Ni modo: México en sentido contrario
Ángel Guardián
Ni modo: México en sentido contrario
Foto: Sam Jotham Sutharson/Unsplash.com

Ya no es siquiera un cliché decir que hay un regresismo en México con lo que sucedió con la reforma energética que los legisladores de Morena aprobaron para el beneplácito del patrón de la 4T.

Mientras desde Palacio Nacional se tilda de traidores y entreguistas a quienes piensan que las nuevas medidas para generar y distribuir electricidad son un atavismo peligroso, en el mundo se preparan gobiernos, empresas y organizaciones a dar el siguiente paso en materia energética.

Acá no. En vez de progreso, el establishment autodenominado de izquierda le apuesta al retroceso, yendo en contra de los avances y desarrollos comprobados y a favor de procesos obsoletos. Como dice el físico español Julio Moreno: quienes practican el regresismo muestran una alegría por el mal y el sufrimiento ajena “llegan a saborearlo y disfrutarlo. Su postura es dura y rígida con el prójimo. Por ello, es frecuente que los regresistas sean personas con un pequeño o gran fondo de maldad”.

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Mucho de ello lo vemos cada mañana en las conferencias del presidente Andrés Manuel López Obrador. Ya se regodea con la manera en que los legisladores (supuestamente autónomos) le aprueban al pie de la letra; ya se atusa los bigotes tildando de “traidores a la patria” a los abogados que, sin ser hermanitas de la caridad, toman la defensa de empresas y organismos, como en cualquier lugar donde campea el Estado de derecho; y, en general, saborea y disfruta con sus ataques a los molinos de viento conservadores que se le atraviesan.

Sobre este mismo tema (ya sé, ‘regresismo’ es una palabra que no existe… pero debiera), recuerdo las posturas que asumió el gran escritor británico de origen indio Salmán Rushdie. El autor de Los versos satánicos, desilusionado de los que tomaron banderas progresistas para lucrar con ello (o para mostrar sus brutales ineficiencias) se refirió a esta caterva como izquierda regresista. La izquierda, dice, se ha convertido en algo tan pérfido como la derecha de antaño.

Ahora vemos desde acá cómo realmente vamos en sentido contrario a todo el mundo. Mientras la ONU (ese aparato global del que AMLO desconfía a pesar de pedir a algunas de sus dependencias, como la UNOPS que le ayude a vigilar licitaciones), pide una cancelación global de todos los proyectos de carbón, en México se promulgó una ley basada precisamente en ese insumo.

Todos los proyectos de carbón que se tienen en todo el mundo deben cancelarse para terminar con la “mortal adicción” al combustible fósil más contaminante, dijo recientemente António Guterres, el secretario general de la ONU.

Esto lo pronunció en una reunión de la Powering Past Coal Alliance (PCCA), una organización global de países, empresas y organizaciones de la que México es miembro), cuya misión es poner fin al uso del carbón como fuente de energía.

“Le pido a los gobiernos, empresas privadas y autoridades locales a que tomen tres pasos: cancelar todos los proyectos de carbón planeados a fin de terminar con la mortal adicción al carbón. Terminar el financiamiento internacional de las plantas de carbón. Y detonar un esfuerzo global para organizar una transición justa (para los trabajadores de la industria carbonífera), yendo planta por planta, de ser necesario”, dijo Guterres.

Mientras tanto en México… pues ya está el plan regresivo de la 4T. A darle al combustóleo, a ensuciar más, y a cancelar una opción de un futuro limpio. Lo bueno es que hay más tiempo que vida.

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