieron los restauranteros a tomar las calles con cacerolas, y se les concedió su apertura en semáforo rojo; luego los hoteles, los comercios, los gimnasios… hay una buena lista, incluso las sexo-servidoras están de vuelta. La gente está saliendo como si nada, las calles se están llenando, la vida social de muchos volvió, incluso la clandestina; pero nomás no abren las escuelas. Quizás nos faltó salir y aventar las escuadras a la calle, o hacer una quema de cuadernos.

Pero por ahora estoy abrazando la esperanza de que las cosas cambien con Delfina Gómez Álvarez, quien ya tomó las riendas de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y afirmó que “su primer reto será programar el regreso gradual a los planteles acorde con el semáforo sanitario, y adelantó que se realizará un diagnóstico continuo para identificar el rezago educativo y el abandono escolar por la pandemia, así como a definir estrategias de atención a la población vulnerable”.

Ojalá nos vaya bien con esta Maestra, que si es “maestra” de a de verás. Me imagino que ella entenderá mejor, que no sólo unos cuantos gremios merecen volver a trabajar, los papás que trabajamos, también necesitamos concentrarnos en lo propio, y los niños también necesitan volver a tener su vida escolar, y con suerte, aprender algo.

Y a ver si así con un plan de reapertura, nos dejamos todos de hacer pendejos, con eso de que “la educación a distancia si funciona”, porque dista mucho de ser verdad.

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