La táctica del miedo (scary-tactics)
Slap cada día
La táctica del miedo (scary-tactics)
Foto: Gobierno de México.

Ayer que abrí el New York Times en la noche, vi una noticia que me dejo muy afectada, sobre un hospital en Los Ángeles, el Martin Luther King Jr, donde unos periodistas pasaron una semana observando la desigualdad que se vive en California – y como se están muriendo de covid – los Latinos y los Afro-Americanos; incluso cuatro veces más rápido que la gente con recursos.

La noticia no me sorprende para nada, así es la desigualdad en todos lados, nuestro país da lecciones de ello; pero las imágenes que acompañaban la nota, son muy tristes, no me las pude quitar de la mente por un buen rato.

Me dio miedo, soy muy miedosa y admito que aunque no lo parezca, aún le sigo temiendo al coronavirus.

Cuando a mi me dio covid en diciembre, pase cinco días (de 14 encerrada) infernales, y en esos días recordé la época cuando me tocó trabajar con el NYC Health Department. Yo era (sigo siendo) publicista, y para dejar claro que tipo de cliente era, basta recordar la campaña de anti-smoking que pusieron por toda la ciudad de Nueva York, eran anuncios tan gráficos y brutales, que cada viaje en Metro me tenía que tapar los ojos, para no ver esas mujeres sin dedos, hombres con garganta perforada y fetos muertos.

No se tocaron el corazón para dejarle saber a toda la ciudad y sus fumadores, lo que podía causar el tabaquismo.

A mi agencia le asignaron la campaña para acabar con la ingesta de bebidas azucaradas que provocan obesidad. Me acuerdo que nos rechazaron todas las propuestas creativas y nos metieron un grito de “aquí nadie entiende nada, a menos que usemos scary tactics y nos recordaron el visual de las manos sin dedos.

Acabamos con pósters en el Metro (también) y eran muy desagradables. De cada botella de Minute Maid de naranja (o similares), salía una sustancia de grasa asquerosa y llenaba un vaso, implicando todo el FAT que estabas consumiendo.
Pero la campaña logró su cometido. La venta de bebidas azucaradas en Nueva York bajó, mucha gente comprendió que si sus hijos estaban obesos, había que parar de darles refresco.

Esta gente del Departamento de Salud lo tenía muy claro: la gente cuando se asusta, entiende mucho mejor que con dibujitos, anuncios discretos (o dichos dicharacheros). Y no se qué dirían de escuchar a nuestro presidente, que lleva un año diciendo que somos un pueblo responsable, que vamos a cuidarnos del covid solitos, sin necesidad de órdenes gubernamentales, ni mandatos.

Corte a las fiestas en la colonia Ecatepec, en la Cuauhtémoc, en Coyoacán, en Cuajimalpa y en muchas más, con las reuniones multitudinarias y clandestinas, que salen todo el día en las noticias. Nadie entiende nada, ni van a entender solos, somos muchos, y un alto porcentaje, ni siquiera lee las noticias.

Te recomendamos: De locas y locura

Es una vergüenza escuchar a AMLO, me da una hueva su lentitud durante cada discurso, sus dichos de abuela suenan a una mezcla de ignorancia, con un retroceso criminal.

Duelen sus palabras, y duelen más porque la gente si se está muriendo y nadie está usando el mendigo tapabocas.

Al corte del lunes 8 de febrero, México acumuló 166 mil 731 muertes por el coronavirus SARS-CoV-2, lo cual lo coloca como el tercer país a nivel mundial con mayor número de decesos derivados de la enfermedad (Estados Unidos y Brasil ocupan el primer y segundo lugar, respectivamente)*

“Salí adelante, aquí estamos para seguir luchando”, así comenzó AMLO su conferencia matutina de este lunes 8 de febrero, su primer acto público desde que anunció que contrajo el virus. Y encima decidió no utilizar un cubrebocas en su reaparición, pues sigue insistiendo en que su uso debe ser voluntario.

Y no quería decirlo, pero ya hubiera estado bueno que se sacara un susto el presidente, “un sustito” como dicen por ahí, un mal-covid, uno de esos que lo hubieran hecho cambiar de opinión con respecto a sus tácticas.

Pero no, aquí anda de vuelta, vivito y coleando, y sin tapabocas.

Un susto para todos los demás, tampoco estaría mal: unas fotos de los hospitales y las morgues colocadas en las rejas de Chapultepec, a ver si así nos asustamos.

Porque ayer se extendieron horarios para la sobremesa, y abrieron centros comerciales, así que agárrense bien, que todavía nos falta.

*Listado elaborado por la Universidad Johns Hopkins.

Síguenos en

Google News
Flipboard