Spot, farándula y política
Tácticas Parlamentarias

Analista y consultor político. Licenciado en Ciencia Política por el ITAM y maestro en Estudios Legislativos por la Universidad de Hull en Reino Unido. Es coordinador del Diplomado en Planeación y Operación Legislativa en el ITAM. Twitter: @FernandoDworak

Spot, farándula y política
Cuauhtémoc Blanco, Gobernador de Morelos. Foto: @cuauhtemocb10.

Cada tres años es el mismo drama: partidos postulan personajes del deporte y la farándula para cargos públicos. De inmediato surgen guardianes de la ortodoxia política quienes, con ojos desorbitados y girones de tela enredados entre sus uñas, les reclaman su falta de liderazgos y llaman a no votar por ellos. Sin embargo, bastaría un poco de memoria para entender que se trata de una estrategia redituable.

Desde tiempos inmemoriales, la política y el espectáculo mantienen una relación simbiótica. El poder dicta modas a través del mecenazgo y políticas públicas, pues les abona en la legitimidad y puede brindarles poder suave. El ejemplo más reciente: el K-Pop y Corea del Sur. El mundo del espectáculo presenta personajes con alta penetración en la psique popular, quienes llegan a convertirse en modelos para mucha gente. La política en sí es espectacular, y se apoya en recursos histriónicos, montajes e himnos.

Sobre todo, la estrategia de muchos partidos no es ganar con estos candidatos, sino alcanzar el 3% de votos que les permitan asientos de representación proporcional, o espacios en las regidurías en caso de municipios. A veces, se intenta suplir con estas figuras la ausencia de cuadros competitivos. Pero, aunque rara vez ganan, a veces pueden hacerlo cuando hay una ciudadanía harta con los políticos “de siempre”.

¿Los actores, deportistas o exreinas de belleza están incapacitados para la política? Desde luego que no, y pueden surgir grandes talentos para lo público si recordamos a, digamos, Ronald Reagan. Sin embargo, también es cierto que popularidad o preparación profesional no son sinónimo de competitividad política o capacidad de liderazgo. Veamos algunos ejemplos sobre usos y abusos de la farándula en campañas: nos daremos cuenta que, en realidad, no hay por qué hacerla de telenovela, cuando se trata solo de comedias o incluso farsas.

Farándula y proselitismo

Las celebridades aparecen con frecuencia en spot, para que tanto fans como simpatizantes se identifiquen con la propuesta partidista. Los demás solo disparan una pregunta falaz: ¿cuánto te cobraron por rebajarte, actorcete? Si la respuesta es por convicción, la réplica predecible es que no valoran su trabajo. Pero no vayan a decir que recibieron un sueldo, porque les dicen vendidos. Veamos tres casos:

Hace unas semanas, el presidente mencionó a Benito Bodoque, entrañable personaje de la caricatura Don Gato y su pandilla, al cierre de una conferencia mañanera. Más allá que las redes sociales cayeron con el distractor durante el resto del día como acostumbran, se trató de un homenaje al actor Jorge Arvizu, conocido como “el Tata”, quien fue un muy activo promotor de Morena en sus inicios, e hizo el doblaje de ese y muchos otros personajes. Muestra de ello el spot de arriba, donde impostó la voz de Benito y Cucho.

En 2015, el PES 1.0 recurrió a Héctor Suárez para su campaña inicial. El actor fue un activo promotor de ese partido, protagonizando numerosos spot, donde incluso representó a algunos de sus personajes más emblemáticos, aunque me quedé esperando que hiciera uno con Doña Soyla. Para muchos, la participación del actor fue determinante para que el partido conservara el registro.

El PVEM suele contratar a actores famosos para reforzar sus mensajes. En este ejemplo de 2015, comprobaremos que, no importa cuán famosa sea una artista, siempre buscará espacios de silencio y reflexión para enterarse de los asuntos públicos, a manos de sabios palamentarios que les hablarán de las mejores propuestas para el país.

La farándula al poder

De entre muchos spot de candidatos fallidos, destaca un caso exitoso: Cuauhtémoc Blanco, quien no solo llegó a ser edil de Cuernavaca, sino también gobernador de Morelos. Pero detrás de cámaras, la política tomó un a personaje que destilaba autenticidad, domesticándolo como un símbolo para consumo de otros liderazgos. Acompáñenme a ver esta triste historia:

En este comercial de un famoso refresco, Cuauhtémoc Blanco se muestra como lo que llegó a ser: un personaje se había vuelto una marca personal poderosa. Tan era así que podía modificar el nombre de la bebida. Ese potencial lo vio el Partido Social Demócrata de Morelos, quien lo nombró candidato en 2015.

Los spot de la campaña son francamente convencionales. En este caso, el futbolista se redujo a hacer un Rocky Balboa. Quizás para el partido y el candidato se trataba de ganar el 3% para sobrevivir, pero no contaban con el hartazgo de Cuernavaca hacia los políticos “de siempre”.

En esos meses de campaña, un hoy famoso youtuber estaba haciéndose brecha: Callo de Hacha, con un spot satírico tan bueno, que el propio Blanco debió haberlo contratado. ¿Por qué? Su narrativa de contraste es excelente, contrastando a un ciudadano común con un hincha, ayudándonos a entender que, aunque no seamos el público al que se dirigen los candidatos de la farándula, hay quienes piensan con de forma no muy distinta. Dado que hay expresiones y tomas no aptas para todo público, se recomienda discreción.

Una vez ganado el ayuntamiento, Blanco se peleó con el PSD. Lo acogió el PES 1.0 y, como parte de los arreglos del partido con Morena, fue candidato al gobierno de Morelos en 2018. Aunque conocemos el desenlace, en este spot vemos cómo el hoy presidente se lo come enterito: reconoce la trayectoria del ex futbolista, tan solo para llevar el discurso a la cancha del beisbol y hablar de su proyecto. Fue otro símbolo más que se apropió López Obrador en su paso a la presidencia.

¿Cuauhtémoc Blanco para presidente en 2024? Antes de adelantar vísperas, veamos qué queda de su figura en dos años…

Farándula y absurdo

Por décadas, nominar candidatos no era un acto de oportunismo o desesperación políticos, sino parte de los usos y costumbres de un otrora partido hegemónico. Artistas como Julio Alemán, Venus Rey, Silvia Pinal o María Elena Marqués llegaron al Congreso gracias a su actividad gremial, como parte del pacto corporativista del PRI. El último caso notorio fue la actriz Carmen Salinas, en 2015.

Tanta atención recibió su nominación, que la entonces oposición se vació en críticas y memes, a pesar que era candidata por la vía de representación proporcional. Incluso llegaron a tirar un comercial de una marca de galletas, por considerarlo un acto anticipado de campaña. Ríanse, pero esas mismas personas hoy aplaudirían una campaña similar si involucrara a alguien afín.

Pero bueno… vámonos de party por el día de hoy.

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