Andrés Roemer y El Duke of Hastings (ay que tiempos estos)
Slap cada día
Andrés Roemer y El Duke of Hastings (ay que tiempos estos)
La calle en Israel llevaba el nombre de Andrés Roemer desde 2019. Foto: Twitter Andŕes Roemer

Esta no es una entrada feminista, creo que quizás es todo lo contrario, así que si quieren paren ahora, antes de que llegue al foco de mi historia.

Y es que nos persiguen las declaraciones feministas, en noticias y en redes, muchas atinadas, escritas por mujeres inteligentes, pero hay otras que no lo son tanto (ni ellas tan inteligentes, ni tan feministas).

Y desde mi punto de vista, hoy en día, el no serlo (feminista), es ya optar por una ceguera brutal, pues en México hay un promedio de 11 feminicidios diarios y 2019 es considerado hasta ahora, el año más violento contra las mujeres (con 1006 feminicidios* registrados)

Y en marzo del 2020, las mexicanas se unieron finalmente para gritar, y el grito se escuchó en todos lados.

Pero luego-luego llego COVID.

Después llego Bridgerton.

Y hace unos días, la denuncia contra Roemer.

Y ese orden de hechos – e ideas – es una analogía perfecta, de como va sucediendo la vida.

Una amiga mía, es una de las muchas mujeres “bajadas al famoso sótano” de Andrés Roemer, y el otro día recordamos la historia: él quedo de pasar por ella para ir a cenar y su chofer llegó ofreciendo disculpas porque el “señor iba retrasado,” pero que por favor lo viera en su casa.

Cuando llegó, la pasaron al espacio en cuestión, donde ya estaban colocadas las aceitunas y el vino caro. Al poco tiempo bajo él y minutos después ya se estaba bajando los pantalones, sin preámbulo, sin señales de ningún tipo, sin una ch.

Ella salió pitando de esa casa al segundo “NO“ que éste imbécil no escuchaba, y cuando estaba por abrir la puerta, él le grito “tú te lo pierdes”.

Qué suerte que se lo perdió.

Se regresó en taxi a su casa, llorando de furia; y esto quedo archivado como una mala historia, hace ya varios años; pero cuando salió a la luz el tema, a partir de la denuncia de Itzel Shanaas, mi amiga decidió sumar su nombre a la lista – de víctimas de acoso – de este imbécil.

Platicando de ese tema, “de los hombres abusadores, pasamos inevitablemente y de inmediato, al tema de las relaciones de pareja, las menos abusivas, pero siempre llenas de complicaciones.

Es una flojera que nos cueste tanto entendernos con el sexo opuesto, que desperdicio de energía es pelear, la vida no está para eso, la vida se nos puso muy complicada desde el año pasado, la vida está para querernos, para vivir en paz, comer chocolates sin engordar, ver las estrellas y darnos abrazos de oso.

“Pero eso no es la vida”, le dije a P. Y ella me responde, “y encima nos siguen mintiendo, ve nomás la serie Bridgerton, donde si existe el amor y nos la creemos, nos torturan, ahora yo solo sueño con ser Daphne, quiero todos sus vestidos, sus chongos, sus batas y sobre  todo quiero tener al Duke of Hastings y que me diga I am yours Daphne, I have always been yours…”

Yo también quiero eso carajo, decirle al Duke, “you burn for me?”, y que él me responda, “I burn for you”.

Que poco feministas sonamos, que malas representantes de nuestro género, envidiando a una royal de los 1800 en Inglaterra, que solamente borda y quiere tener hijos, y que si no se casa, no es nadie dentro de la sociedad.

Ya quisiéramos ambas, podernos tomar un mendigo día para bordar, leer a lady Whistleton o tocar el piano (ella si lo toca); pero tenemos que ir a trabajar, pues seremos feministas-mediocres, pero al fin y al cabo luchadoras, aunque en un segundo hayamos pasado de la denuncia de Roemer, a Simon (el Duke) sin ropa.

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Y aun hay gente se pregunta, cómo es posible que la serie de Bridgerton haya roto los récords más altos de Netflix, y que haya sido vista en  82 millones de casas alrededor del mundo.

Nadie se lo explica, y a mi lo que me parece extraño, es que no se lo expliquen y que haya gente que se averguenze de decir que no podía parar de verla y estuvo “burning” frente a la TV.

Pero como no es una serie intelectual y compleja, no se habla de ella en las reuniones de gente “intelectual y compleja”.

Pero ese es un tema interesante, ¿por qué se averguenzan?, la serie tiene éxito primero que nada, por lo obvio, es una serie ligera, llena de romance, gozo y vestidos largos, ideal para el cansancio del encierro, las malas noticias y la eterna espera por la vacuna. Pero también tiene éxito, porque al final todas y todos quisieran tener “emociones de amor” en su vida. Feministas y no feministas, todos queremos eso – en pedazos o completo – y a veces nos hacen pensar que el desearlo nos disminuye como mujeres (u hombres), y es agotador vivir en una lucha desesperada por alejarnos del amor del sexo opuesto (o del mismo sexo).

Vivimos en un mundo de contrastes y un acosador como Roemer, debe pagar las consecuencias de su abuso de poder, de entrada yo le cortaría los genitales y lo dejaría viviendo en su casa-museo, comiéndose aceitunas en su sótano, completamente solo.

Pero eso no quita que una serie novelera y colorida me ponga de buenas.

Tantos millones de mujeres en el mundo (y hombres) no pueden estar equivocados, no los hagan sentir vergüenza, por querer huir de la verdad un ratito, y desear que alguien “arda de amor”, por ellos.

(Asociación Civil Comunicación e Información de la Mujer)*

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